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“La IA permite potenciar la experiencia en un proceso más interactivo e interesante”

Cristóbal Eyzaguirre, primer chileno estudiando un doctorado en IA en la Universidad de Stanford, y el más joven de su clase, explicó cómo esta tecnología está transformando el panorama educativo global. 

“La incorporación de la permitirá que se diseñen planes de estudios adaptados a necesidades específicas para cada alumno, especialmente personas en situación de discapacidad, lo que abre puertas a muchas personas que no tenían oportunidades de estudiar al mismo nivel o reducir el tiempo en que los profesores destinan a actividades de bajo impacto por otras de alto impacto”.

Así lo planteó en Concepción el ingeniero en computación e informática Cristóbal Eyzaguirre, el único chileno que actualmente cursa el doctorado en inteligencia artificial () de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. 

Se trata de un programa líder en esta disciplina en el mundo, que publicó uno de los más importantes estudios en la materia y es foco de las compañías referencia del sector tecnológico para el reclutamiento de especialistas.

El camino de Eyzaguirre para llegar a la frontera del conocimiento partió con el diseño de dos herramientas de programación básica en su formación de pregrado: un horario personalizado y un videojuego.

El proyecto de un horario personalizado terminó siendo una plataforma con más de 3 mil , mientras que el trabajo para un videojuego le permitió realizar dos publicaciones científicas. Ambas experiencias fueron determinantes para posteriormente hacer una pasantía en Google y luego ser aceptado en el programa de doctorado de Stanford.

“En el contexto de la experiencia universitaria en IA, las lecciones que debemos sacar es permitirse investigar, tener tiempo de estar buscando nuevas ideas, y que pueden concretar en investigaciones que pueden ser leídas por millones de personas en el mundo, lo que abre muchas puertas”, comentó el ingeniero formado en la Universidad Católica. 

Para Eyzaguirre, si bien el auge de los nuevos desarrollos tiene beneficios y riesgos, “hay un claro impacto en mejorar el acceso y la calidad del aprendizaje, permitiendo a los docentes concentrarse en tareas de mayor complejidad y a que los estudiantes potencien su experiencia en un proceso más interactivo e interesante”.

El ingeniero dio inicio al año académico 2024 en la Universidad de Las Américas sede Concepción, donde dio la charla magistral “Inteligencia Artificial (IA) y experiencia universitaria”. Allí abordó cómo las tecnologías de frontera están modificando el panorama de la educación en el mundo y el que hay por explorar sus aplicaciones. Como referencia, solo en Google, la búsqueda de herramientas educacionales basadas en inteligencia artificial supera los seis millones de resultados. 

PENSAMIENTO CRITICO

La secretaria Regional Ministerial de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación la macrozona centro-sur (que abarca las regiones de O'Higgins, Maule, y Biobío), Sofía Valenzuela, señaló que existe más del 50% de los estudiantes utilizando esta herramienta según diversos estudios, lo cual plantea interrogantes importantes sobre cómo se debería enseñar y qué aspectos del aprendizaje deberían evaluar en la actualidad. 

“Si antiguamente era conocimiento, hoy en día vamos a tener que ir apuntando más a recuperar el pensamiento crítico y otras habilidades porque hay que asumir que la inteligencia artificial está presente, nos puede ayudar a enseñar y también a aprender, pero estamos en un proceso de transición en el cual vamos a tener que reevaluar nuestro modelo de educación y de enseñanza”, afirmó la seremi.

A su vez, la vicerrectora de la Sede Concepción de UDLA, Paz Hormazábal, agregó que la IA puede ser una valiosa herramienta para la educación, automatizando tareas complejas y permitiendo a los profesionales desarrollar habilidades adaptativas. “Sin embargo, queda por determinar hasta dónde llegará este avance y qué implicaciones tendrá para nosotros. Aunque las máquinas pueden pensar y realizar muchas funciones de manera autónoma, nuestras emociones y sentimientos siguen siendo exclusivamente humanos”, cerró.