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¿Lloran las mujeres?

  • Tatiana Camps,  Speaker, consultora y autora del libro “Liderar desde lo femenino”. 

 

Dos mujeres se tomaron las RRSS y las conversaciones de los chats de amigas las  últimas semanas. Mientras una gritó a los cuatro vientos que “las mujeres ya no lloran”,la segunda declaró calmadamente que renuncia porque no le queda energía, invitándonos a reflexionar.

Shakira rompió récords en el negocio de la música con su último lanzamiento, la canción en español se transformó en la más escuchada en sus primeras 24 horas en Spotify y Youtube. No pretendo dar una explicación de este fenómeno, aunque no necesito ser una experta para decir que no fue por su calidad musical y, este, es uno de los pocos puntos en el que las muchas opiniones coinciden. 

Dos mensajes de la canción de Shakira me resultan relevantes porque rompen esquemas. Por un lado saca la voz y con fuerza acusa la traición y declara superioridad. Toda una osadía en una cultura que ha enseñado a las mujeres a ser recatadas, discretas y modestas, a hablar despacito o simplemente a quedarnos calladas. Las críticas se han orientado a la exposición que esto significa para los hijos y que es su deber de madre protegerlos. Bueno, yo no estoy aquí para decirle a nadie cómo ser madre, mucho menos a Shakira; pero sí he leído a muchas mujeres agradecerles el abrir el espacio para sacar la voz.

Pero sin duda la frase que más llamó mi atención fue “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”. Vivimos en una cultura que cree en la racionalidad, en la posibilidad de dejar fuera las emociones en nuestro pensar. Históricamente, la conexión que tenemos las mujeres con nuestras emociones se ha considerado una desventaja, el llanto se asocia con debilidad o inestabilidad emocional. Por lo tanto está absolutamente prohibido llorar en el trabajo. Afortunadamente la neuro-ciencia nos ha mostrado una nueva perspectiva del ser humano y de la mente en donde es vital el vínculo emoción-percepción-lenguaje-inteligencia. Esto significa por una parte, que las emociones no son exclusividad de las mujeres, todos los seres humanos nos emocionamos por igual. El Doctor Maturana planteaba que todos los seres vivos emocionan, incluidos los organismos unicelulares. El que golpea la mesa y grita dando una orden está emocionando lo mismo que la persona que llora.

Otra cuestión importante respecto a la nueva perspectiva de las emociones que ha abierto la neurociencia, es que todos nuestros pensamientos tienen un fundamento emocional y que en los casos que, por alteraciones o daños, la emoción no toma parte de la toma de decisiones, esas decisiones son menos inteligentes. Entonces, la frase de Shakira viene a reforzar la idea tradicional de relacionar llanto con debilidad, justo cuando empezamos a avanzar en la línea de entender el llanto como flexibilidad, capacidad de conectar con la vulnerabilidad y la resiliencia.

Lo pudimos ver en Jacinda Ardern quien anunció su renuncia porque “ya no tengo suficiente (gasolina) en el tanque». “Soy humana, los políticos somos humanos”, nos recordó. Ella ha roto con todos los estereotipos tradicionales del ejercicio del poder y lo vuelve a hacer al renunciar de esta manera. Mientras otros políticos no han dejado sus cargos ni por escándalos sexuales o económicos, Jacinda lo hace reconociendo que no tiene la energía suficiente para el ejercicio del cargo de manera responsable. Jacinda no llora, pero expone su vulnerabilidad y reconocemos fortaleza en su renuncia, la recordaremos como ella lo desea: 

«Espero dejar a los neozelandeses con la convicción de que se puede ser amable pero fuerte, empático pero decidido, optimista pero centrado… de que puedes ser tu propio tipo de líder, uno que sabe cuándo ha llegado el momento de irse».