Por Cristóbal Cifuentes, Magister Dirección y Gestión Tributaria , Universidad Adolfo Ibáñez , académico Derecho USS
Estos últimos días hemos presenciado cómo el Servicio de Impuestos Internos (SII) ha intensificado acciones que, aunque justificadas en ciertos casos, parecen arbitrarias en su ejecución. Ejemplos de esto son el bloqueo de claves de acceso, la reiteración de solicitudes para acreditar domicilios ya validados previamente y el constante recordatorio de actualización de datos, situación que ha sido denunciada por la Defensoría del Contribuyente. Estas prácticas no solo generan frustración, sino que también imponen una carga innecesaria sobre contribuyentes, asesores, contadores y abogados, cuestionando la eficacia y razonabilidad de las medidas adoptadas por la administración tributaria.
El SII promueve el eslogan de «Facilitando el Cumplimiento Tributario», sin embargo, las recientes acciones parecen contradecir este mensaje. Si bien es necesario que la entidad mantenga un control riguroso para evitar fraudes y asegurar el cumplimiento de las obligaciones tributarias, ¿hasta qué punto estas medidas son justificables? ¿Estamos frente a un fortalecimiento del control tributario o simplemente ante trabas que entorpecen el desarrollo empresarial?
Las quejas sobre la falta de coherencia en los procedimientos son generalizadas. Por ejemplo, mientras algunas unidades del SII permiten la acreditación de domicilios de manera remota, otras exigen la presencia del representante legal en las oficinas, sin posibilidad de representación. Estas inconsistencias no solo generan confusión, sino que también añaden una capa de complejidad innecesaria al proceso.
Lo más preocupante es el impacto desproporcionado que estas medidas tienen sobre las micro y pequeñas empresas. Estos negocios, que ya enfrentan desafíos significativos para mantenerse a flote, se ven obligados a destinar tiempo y recursos valiosos para cumplir con trámites burocráticos que muchas veces resultan ser repetitivos e innecesarios. Para un microempresario, cada hora perdida en resolver un problema administrativo es una hora que no puede dedicar a su negocio, lo que se traduce en una afectación directa a su productividad y sostenibilidad, con repercusiones en la economía del país.
El bloqueo de claves, una práctica conocida desde hace años, ha tomado nuevas formas en la era digital. Para algunos, esto no es nada nuevo; sin embargo, la magnitud y la frecuencia con que se están aplicando estas medidas en la actualidad son alarmantes. Es imperativo que se evalúe la pertinencia y efectividad de estas acciones, considerando que en muchos casos afectan desproporcionadamente a microempresarios, quienes ya enfrentan desafíos significativos para mantener sus negocios en funcionamiento.
En conclusión, es momento de reflexionar sobre el actuar del SII y abogar por un sistema tributario más eficiente y justo. Las medidas de control son necesarias, pero no deben convertirse en obstáculos que asfixien a quienes intentan cumplir con sus obligaciones. La comunidad empresarial y todos los interesados en la equidad fiscal deben alzar la voz y promover mejoras que aseguren un balance adecuado entre control y facilitación, especialmente para los pequeños y microempresarios, quienes representan una parte vital de nuestra economía y no pueden permitirse ser víctimas de la ineficiencia burocrática.
