Por Rodrigo Olguín, gerente de Forestal Foresol.
En medio de la actual crisis del sector forestal chileno, las pequeñas y medianas empresas (pymes) forestales y madereras nos encontramos en una situación crítica. Somos los más afectados por esta situación que amenaza con volverse irreversible si no se toman medidas hoy y de largo plazo. Es crucial que el Estado de Chile vuelva a reconocer nuestra importancia y nos brinde el apoyo necesario para revitalizar nuestra industria, vital para las economías regionales y comunales del sur del país.
El impacto directo en miles de empleos perdidos y la disminución de nuestras exportaciones son señales claras de la profundidad del problema. En regiones como Ñuble y Biobío, hemos visto el cierre de más de 100 aserraderos pymes y muchas empresas contratistas en quiebra, lo cual refleja la grave crisis que enfrentamos.
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos es el tema de los incendios forestales. Necesitamos una legislación robusta que no solo nos proteja ante estos desastres, muchos de ellos intencionales, sino que también nos brinde un respaldo financiero efectivo para volver a plantar los terrenos afectados por los incendios. Volver a plantar implica costos elevados que van desde cortar el bosque que había, con costos muy altos y que muchas veces no tiene valor comercial, preparación del suelo, hasta la compra de las plantas y el proceso de plantación propiamente tal; una carga financiera que muchas pymes no podemos afrontar solas. Los ingresos por este nuevo bosque los tendremos en 14 o 24 años más, dependiendo de la especie.
Además, la seguridad se ha convertido en una preocupación constante. Nos enfrentamos a la usurpación de tierras y robo de madera, lo cual significa pérdidas significativas para nuestras operaciones. La falta de acceso seguro a nuestras áreas de trabajo no solo impacta nuestra capacidad productiva, sino que también pone en riesgo a nuestras empresas, muchas de ellas con historias familiares de varias generaciones, que ya han visto quemadas sus maquinarias y esperanzas.
La recuperación de nuestro sector no es solo una necesidad económica, sino también un compromiso con el desarrollo de las regiones y comunas y la sostenibilidad ambiental de nuestro país. Es hora de que el Estado tome medidas concretas y efectivas para asegurar nuestro futuro y el de las próximas generaciones que dependen de nuestras actividades para su sustento.
Es momento de que las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas alcemos la voz. Es esencial que seamos escuchadas, apoyadas y reconocidas en este momento crítico.