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Nuevo pacto tributario: ¿estructural o sólo cosmético?

  • Tras el rechazo de la Reforma se hace necesario un nuevo acuerdo, la discusión recién comienza con la primera cumbre empresarial en La Moneda.

 

Tras el rechazo de la Reforma Tributaria se abre la oportunidad de nuevas fórmulas. Nuevo pacto tributario se ha escuchado en la discusión pública. 

Pues bien, ese camino ya comenzó con la reciente reunión del empresariado con el Presidente, Gabriel Boric.

Y fueron puntuales, tanto al inicio como a la hora de término, los asistentes a lo que fue la  primera cumbre empresarial del año en La Moneda, cita que si bien estaba agendada con anterioridad al rechazo de la reforma tributaria en la Cámara de Diputados, terminó siendo dominada por el nuevo escenario impositivo y el llamado del Gobierno al empresariado para consensuar un nuevo “pacto fiscal”.

Para el abogado socio de Moraga & CIA, y académico de la UAI, Álvaro Moraga, es una buena señal comenzar por aquello que faltó: “diálogo real para construir un acuerdo entre todos los actores, y no imponer un diálogo sobre un proyecto que solo contenía una visión de la tributación y el crecimiento”.

 

MIRADA DE LARGO PLAZO

En la misma línea se mostró la socia de Auditoría e de Cabello Abogados Tributarios, Pilar Cabello, quien sostuvo que “dialogar es clave para lograr un buen pacto fiscal que debe recoger amplios consensos y acuerdos con una mirada no sesgada sino más bien equilibrada, pensando en el crecimiento del país a fuerza de todos de una manera equitativa pero no confiscatoria.

Para eso, es preciso generar un sistema tributario que tenga una mirada de largo plazo, ya que los innumerables cambios en los últimos años han generado inestabilidad, estimó, además de poco entendimiento lo que dificulta la toma de decisiones. 

“Las y las personas necesitan certezas”, enfatizó.

Cabe recordar que en representación del empresariado de la Región del Biobío, el presidente de la Biobío, Álvaro Ananías, expresó que hay diversos aspectos económicos que deben ser considerados en una próxima propuesta acorde a los tiempos que enfrenta el país, dijo. 

“Por ejemplo la informalidad, mejorar la calidad del empleo, la inversión pública, y la inversión en regiones y, en definitiva, entender que justamente es el desarrollo económico el que va a mejorar la calidad de vida de las personas. La reforma como estaba presentada no se hacía cargo de estos desafíos y sólo estaba enfocada en generar una mayor recaudación”.

 

Transparencia hacia la ciudadanía

Para tener un pacto tributario, es necesario que este sea con transparencia a la ciudadanía, es decir, que las personas conozcan en qué se usarán los recursos que se buscan recaudar y de qué manera el alza de impuestos impactará en su vida, estimó el abogado y académico de la USS, Cristóbal Cifuentes.

“También es clave que la clase política revise el gasto público, ya que 4,5% del se destina a programas con evaluaciones deficientes, lo que equivale a US$ 14.121 millones, más de lo que pretendía recaudar la reforma tributaria rechazada”.

Cifuentes agregó que se requiere una modernización del Estado, ya que según la encuesta de satisfacción con los servicios públicos año 2022, un 54% se siente satisfecho con la atención realizada por los organismos públicos. 

“Por lo demás, por cada $1 que se entrega en subsidios y transferencias, se gastan $0,56 en burocracia, lo que parece elevado y poco eficiente”, advirtió el profesor de Derecho. 

 

Necesidad de un compromiso estructural

“Necesitamos un compromiso masivo, estructural, para hacernos cargo del país entre todos. Pedirle o tratar de obligar a un grupo pequeño de gente a hacerlo no es una solución sostenible”, puntualizó el economista de la UdeC, Claudio Parés, quien lamentó que sea difícil establecer bases para un acuerdo tributario debido a que las diferencias son grandes. Mientras el Estado necesita consolidar un mayor nivel de recaudación, dijo, gran parte de lo que se paga efectivamente como tributo proviene de los impuestos indirectos (IVA) y no de los directos (Global Complementario). 

Eso contribuye, añadió Parés, a que la gente que gasta todo su ingreso en consumo pague alrededor de un 16% de esos ingresos al fisco, mientras quienes tienen capacidad de ahorro paguen una proporción menor en impuesto a la renta.  Este ejemplo revela que existe un problema en la relación entre impuestos directos e indirectos. Debería haber un IVA más bajo e impuestos a la renta más altos, enfatizó el economista de la UdeC, Claudio Parés. 

 “Este análisis es social y políticamente tabú. Nadie que tenga aspiraciones políticas intentará empujar un plan de este tipo (reducir el IVA y aumentar el impuesto a la renta, y todos sabemos que no hay ni habrá consenso político para algo así. Entonces, tratamos de buscar acomodos a través de impuestos al patrimonio, impuestos a las empresas o limitando exenciones, pero eso afecta mucho a muy pocos, que harán (y hacen) todo lo posible para evitar los cambios”.