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Se proyecta crecimiento negativo para el próximo año de entre 1% a 2% negativo.
“De acuerdo con la información preliminar, el Imacec de octubre de 2022 cayó 1,2% en comparación con igual mes del año anterior. La serie desestacionalizada aumentó 0,5% respecto del mes precedente y cayó 0,8% en doce meses. El mes registró un día hábil menos que octubre de 2021. Este resultado fue explicado por la caída del comercio y, en menor medida, por la industria manufacturera (Gráfico 2). En tanto, el crecimiento del indicador en términos desestacionalizados fue determinado por el desempeño de la minería. El Imacec no minero presentó un una disminución de 1,8% en doce meses, mientras que en términos desestacionalizados, cayó 0,4% respecto del mes anterior”.
Fue lo que informó el Banco Central respecto al indicador de actividad económica del mes de octubre, que ratifica la desaceleración que ha marcado gran parte del año marcado por una alta inflación gatillada por factores externos e internos.
Para el economista de la UdeC, Claudio Parés, efectivamente el Imacec de octubre viene a confirmar la desaceleración de la actividad que se preveía desde inicios de año. Si bien durante 2021 hubo un fuerte impulso asociado a un mayor gasto fiscal y privado, comentó, se sabía que el aparato productivo nacional estaba a tope. Muestra de esto es el gran déficit de cuenta corriente que mantiene Chile y la exagerada alza en la inflación que sufren las personas.
“Era esperable, e incluso necesario, que la actividad comenzara a caer. En parte debido al sobrecalentamiento propio de la actividad, en parte debido a las políticas contractivas que se han comenzado a aplicar. Por un lado tenemos que el alza de tasas del Banco Central ha comenzado a surtir efecto y por el otro, tenemos al gobierno ralentizando lo que puede el gasto fiscal. La duda y el desafío, entonces, no está en si el próximo año será bueno o malo. Sabemos que será malo. La duda queda en torno a qué tan malo y qué tan suave será el aterrizaje a ese nuevo escenario. Esperemos que no sea grave y que lleguemos allí sea suavemente”.
Impacto en el mercado laboral
Como era de esperar, el empleo suele ser una variable que tiende a responder más tardíamente a las variaciones de demanda y oferta agregada.
En este sentido, el economista del observatorio de Corbiobio, Ariel Yévenes, sostuvo que “vemos caída del ritmo de crecimiento que, aún siendo menor a lo esperado, ya genera ciertos impactos sobre el empleo que, ya comienza a estancarse en lo que a generación de nuevos puestos se refiere y además se empieza a sostener sobre la generación de actividades informales, con empleo de menor calidad y bajos salarios”.
El gran desafío para los meses y año que viene, estimó Yévenes, es reimpulsar la generación de nuevos puestos de trabajo, para lo cual es condición esencial la recuperación de la inversión privada, como vía sostenible para generar empleos de calidad.
A estos desafíos, el académico de Programas Advance de Ingeniería USS, Marcelo Gutiérrez, dijo que la reactivación económica es clave para los períodos siguientes, tanto en lo respectivo a economía doméstica como a nivel macroeconómico, ya que con ello se podría asegurar un aumento en la actividad comercial de nuestra economía.
“En este marco, se recomienda consolidar los servicios, aumentar la empleabilidad y disminuir los niveles inflacionarios, Con ello aseguraremos una estabilización de los precios de intercambio, y con ello potenciar el consumo, que es pilar de nuestra economía interna”.
En tanto, el académico de la Facea Ucsc, este Imacec da a entender que, efectivamente, la recesión marcará el 2023 con un crecimiento negativo de entre 1% a 2%.
“Uno espera que el próximo mes el comercio, que ha estado a la baja, se recupere desestacionalizado, como ocurre normalmente entre noviembre y diciembre, aunque igualmente, irá a la baja en la comparación interanual