El presidente de la Corma, Juan José Ugarte advierte que esta es una crisis que afecta a un extenso territorio del país que legítimamente ha fundado su desarrollo en la industria forestal, generando trabajo, aportando recursos a los gobiernos regionales y locales.
Una crisis estructural vive hoy el sector forestal chileno. El cierre de tres plantas industriales, la quiebra de 20 empresas contratistas, la pérdida de unas 35 mil hectáreas de plantaciones al año, entre otras causas, mantiene en la incertidumbre el futuro del principal rubro productivo en las regiones del Maule a Los Ríos, donde radica la base de la actividad en el país.
Esta no es una conclusión antojadiza que se expresa sólo en opiniones, dice Juan José Ugarte, presidente de la Corporación Chilena de la Madera (Corma), sino que se funda en datos de fuentes oficiales, como Infor, Conaf, el Banco Central, por lo tanto, cualquiera puede hacer una pesquisa de lo que se está señalando como indicadores de esta crisis.
Uno de los datos concretos es la pérdida de cerca de 30 mil empleos directos en los últimos 10 años, sin mencionar la afectación de la cadena productiva, señala Ugarte y precisa que estos 30 mil empleos perdidos son los que ha reportado el Instituto Forestal (Infor), entidad dependiente del Ministerio de Agricultura.
Es información está a la vista al igual que la disminución dramática del sector forestal como aporte al Producto Interno Bruto (PIB).
Aquí explica que en 2018 el sector participaba con el 2,1% del PIB nacional, participación que cayó al 1,6% en cuatro años lo que, a su juicio, marca el declive que ha tenido el sector forestal afectando al empleo, al mundo pyme, al desarrollo y a la economía de las regiones.
“Esto significa, además, el retroceso en sus planes de desarrollo, aumentos del desempleo, menos actividad productiva en general, frustrando muchas expectativas legítimamente fundadas en la actividad forestal como una actividad ancla en estas regiones”, agrega el dirigente gremial.
Esto tiene un correlato con la disminución de la superficie de plantaciones que, en este periodo de 10 años, se contrajo en 350 mil hectáreas lo que, de nuevo, repercute en el tamaño de la economía del sector, en el empleo y en las capacidades de aportar al desarrollo de cada una de las regiones, señala.
INSEGURIDAD Y FORESTACIÓN
Según la Corma, las causas que subyacen a esta crisis son dos: la primera tiene que ver con materias de seguridad y la segunda con la ausencia de políticas de fomento dirigidas a los pequeños y medianos propietarios forestales.
Con relación a la primera, Ugarte recuerda que el propio ministro de Agricultura señaló que el año pasado sobre el 60% de los incendios de la macrozona habían sido intencionales y detalla que esta última década se ha quemado un tercio del patrimonio de plantaciones que tiene el país.
“A esta industria se la ha afectado de esa manera un tercio de las plantaciones de materia prima por incendios, sumemos 102 mil hectáreas usurpadas, la violencia ejercida contra trabajadores y el robo de madera que, si bien ha disminuido de manera importante, en el periodo anterior a la ley (2021-2023) representó 167 mil millones de pesos”, hizo ver.
En cuanto a la ausencia de políticas de fomento para los pequeños y medianos propietarios forestales, señaló que para un pequeño propietario de bosque, si se le quema la plantación no queda con ningún recurso para volver a plantar, sin acceso a crédito.
“Esta crisis social de proporciones que afecta a un extenso territorio del país que legítimamente ha fundado su desarrollo en la industria forestal, generando trabajo aportando recursos a los gobiernos regionales y locales y se está viendo frustrado por la inseguridad y por la ausencia de políticas de fomento para recuperar la fuerza forestal de Chile”.
PLANTACIONES ESTANCADAS
El presidente de Corma va más allá y advierte que el que no exista una ley de fomento para los pequeños y medianos propietarios ha significado una disminución del 99% de la tasa de forestación, es decir, prácticamente no existe, y la reforestación, que es volver a plantar donde antes había bosque, retrocedió 27%.
Chile, dice, se ha planteado la meta de tener 20 mil hectáreas de nuevos bosques por año para absorber el carbono emitido y llegar a ser carbono neutral al 2050, “pero estamos retrocediendo en 35 mil hectáreas. La brecha anual que tenemos es de 55 mil hectáreas/año (20 mil de recuperación y 35 mil para cumplir con las metas), generar valores ambientales, sociales y económicos que signifiquen oportunidades de trabajo y desarrollo productivo para las regiones”.
Precisa que la tasa de crecimiento del bosque era de unas 70 mil ha. de nuevo bosque en 2005 y la última cifra, del 2022, son 780. “O sea, estamos forestando el 1,0% de la capacidad que tenemos. La tasa histórica de reforestación promedio de la última década son de 90 mil hectáreas y estamos reforestando hoy 60 mil”.
Paradojalmente, afirma Ugarte, “nos vienen a buscar de Brasil, Uruguay, Paraguay, Argentina y de Colombia para exportar las capacidades, el modelo, la ingeniería forestal chilena para cumplir en estos países las metas de carbono neutralidad y generar esta nueva línea de productos en madera y fibra, mientras en Chile nos estamos encogiendo de manera dolorosa”.
LA SOLUCIÓN/ES
Para el presidente del principal gremio forestal del país la vía de solución pasa por una Ley de Incendios que efectivamente los proteja, disminuir su afectación como se disminuyó con el robo de madera, contener los hechos de violencia como se está haciendo hoy día en la macrozona sur, recuperar terrenos usurpados, seguir adelante con la agenda de seguridad e implementarla de manera efectiva.
“Pero todo lo anterior es como una base, porque lo más importante es tener una ley de fomento forestal que es parte de los compromisos del actual gobierno, como una herramienta imprescindible para recuperar la dinámica y tener impactos positivos en las regiones en las cuáles se opera”, indica.
El sector forestal a través de sus distintas organizaciones gremiales y el colegio de ingenieros forestales ha presentado propuestas al Ministerio de Agricultura y a la Comisión de Agricultura de la Cámara y del Senado, haciendo ver lo critico de la situación y la afectación que esto está produciendo, pero la iniciativa depende del Ejecutivo, implica un compromiso directo del Presidente de la República para poder generar una política que se traduzca en un incentivo real para que el pequeño y mediano propietario pueda recuperar su bosque y esta masa de bosque pueda incrementarse para Chile.
Juan José Ugarte, afirma que han coincidido con la autoridad de que sin bosques Chile no tiene futuro, porque se están restando capacidades productivas, se están afectando los tejidos sociales que se han construido por décadas y se está desarticulando toda la base Pyme; proveedores pequeñas industrias, contratistas que traccionan de manera muy importante el empleo en comunas rurales y todo eso se está desarmando.
La ley de Fomento Forestal, iniciativa de gobiernos anteriores, llegó a estar aprobada en la Cámara de Diputados, pero aun duerme en el Senado. “Esta iniciativa podría servir de base para retomar este impulso. Si o sí debemos avanzar en aquello, con sentido de urgencia. Hoy estamos todavía en condiciones de generar una agenda de largo plazo de recuperación, mañana…es pura incertidumbre”, advierte el presidente de la Corma.
UNA PENDIENTE VERTIGINOSA
Este es un proceso de degradación que viene de los últimos 10 años pero que se ha ido acelerando y como se ha visto en otros sectores, una degradación que puede entrar en una pendiente vertiginosa.
“Creemos que estamos cerca de ese límite y, por lo tanto, tenemos como país que hacerle frente a este desafío de cubrir de bosques Chile que se inició hace 120 años y es hoy día una tarea inconclusa y que está en una fase regresiva, estamos volviendo a dejar terrenos descubiertos en proceso de erosión que produce pobreza y migración”, sostiene.
En la zona centro sur, hay un millón de hectáreas de suelo de aptitud forestal, es decir, que no son aptos para cultivos, por el espesor de los suelos, el acceso al agua y en proceso de erosión porque no tienen cobertura vegetacional.
“La base forestal de Chile tiene 24 mil propietarios en plantaciones y 90 mil en bosque nativo que no solo tiene que mantenerse, sino verse fortalecida. No hay ningún sector económico que tenga un elevado nivel de concentración que pueda ser sustentable en el largo plazo, por eso todos estos esfuerzos están orientados a fortalecer al pequeño propietario forestal, al productor de mediana escala, a la planta industrial pequeña que es la que tiene esa raíz social en comunas forestales”, concluye Juan José Ugarte.