Por Atilana Piñon, co fundadora y co-CEO de Retorna.
Por cada remesa que un inmigrante envía a su país de origen, se genera una fuente de ingresos para millones de hogares que ayuda a reducir la pobreza y aumentar los niveles de vida. Las remesas permiten a las personas acceder a una mejor educación, salud y vivienda, lo que a su vez promueve el desarrollo humano. A nivel macroeconómico, contribuyen a la estabilidad financiera de los gobiernos al fomentar el consumo, el ahorro y la inversión. Esto estimula el crecimiento económico local. De acuerdo al Banco Mundial, se estima que las remesas a América Latina y el Caribe aumentaron un 9,3% en 2022 debido al crecimiento del número de migrantes. A su vez, las remesas recibidas contribuyeron a flujos sólidos en México y América Central.
Pese a estos enormes beneficios, muchos migrantes se enfrentan a dificultades como el alto costo de las comisiones, riesgos de fraude o lentitud en los mecanismos de envío y recepción. Por eso, para fortalecer las transferencias de dinero transnacionales, el Banco Mundial subraya la necesidad de reducir los costos de envío (que promediaron un 6.4% en 2023) y optimizar la recopilación de datos. Esto es crucial para respaldar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Cuando decimos que las remesas se han convertido en un pilar fundamental para los países de economías emergentes, nos referimos al logro de estos objetivos globales interconectados. Están diseñados para dar forma a un futuro mejor y más sostenible para todos como parte de la Agenda 2030.
Los principales ODS impactados por las remesas incluyen (1) Fin de la pobreza, (2) Hambre cero, (4) Educación de calidad y (10) Reducción de las desigualdades. Las remesas enviadas a países de bajos y medianos ingresos representan una porción significativa del PIB, superando en algunos casos las inversiones extranjeras directas. A modo de ejemplo, un reporte del Banco Mundial estima que, como porcentaje del PIB, las remesas superaron el 20% en países como El Salvador, Honduras, Jamaica y Haití. Estos ingresos permiten a miles de familias invertir en alimentación y educación, lo que resulta en un mayor acceso a oportunidades y mejores condiciones de vida a largo plazo.
Además, existen otros ODS donde las remesas también tienen un alcance global, entre ellos, (3) Salud y bienestar, (8) Trabajo decente y crecimiento económico y (17) Alianzas para lograr los objetivos. Las remesas fomentan la cooperación internacional y las alianzas entre países al vincular económicamente a las comunidades de migrantes con sus países de origen, promoviendo el desarrollo conjunto y la sostenibilidad global.
Considerando lo anterior, las remesas son una herramienta poderosa para el progreso colectivo. Por eso, es clave impulsar la implementación de sistemas más eficaces y efectivos. Estos no deben entorpecer el proceso ni significar una carga extra para quienes necesitan enviar dinero de manera rápida y segura. Debemos tener en cuenta que un enfoque integral hacia la mejora de las remesas y la inclusión financiera no solo beneficia a los migrantes y sus familias. También impulsa un desarrollo global más equitativo y sostenido.