José Navarrete Oyarce, Director Magíster en Tributación, Universidad Andrés Bello
Un reciente estudio de una empresa privada realizó una radiografía a los niveles de deuda y morosidad de los chilenos. Entre otras cosas, se estableció que las regiones con más personas en calidad de morosos son la Metropolitana, de Valparaíso y del Biobío, cuyos resultados tienen cierta lógica, dado que son las regiones más habitadas de nuestro país. Se indica también que, en la región del Biobío, casi el 30% de las personas mayores de 18 años presentan deudas impagas. Además, existe un 13% más de mujeres morosas que hombres.
En función de lo anterior, es clave reflexionar sobre estas cifras y realizar de la desventaja/ventaja que las deudas tienen para las familias. Para comenzar, hay que tener presente que la situación económica actual no es de las mejores: alta inflación, desempleo en cifras preocupantes y crecimiento desmedrado. En ese escenario, sobre todo por el desempleo, es normal que las familias recurran a fuentes de financiamiento para poder lograr, en muchos casos, llegar a fin de mes, una cruda realidad más generalizada de lo normal.
Sin embargo, no toda la deuda es mala. Existe una suerte de axioma en finanzas, que indica que el valor de la empresa endeudada es superior al valor de la empresa no endeudada, es decir, en el mercado, una empresa con deuda vale más que una que no la tenga. Esta proposición, se explica intuitiva y simplificadamente por el hecho que una empresa “sana” tiene acceso a financiamiento y una empresa sin deuda, podría significar que tiene ciertos problemas que le impiden acceder a ella. Esta proposición es plenamente válida para las personas, vale decir, de cierta manera, es sano para una familia tener cierto nivel de deuda, puesto que esto significa que, habiendo pasado el escrutinio del sistema bancario, la persona es sujeto de crédito. No obstante, esta deuda será “sana” en la medida que sea utilizada para financiar activos, tales como una casa, un auto, o bien como fuente de financiamiento de corto plazo. De este punto de vista, no es totalmente malo, por ejemplo, financiar vacaciones con un crédito, bajo el supuesto que se esté dentro de la realidad económica de la familia.
Sin embargo, hay que tener cuidado en caer en la sobre deuda o derechamente en la morosidad, esto es, tener un nivel de deuda tan alto que haya obligaciones que no se paguen en la fecha o bien, si esta deuda proviene de tarjetas de crédito, que se pague solo el mínimo. Esa es una espiral de la que cuesta mucho salir.
Contrario a lo que se puede pensar, se debe precisar que el sobre endeudamiento no es privativo de los sectores con menos recursos, sino que también es una realidad en grupos de altos ingresos. Por tanto, como he mencionado en columnas anteriores, la educación financiera debería ser un tema incluido dentro del currículo escolar, puesto que, es una competencia que todas las personas deben tener para poder hacer frente, posteriormente a su vida laboral.