Por gestión de la delegación regional terminó el bloqueo de la planta luego del conflicto que comentó el pasado 24 de enero.
Luego de dos meses de bloqueado el acceso a la planta hidroeléctrica Central Pangue, los trabajadores de Enel podrán ingresar a las instalaciones de manera segura para mantener el correcto funcionamiento del lugar que además significa seguridad para la cuenca del río Biobío.
Ello debido a que, por orden de la delegada regional, y dando cumplimiento al deber de resguardar el orden público y la seguridad del suministro eléctrico, se dio paso para que la central pueda operar.
La firma afirmó que “comprometemos nuestros esfuerzos técnicos y administrativos para restablecer a la brevedad el estándar de operación y confiabilidad de esta unidad. Sin perjuicio de perseguir las responsabilidades respectivas en su momento y ante quien corresponda, tutelamos los mecanismos de diálogo respetuoso y transparente instalados en el territorio y confiamos en el trabajo colaborativo para el desarrollo local construido con las comunidades en Alto Biobío”.
Durante varios días, la empresa operó remotamente la central desde Santiago.
El conflicto comenzó el pasado 24 de enero, fecha en la cual un grupo de entre 10 y 15 personas habían mantenido bloqueados los accesos a la central, instalando carpas en las entradas, barricadas, quema de madera y utilizando piedras junto con otros objetos para no permitir ingresos y salidas e impedir la libre circulación de personas y vehículos en la vía pública.
Maria Curriao, presidenta Aukin Wallmapu y quien lideró el bloqueo, indicó que en el desalojo “no hubo falta de respeto, no opusimos resistencia. Pero creemos que, con esto, no va a solucionar nada Enel, con esconderse detrás de tribunales y siempre andar con la policía adelante”.
Añadió que «nos vamos sin acuerdo alguno, pero ahora, señores de Enel, es el comienzo de una lucha como debe ser. Estábamos pasivos, con paciencia, pidiéndoles a los grandes señores que por favor vinieran. No lo tomen como un triunfo. Hoy sí levantaremos la lucha de verdad”.
Hace unos días, el presidente de la Junta de Vigilancia de la Cuenca del río Biobío, encargada de la gestión integrada del agua y que alberga las comunidades que beben, producen y usan el agua del río en cualquier forma, ante la irregular operación de la central hidroeléctrica Pangue debido a la obstrucción de ingreso de los trabajadores de la empresa.
“Creemos necesario que se ponderen adecuadamente los riesgos de esta situación irregular la que, de provocar una falla de operación de la central Pangue, limitaría las descargas a menos de 35 m3/s”, afirmó Juan Vallejos Cale, presidente de la Junta.
Agregó que lo anterior podría haber tenido serias consecuencias, como poner en riesgo a toda la población de la ribera del río, incluso algunos centros poblados cercanos al mismo, al no poder controlar adecuadamente los caudales de una eventual crecida de invierno, además de afectar a más de 900.000 personas cuyo abastecimiento de agua potable depende de cotas de extracción que podrían verse afectadas en las comunas de Santa Bárbara, Hualqui, Chiguayante, Santa Juana, San Pedro y Concepción.