Por Ignacio Parada da Fonseca, CEO de BioElements.
En enero conocí un listado de tendencias sustentables que de seguro predominarán en este 2022. Era de Eco-Business —plataforma referente en responsabilidad empresarial y desarrollo sostenible— y guardaba un tono esperanzador, a largo plazo, refiriéndose a prácticas empresariales, tecnológicas, científicas y energéticas con las cuales augurar un mejor futuro medioambiental. Pericias que llegan en buen momento, tras el inminente aumento de la temperatura planetaria, declarada el año pasado por el IPCC. Una alerta que mueve a Chile y al mundo.
Comenzaba con la necesaria divulgación de datos sobre los riesgos climáticos en los países. Información que en China e India es obligatoria de difundir, mientras que en el sudeste asiático se comunica de manera voluntaria, lo que no quita que sea frecuente. Continuaba con la evidenciación de las promesas de cero emisiones de carbono tomadas por las empresas cotizantes en bolsa, pues una quinta parte se comprometió con este tipo de estrategias, pero se está comprobando que muchas no son totalmente efectivas.
Como tercer punto estaba el fortalecimiento del factor social positivo de los bienes y servicios, tanto para la población que los adquiere, como para los trabajadores y el personal de dichas organizaciones. Asunto que se conjugaba bien con otros acápites del mismo listado, como el respaldo a la innovación basada en el resguardo de la naturaleza, o una regulación más estricta de la sobrepesca, pues cada año se gastan más de 20 mil millones de dólares en subvenciones pesqueras nocivas para el ecosistema.
En esa misma lógica, en el listado de Eco-Business se incluía el robustecimiento del gas natural y la energía nuclear en desmedro de otras fuentes más contaminantes, enlazando con otra tendencia global considerada, incluso, en la última COP26 celebrada en Glasglow. Potenciar el mercado global de autos y furgones con cero emisiones, promoviendo que tanto los países en desarrollo como los emergentes en la materia, logren adoptar esta medida de cara a 2040. Una transformación del transporte que busca, literalmente, llegar al cielo, ya que también se sugiere avanzar en los “aerotaxis eléctricos”, la movilidad del futuro para descongestionar las vías terrestres.
Las expectativas florecen cada vez que se conocen este tipo de listados, pues dan contexto y perspectiva. Todos podemos aportar, desde las empresas, la ciudadanía y los gobernantes; caso especial el de nosotros, ad portas de una nueva administración política que, como se asegura, será el primer gobierno ecologista de la historia de Chile.
Tal como es necesario creer en ese tipo de convicciones, pues las urgencias medioambientales son tarea de todos, es también crucial que demos cuenta de la evidencia científica y de lo que se está discutiendo en el exterior. Hoy la sustentabilidad es transfronteriza, precisamente, porque no tiene límites que nos priven de un mundo mejor.
