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Actores comentaron qué medidas podrían impulsarse para revertir estos indicadores y destacan la oportunidad que representa el plan de fortalecimiento para estimular diversas industrias.
De acuerdo a las cifras informadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa de desocupación en la Región del Biobío durante el trimestre julio-septiembre de 2024 se ubicó en 8,7%. Las personas desocupadas aumentaron 4,8% y la desocupación femenina se situó en 10,4%, con un incremento de 2,6 puntos porcentuales en doce meses.
Ante este escenario, desde la CPC Biobío (Cámara de la Producción y el Comercio Biobío), su presidente Álvaro Ananías Itaim comentó que “creemos que el panorama para los próximos meses es preocupante, considerando que la tasa de desempleo regional se ha mantenido alta, alcanzando un 8,7% en el último trimestre móvil”.
El representante detalló que “a medida que avanza la ejecución de proyectos públicos y privados, el empleo tiende a disminuir. Por lo tanto, lo que se requiere es acelerar la aprobación e inicio de ejecución de inversiones en nuevos proyectos y adicionalmente la ejecución de obras públicas que ya están aprobadas y que requieren un mayor nivel de gestión para comenzarlas a la brevedad”.

Álvaro Ananías, presidente CPC Biobío.
DIFICULTADES PARA REVERTIR LA SITUACIÓN
Es una opinión que comparte Daniela Catalán Ramírez, académica de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián (USS), quien sostuvo que “aunque los subsidios de retención laboral, la recolocación de personas y los programas de capacitación a través de franquicias tributarias pueden ofrecer un alivio temporal frente al aumento del desempleo, estos mecanismos por sí solos no bastan para mejorar sostenidamente las cifras de empleo en la región”.
Y agregó que, “sin una inversión significativa en nuevos proyectos y sectores productivos, es improbable que se logre una recuperación laboral real y duradera”. Estos programas pueden funcionar como soluciones temporales, pero si no se materializan inversiones concretas y de impacto, especialmente en sectores que puedan absorber la mano de obra desplazada y generar nuevas oportunidades, el desempleo en el Biobío difícilmente mejorará de manera estable en el mediano y largo plazo.

Daniela Catalán Ramírez, académica de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián (USS)
Esta visión fue matizada por Cristian Guzmán Cofré, académico del Departamento de Economía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), quien indicó que “las cifras de medición del desempleo todavía muestran la última parte de los meses de invierno, o sea el trimestre móvil julio-agosto-septiembre, lo que implica que siempre van a ser un poco más altas que el promedio del resto del año”.
Y profundizó: “obviamente también existen efectos asociados al cierre de Huachipato, quizás por el efecto de algunos contratos asociados con las empresas de menor tamaño que le prestaban servicios y, segundo, no olvidar que estamos todavía en un contexto de baja actividad económica, lo que implica también una menor creación de empleo”.
EFECTOS DEL PLAN DE REACTIVACIÓN REGIONAL

Cristian Guzmán Cofré, académico del Departamento de Economía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC)
En cuanto a las posibilidades de que el plan de fortalecimiento industrial impulsado por diversos actores bajo el liderazgo del ministro de Economía, Fomento y Turismo, Nicolás Grau Veloso, contribuya a revertir estas cifras, Guzmán comentó que a esto se suma que “la presentación del presupuesto de la Nación para el próximo año está enfocado en varias actividades de inversión pública que deberían ser generadoras de empleo”.
A lo que se suma, agregó el académico UCSC, “la proyección de poder crecer cercano al 3%”, junto con las acciones que está llevando a cabo el Banco Central, que, nuevamente bajó la tasa de política monetaria, lo que debería tener también algún efecto en los próximos meses sobre eventual acceso o financiamiento para la inversión, lo que podría generar empleo”.
En ese sentido, Daniel Catalán detalló que “con el impulso a la inversión pública y privada y la reactivación de sectores clave como la industria naval, forestal, pesquera, y turística, se espera una recuperación progresiva en la generación de empleo. Además, el desarrollo de sectores de energía limpia como el hidrógeno debería atraer inversiones y aumentar la demanda de mano de obra calificada, lo cual contribuirá a estabilizar el mercado laboral”.
DESAFÍOS PARA LA IMPLEMENTACIÓN
Entre los desafíos que se debe sortear para poder lograr esta estabilidad, la experta identificó “los precios globales y regulaciones que pueden limitar la atracción de inversiones; la demanda de mano de obra calificada que puede no encontrar correspondencia en la oferta local, y sectores emergentes como la industria del hidrógeno, con retorno lento de inversión, podrían tardar en generar empleos significativos”.
Así, sostuvo la académica USS, “la región sigue dependiendo de sectores cíclicos como el forestal y pesquero, lo que requiere medidas adicionales para amortiguar futuros shocks y una diversificación más robusta hacia industrias sostenibles y menos cíclicas, de lo contrario, el impacto positivo en el empleo podría ser limitado”.
“El desafío que tenemos en estos momentos es el de atraer inversión a través de esta alianza público-privada”, comentó Ananías, “de manera de poder sacar adelante las medidas del plan para reactivar la economía del Biobío y así atraer nuevas inversiones para lograr un mayor desarrollo productivo, industrial y comercial lo que permitiría más y mejores empleos”.
PESCA BAJO AMENAZA
El dirigente, además, planteó la preocupación gremial “por la incertidumbre laboral que está generando el proyecto de ley que establece un nuevo fraccionamiento entre el sector pesquero industrial y artesanal. Consideramos que la medida amenaza significativamente el empleo en la región, poniendo en riesgo cerca de 2.500 puestos de trabajo estables y de calidad, tanto directos como indirectos, en la industria pesquera”.
“Es incomprensible”, recalcó, “que, mientras se impulsa un Plan de Fortalecimiento Industrial en la Región del Biobío, se propongan medidas que claramente perjudican a los trabajadores y a empresas del sector pesquero y, además, provocarían un alza en el desempleo poniendo en peligro la estabilidad laboral de miles de familias”.
En este punto, Daniela Catalán comentó que “la reciente aprobación en general del fraccionamiento para el sector pesquero introduce cambios relevantes en la distribución de cuotas entre la pesca artesanal e industrial, buscando basarse en criterios científicos y de equidad”.
“Esta redistribución de cuotas podría agravar la situación”, comentó la académica de la USS, “si no se asegura una participación justa para el sector artesanal, que depende de estos recursos para su subsistencia económica. La demanda de los pescadores artesanales del Biobío, como el acceso al 50% de la cuota del jurel, refleja la necesidad de contar con una fuente de ingresos estable en un contexto de alta cesantía”.
“Su impacto real en la reducción del desempleo dependerá de una implementación efectiva que garantice la asignación adecuada de recursos y el apoyo necesario para fortalecer la sostenibilidad de las operaciones artesanales en la región”, afirmó Catalán.