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Las regiones donde se identifican las mayores brechas de género corresponden a Biobío, Atacama y O’Higgins. En el ámbito económico no ha habido avances significativos en los últimos años, situándose actualmente en un 27%, un aumento respecto a 2021, cuando alcanzaba un 24%.
¿Cómo han evolucionado las brechas de género en nuestro país? Una pregunta que cada dos años responde Faro UDD con su estudio “Brechas de Género: Una mirada regional”.
La investigación, basada en la metodología del World Economic Forum, observa cómo ha evolucionado la participación de las mujeres en distintas dimensiones sociales: Participación Económica y Oportunidad, Asistencia Educacional, Salud y Supervivencia; y Empoderamiento Político.
En el caso de la “Participación Económica y Oportunidad”, el informe aborda tres ejes clave: participación laboral, avance profesional y remuneraciones. En cuanto a la participación en la fuerza laboral, los hombres siguen estando en una posición más favorable en todas las regiones, con una brecha promedio del 31%. La mayor disparidad se registra en la región del Ñuble (39%), mientras que la menor se encuentra en Aysén (20%).
Las diferencias se acentúan en los altos cargos, donde la brecha de género encuentra su punto máximo. En todas las regiones, los hombres predominan en estos puestos, con un mínimo de 21% en La Araucanía y un alarmante 82% en Ñuble.
En términos de remuneraciones, la brecha también favorece sistemáticamente a los hombres en todas las regiones, tanto en ingresos percibidos como en igualdad salarial para trabajos similares.
“Los resultados muestran un estancamiento en la Participación Económica y Oportunidad que da cuenta del terreno perdido en relación con el 2021 y que debe ser tomado como un aspecto central de política pública”, explica María José del Solar, investigadora de Faro UDD.
Empoderamiento político
A pesar de los esfuerzos culturales y legales que se han aplicado para aumentar la participación femenina en cargos de elección popular, la brecha de géneros sigue existiendo.
En primer lugar, los concejales muestran una alta varianza entre las regiones, promediando una brecha de 45% a favor de los hombres, con un máximo de 69% en la región del Maule y un mínimo de 6% en la región de Magallanes (este último a favor de las mujeres). La región de Magallanes, por tanto, se encuentra cercana a la paridad perfecta, destacando como uno de los casos excepcionales mencionados anteriormente.
En el caso de los alcaldes, vemos brechas aún más extensas, donde las regiones de Arica y Parinacota junto con Ñuble cuentan con una brecha del 100% a favor de los hombres. Esto quiere decir que no hay mujeres alcaldes en estas regiones. Si bien la brecha mínima se da en Magallanes con tan solo un 17% a favor de los hombres, el resto de las regiones no tienen brechas menores al 50%. Con un promedio de distancia a la paridad en este indicador de 77%, se ve reflejado un sesgo de género importante en la selección de los alcaldes a lo largo de todo el país.
Supervivencia y Salud; y Asistencia Educacional
En tanto, los indicadores de brechas en “Supervivencia y Salud; y Asistencia Educacional” son aspectos donde se han logrado muy buenos niveles de paridad a lo largo del país, con una brecha de tan solo 4% que favorece a las mujeres.
Por último, las mejores noticias se encuentran en “Asistencia educacional”, que señala la capacidad del país de educar a los hombres y mujeres por igual. Acá la brecha es de tan solo 1% a favor de las mujeres. Más aún, al detallar en la tasa de alfabetización vemos que, nueve de las dieciséis regiones cuentan con paridad perfecta (0%). Es decir, ahí las brechas de género son inexistentes en este aspecto.
Otras conclusiones
A nivel nacional, el índice arroja que en todas las regiones se observa que la brecha de género favorece a los hombres por sobre las mujeres. Las regiones donde se identifican las mayores brechas de género corresponden a Biobío, Atacama y O’Higgins, mientras que las menores brechas están en la Metropolitana, Magallanes y Aysén.
“Si bien los resultados dan cuenta de pequeños avances hacia la paridad de género, con una disminución de dos puntos porcentuales entre 2025 y 2021, también nos advierten que hay riesgo de retroceder en materias de participación económica, desperdiciando el amplio potencial de talento femenino disponible en el mercado. También preocupa que las brechas se mantienen muy extensas en relación con los cargos políticos. concluye María José del Solar.
