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El desafío es especialmente sensible en las nuevas generaciones. Un estudio internacional señala que el 47% de los trabajadores de la Generación Z considera dejar su empleo en los próximos seis meses.
En un mundo laboral cada vez más demandante, la salud emocional de los trabajadores ha dejado de ser un tema secundario para convertirse en una prioridad dentro de las estrategias de gestión de personas.
La creciente rotación y el estrés crónico en los ambientes laborales están forzando a las organizaciones a repensar sus modelos de trabajo y cultura interna.
Según cifras recientes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la rotación laboral en Chile alcanzó un 30% en la primera mitad de 2024, con mayor incidencia en los hombres (32,5%) que en las mujeres (26,4%). A nivel internacional, un estudio de ManpowerGroup reveló que el 49% de los trabajadores experimenta altos niveles de estrés a diario. Se trata de un fenómeno transversal que, si no es abordado oportunamente, pone en riesgo la sostenibilidad de las empresas.
En este contexto, evitar el burnout –síndrome de agotamiento profesional reconocido por la Organización Mundial de la Salud– se ha vuelto un imperativo. Este trastorno, causado por estrés laboral crónico no gestionado, impacta directamente en la productividad, genera ausentismo, desmotivación y alimenta la fuga de talento.
“Las organizaciones que no abordan el bienestar emocional de sus equipos de manera estratégica están expuestas a perder talento clave y a reducir su capacidad de innovación y eficiencia”, advierte Marisol Aguayo, directora de Talent Solutions Right Management en ManpowerGroup Chile.
El desafío es especialmente sensible en las nuevas generaciones. El mismo estudio internacional señala que el 47% de los trabajadores de la Generación Z considera dejar su empleo en los próximos seis meses. Las causas más frecuentes: escasas oportunidades de desarrollo y entornos que no priorizan el bienestar integral.
Para Aguayo, el bienestar emocional ya no puede verse como un beneficio adicional. “Debe entenderse como un habilitador clave para la productividad, el compromiso y la retención del talento. Es un pilar esencial en cualquier estrategia moderna de capital humano”, sostiene.
Frente a este panorama, los expertos recomiendan que las empresas avancen hacia modelos de gestión más integrales. Incorporar indicadores de clima laboral, ofrecer acompañamiento psicológico y formar líderes con empatía son algunas de las medidas que pueden marcar la diferencia.
En tiempos donde la estabilidad emocional es tan relevante como la estabilidad financiera, el llamado es claro: cuidar la salud mental de los equipos no solo es lo correcto, es lo más inteligente.
