Marcelo Rodríguez, ingeniero forestal, apicultor y líder gremial, ha dedicado su vida a restaurar ecosistemas nativos en su predio de la comuna de Los Álamos, de la región del Biobío. En el marco del Día Mundial de las Abejas, su inspiradora trayectoria fue reconocida a nivel internacional y en distintos idiomas, por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Este reconocimiento además de destacar su historia personal, sus raíces con el bosque y el trabajo melífero es la demostración del trabajo y la implementación de medidas de acción que se materializan con proyectos forestales, en el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (Enccrv), que lidera la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y su proyecto +Bosques, iniciativa que busca enfrentar la crisis climática, a través de la gestión sostenible de más de 25,000 hectáreas de bosque nativo, que se desarrolla en conjunto con la FAO.

Parte de esta historia, la relata su protagonista en una publicación del organismo internacional.
«La apicultura sostenible se convirtió en una forma de quedarme en casa, generar ingresos y ayudar a preservar el bosque», explica Marcelo Rodríguez.
Él está profundamente conectado con la naturaleza, habiendo pasado toda su vida inmerso en los biodiversos bosques nativos de la Provincia de Arauco en Chile, donde el exuberante bosque templado lluvioso rebosa de vida.
Muchos de los árboles son especies endémicas, únicas en el mundo, como el siempreverde Tineo (Weinmannia trichosperma). Su preciado néctar y polen alimentan a las abejas locales, atraídas por sus delicadas flores blancas. La miel de Tineo resultante es un producto excepcional, específico de la región, elaborado únicamente en esta zona de Chile, destaca la publicación.
Fue su abuela materna quién lo inspiró a valorar las abejas y los árboles nativos que proveían el sustento de su familia. Pero el auge de la tala industrial en la década de 1980 comenzó a fragmentar los bosques que tanto amaba.
La tierra que heredó de su padre estaba invadida por plantaciones de eucaliptos no autóctonos. Pero Marcelo se aferró a un sueño: «Algún día voy a restaurar este bosque», se prometió.
Luego de graduarse como ingeniero forestal, regresó a la tierra de su familia con su pareja y su hijo Manuel. Dio el primer paso plantando un jardín rico en plantas nativas productoras de néctar y especies arbóreas polinizadoras para atraer abejas y otros insectos beneficiosos. En 2022, amplió sus esfuerzos plantando más especies nativas en una de sus tres hectáreas.

Convertir el bosque en vida sostenible
Para Eve Crowley, representante de la FAO en Chile, la historia de Marcelo «es una experiencia digna de destacar, ya que es una fiel demostración de convertir el bosque en medios de vida sostenible a través del trabajo con las abejas y la producción de variados productos”.
A través de la FAO, varios países están efectuando proyectos de pago por resultados, como el proyecto +Bosques en Chile, que es un ejemplo de buena implementación y ejecución, además de una contribución a la mitigación del cambio climático y un apoyo a los medios de vida de personas muchas veces dejados atrás.
Aida Baldini, directora ejecutiva de Conaf, sostuvo que «Marcelo Rodríguez nos enseña que las abejas son claves para restaurar bosques que han perdido vitalidad. Su trabajo demuestra que la verdadera recuperación va más allá de plantar árboles: se trata de reconstruir redes de vida, donde estos polinizadores son imprescindibles.
Con raíces en el conocimiento tradicional su trabajo inspira a actuar con compromiso, probando que incluso los paisajes más afectados pueden renacer cuando trabajamos en armonía con la naturaleza».
Marcelo Rodríguez demuestra que las abejas pueden ser aliadas de la restauración ecológica, y que los territorios degradados pueden renacer cuando se trabaja con pasión, conocimiento y raíces profundas de especies nativas.