Incertidumbre sigue como amenaza contra la inversión privada a la espera de efecto por baja en la TPM.
El Banco Central de Chile (BCCh) informó que el Imacec de junio de 2023 cayó 1,0% en comparación con igual mes del año anterior. La serie desestacionalizada aumentó 0,5% respecto del mes precedente y cayó 1,1% en doce meses. Así, el indicador cae por quinto mes consecutivo, aunque en forma más moderada a lo proyectado.
Cabe explicar que el mes registró la misma cantidad de días hábiles que junio de 2022.
La variación anual del Imacec fue explicada por la caída del comercio y la industria, compensada en parte por el resto de bienes. En tanto, el crecimiento del Imacec desestacionalizado estuvo determinado por el desempeño de la minería.
Y el Imacec no minero presentó una disminución de 1,3% en doce meses, mientras que en términos desestacionalizados, cayó 0,2% respecto del mes anterior.
El economista de la Universidad de Concepción, Claudio Parés, sostuvo que aunque la cifra está ligeramente por encima de lo esperado, permite confirmar que la recuperación tardará todavía algunos meses. Este año, dijo, será complicado no solo por la necesidad de controlar la inflación sino también porque es necesario recuperar la estabilidad fiscal, por lo que tanto el Banco Central como el Gobierno mantendrán sus políticas de ajuste.
La quinta baja consecutiva de la actividad económica en Chile revelan, a juicio del economista del Observatorio de Corbiobio, Ariel Yévenes, lo que se venía pronosticando para la economía chilena, lo cual señalaba una desaceleración muy pronunciada y extendida, con riesgo recesivo.
“En este sentido, más allá de datos coyunturales, en tanto la inversión privada no repunte, se hará cada vez más difícil retomar una fase expansiva de ciclo económico, pues con ello la generación de empleo productivo se sigue retrasando y su efecto, hoy prácticamente se sostiene en gran medida por el surgimiento de la informalidad, toda vez que la generación de nuevos puestos de trabajo de alta calidad se encuentra estancada producto de un escenario donde impera la incertidumbre y carencia de incentivos concretos hacia la recuperación de confianza de agentes económicos e inversionistas”.
CAE LA CONFIANZA Y LA INVERSION
La disminución del Índice de Actividad Económica (Imacec) indica que la producción, el empleo y los ingresos están reduciéndose, lo que puede tener efectos negativos en la economía. Esta caída del indicador se refleja en una disminución en la confianza del consumidor y la inversión empresarial, acotó la académica de Ingeniería Comercial de la USS, Daniela Catalán.
Además, agregó, esta tendencia a la baja puede estar relacionada con la reducción de la demanda de bienes y servicios, especialmente en sectores clave como el comercio, lo que desincentiva la inversión y genera expectativas negativas sobre el crecimiento económico.
“La incertidumbre, la falta de confianza y las expectativas negativas crean un ambiente económico desafiante y complejo. En este contexto, se espera que el estímulo del Banco Central tenga un impacto positivo en la inversión, aunque en mi percepción, este proceso parece ser complejo y la recuperación se prevé que ocurra a principios de 2024. En el corto plazo las expectativas de crecimiento no son muy prometedoras, se necesitan medidas que impacten positivamente al fomento productivo y que promueva la creación de empleos”.
En cuanto a la proyección para el segundo semestre, la profesora investigadora de Faro UDD, Viviana Véjar, estimó que es relativamente positiva debido a la disminución de 100 pb en la TPM, quedando así en 10,25%.
“Se espera un tímido dinamismo de la demanda agregada para fines de 2023, aunque las expectativas de los inversionistas siguen siendo pesimistas, el Banco Central ha corregido el alza el porcentaje de crecimiento de la actividad económica de 2023, pasando de -1,75% / -0,75% a -0,5% / 0,5%”.