Por Jorge Serón F. ex presidente de Corma Biobío y de Corbiobío
A la sombra del bienestar social ha emergido en nuestro país un panorama desolador marcado por una corrupción galopante. La traición a la confianza pública se ha convertido en una epidemia moral que carcome los cimientos de nuestra sociedad. Es lamentable observar cómo individuos, previamente considerados ejemplares, sucumben al llamado fácil del enriquecimiento ilícito.
La pérdida de valores éticos es la raíz de este veneno. La ambición desmedida, cegada por la búsqueda de un enriquecimiento rápido y sin esfuerzo, ha reemplazado la ética y la responsabilidad social. Los actos de malversación y estafa que a diario nos sorprenden, que apuntan a llenar los bolsillos de unos pocos, se erigen como monumentos a la codicia, dejando en la oscuridad a quienes depositaron su confianza en figuras públicas.
Resulta indignante la magnitud que está alcanzando el abuso de fondos públicos. Dinero que debiera ser destinado a educación, salud y bienestar de la comunidad se desvía coludida y maquiavélicamente hacia fundaciones instrumentales, privando a la sociedad de oportunidades de bienestar. Como siempre, los más vulnerables son los más afectados, enfrentándose a un futuro incierto mientras personajes oscuros disfrutan de riquezas ilegítimas.
Este problema exige de la autoridad, un abordaje valiente y firme. Es esencial fortalecer las instituciones que luchan contra la corrupción y asegurar que haya consecuencias reales para los culpables. Pero más allá de las sanciones legales, es urgente avanzar en mejorar la educación y la promoción de la ética para cambiar el rumbo.
Los valores de integridad y justicia deben ser inculcados desde temprana edad, para que cada individuo comprenda la importancia de la honestidad en la construcción de una sociedad justa y próspera.
La lucha contra la corrupción no solo es tarea de la justicia, sino también de la sociedad en su conjunto, debemos rechazar cualquier forma de enriquecimiento a expensas de otros. No permitamos que la corrupción robe el futuro que Chile merece. Exijamos transparencia, valores éticos y una cultura de integridad que construya un Chile mejor para las generaciones venideras.