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Beatriz Millán: “Los que mejor han hecho la pega son los emprendedores”

Con una trayectoria íntimamente ligada al desarrollo del ecosistema regional de innovación y emprendimiento (i+e), la directora ejecutiva de IncubaUdeC analiza los avances de sus diversos actores durante la última década y sus actuales oportunidades de crecimiento.

En el marco de la sexta versión del encuentro empresarial IMPULSA, que organiza la Cámara de la y el Comercio (CPC) de Biobío, se entregaron reconocimientos. Uno de ellos fue en la categoría ‘Persona Innovadora', que recayó en Beatriz Millán Jara, directora ejecutiva de la Plataforma de Negocios Tecnológicos de la Universidad de Concepción, IncubaUdeC.

Con más de 20 años de funcionamiento, IncubaUdeC ha escalado de forma constante en distintos rankings -UBI Global y Benchmarking de Corfo- que miden la calidad de estas oficinas, tanto a nivel global como latinoamericano y nacional. Para Beatriz, el reconocimiento de CPC Biobío es consecuencia del trabajo desarrollado por su equipo durante los últimos 12 años.

“Me llena de orgullo, porque es importante ver que lo que uno ha estado haciendo durante tantos años realmente tiene un impacto, que otros también lo valoran, es emocionante, sobre todo desafiante. Uno nunca hace las cosas para esperar que la reconozcan, sino por la pasión que tiene, es parte de un proceso de ”, detalla la ingeniera comercial con certificaciones de Babson College, UC Berkeley y Stanford Research Institute, entre otras.

Trayectoria en IncubaUdeC

– ¿Cómo comienza tu trayectoria en la incubadora?

– Llegué a la universidad en 2005 y é como ejecutiva de proyectos en la incubadora durante 6 o 7 años. Luego, me fui a lo que hoy es la VRID, que era la Dirección de Investigación. Ahí, trabajé con los proyectos Fondef y todo lo relacionado con transferencia durante unos 3 años. Después, me ofrecieron tomar este desafío y volví para dirigir la incubadora.

– En todos estos años, ¿cómo has visto el desarrollo del ecosistema de innovación y emprendimiento en la región?

– Ha habido una evolución, por ejemplo, de los propios emprendedores, de cómo miran sus emprendimientos, y cómo se conectan. Esto se asocia justamente a la profundización de las relaciones y del avance en términos de los públicos y cómo las empresas miran el emprendimiento. Esto como una oportunidad de desarrollar innovaciones de manera rápida con programas de innovación abierta. Esto muestra cómo se profundizan las conexiones, los servicios, y cómo se articulan mejor en base a la confianza de las organizaciones.

 

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– ¿Se puede afirmar que el ecosistema crece en la medida que lo hacen los emprendedores?

– Diría que es una serie de elementos porque en un ecosistema de innovación y emprendimiento lo que se busca es hacer todos los esfuerzos para que a los emprendedores les vaya bien. Por lo tanto, lo que yo creo que ha ido fortaleciéndose son las redes de soporte para entregar mejor apoyo a los emprendedores. Incluye incubadoras, aceleradoras, bancos, programas de fondos públicos, empresas y diversas organizaciones que se ven hasta en los territorios comunales, como con las oficinas de fomento productivo.

– En cuanto a los actores privados del ecosistema, ¿podríamos decir que han ido adquiriendo mayor participación en los últimos años?

– Claro que sí. Hace diez años no había nada. Si lo analizamos a nivel nacional, comenzamos a ver los ‘unicornios' que se han levantado últimamente. Es una evolución sistémica que se asocia a los soportes que se pueden dar desde los territorios.

Por ejemplo, el hecho de que hoy exista una asociación chilena de venture capital, en que están los fondos de , y además, los corporate ventures de las empresas, son grandes avances. Podemos, al menos hoy día, tener un mapeo de lo que ocurre con los fondos de inversión privada en Chile.

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– ¿Cómo estamos en comparación con el barrio? ¿Hemos ido aprendiendo de otros ecosistemas de países sudamericanos o hemos seguido nuestra propia ruta, naturalmente?

– Es muy importante la colaboración y el conocimiento. No necesitamos inventar la rueda, pero tampoco significa que voy a tomar un modelo que existe en otro ecosistema y traerlo para acá. Es inviable porque cada territorio tiene sus particularidades, su esencia, su forma de relacionarse, etcétera. Lo que sí es importante es cómo somos capaces de conocer otros ecosistemas, aprender de cómo solucionan sus desafíos, y cómo han ido desarrollando sus acciones, no solamente con los emprendedores, sino también entre los distintos actores.

Hemos tenido una participación relevante en el GEIAL, que es el Grupo de Ecosistemas Inteligentes de América Latina. Es una experiencia que nos ayuda a estar mejor preparados como ecosistema Biobío.

– ¿Y qué falta para avanzar más en nuestro ecosistema?

Yo diría que vamos bien. Siento que falta más que la empresa privada apriete más el acelerador. La coordinación de las instituciones públicas y de las instituciones de educación superior está muy avanzada. Siento que la empresa privada está al debe, especialmente las grandes industrias y empresas. Ellas también deberían ser parte integrante y activa de este ecosistema regional de innovación y emprendimiento.

Los emprendedores y las instituciones de educación superior (IES) han hecho un gran trabajo. Por ejemplo, Metared X, liderada por la Universidad de Santander, busca reunir a todas las IES que tienen áreas de emprendimiento a nivel Iberoamericano. Nos juntamos y revisamos los desafíos.

 

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– Y desde el sector público, ¿cómo ha ido evolucionando este apoyo al emprendimiento?

– Hoy día las instituciones públicas están mucho más conectadas con las reales necesidades de los emprendedores. Destaco especialmente lo que ocurre en nuestra región, donde tenemos un Comité de Desarrollo Productivo Regional que permite alinear los recursos en base a las necesidades locales. Esto no tiene precio, porque los instrumentos y las líneas de financiamiento se identifican de acuerdo a las necesidades de los territorios. Cuando se tiene una mirada territorial, disminuyen las brechas porque son bien conocidas.

– ¿Cuántos emprendimientos pasan por IncubaUdeC cada año?

– En promedio trabajamos con unos 180 emprendedores por año, considerando que algunos salen, otros entran, o están en distintas etapas de desarrollo. Este es un proceso iterativo, pero la mayoría está en una etapa de ideación, de validación de su negocio. La tasa de deserción o de cambio de rubro es bastante alta: 90%.

En los últimos 12 años, los emprendedores han alcanzado un impacto en ventas de aproximadamente 54 millones de dólares. Han levantado capital cercano a los 29 millones de dólares y el promedio de empleo por año de alta cualificación, pensando que son emprendimientos tecnológicos, es de cerca de 270 personas. En promedio, nuestras startups crecen sobre el 200% en un periodo de cuatro años.