Waldemar Herrera, académico Escuela de Agronomía UDLA
Los mercados de carbono se han convertido en una herramienta fundamental en la lucha contra el cambio climático. En este contexto, nuestro país ha desempeñado un papel destacado al implementar medidas concretas para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y promover la transición hacia una economía sostenible. La Ley de Cambio Climático aprobada en 2020, ha sido un hito importante, estableciendo un marco regulatorio sólido para la reducción de emisiones.
Chile es una de las naciones más vulnerables a los efectos del cambio climático. Esto ha llevado a los distintos gobiernos a tomar medidas concretas para abordar dicho desafío, incluida la implementación de políticas de mitigación y adaptación. Además, la ley sobre esta materia establece objetivos ambiciosos de reducción de emisiones, incluida la meta de convertirse en carbono neutral para 2050. Para lograr estos objetivos se utilizan diferentes instrumentos, incluidos los mercados de carbono.
Estos últimos buscan poner un precio al carbono, incentivando a las empresas a adoptar prácticas más sostenibles. En estos mercados, se pueden comprar y vender créditos de carbono que representan una tonelada de emisiones de dióxido de carbono evitadas o eliminadas. La principal herramienta son los Emissions Trading Scheme (ETS) o Cap and Trade, de los que existen unos 28 en el mundo, los cuales generan un incentivo económico para reducir las emisiones, fomentando la innovación y la adopción de tecnologías limpias.
En Chile, en octubre de 2023, el Ministerio de Medio Ambiente realizó el lanzamiento del Sistema de Compensaciones de Emisiones del Impuesto Verde (SCE) como herramienta para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. Este sistema establece límites para las compañías más contaminantes y les permite a los emisores GEI adquirir créditos de carbono para cumplir con sus responsabilidades, lo que a su vez reduce el impuesto verde que deben pagar.
En enero y febrero de 2024 se sumaron los primeros proyectos al SCE con más de 250.000 toneladas de CO2 compensadas con iniciativas de energía hidroeléctrica, solar y eólica. A futuro vendrán proyectos de carbono-forestal, los que permitirán el financiamiento de la sostenibilidad del bosque nativo.
Estas medidas no solo permiten reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también promueven la innovación, la sostenibilidad y la transición hacia una economía baja en carbono.