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Luis Sepúlveda: “Faltan estímulos para ser más competitivos a nivel mundial”

CEO del Grupo Setop analizó el escenario económico y de incentivo a la innovación a nivel regional y nacional. Afirma que sus competidores están en mercados donde la inversión es más barata, porque cuentan con mayor apoyo desde el Estado.

La economía chilena, por ser un mercado emergente, se caracteriza por su rol exportador. Esto implica que quienes producen en nuestro país deban competir con pares en todo el mundo. Ante esa realidad, se espera un apoyo estatal decidido a las empresas que transan en el extranjero, lo que no se ha materializado durante las últimas décadas. Eso es parte del análisis a la actualidad económica nacional, que realiza el fundador y (chief executive officer) del Grupo de empresas Setop, Luis Sepúlveda Toepfer. 

Desde la región del Biobío, con orígenes en los ‘90, este conglomerado penquista se erige como una iniciativa individual de su impulsor, químico farmacéutico de la U. de Concepción, quien siempre ha visto a la innovación como un elemento fundamental para el crecimiento de su empresa y la consecución de nuevas oportunidades de negocio. 

Esta visión le ha llevado a diversificar sus líneas de negocio y a cumplir hitos relevantes en términos de internacionalización y otros como la puesta en marcha de su propio centro de innovación en y desarrollo (I+D) en 2018. “Somos especialistas en análisis de aceites, de grasas para para uso animal como en la acuicultura y alimentos para mascotas, e incluso alimentos para consumo humano. Hacemos la analítica de esos procesos y hemos sido reconocidos a nivel mundial”. 

En sus inicios como emprendedor, Sepúlveda comenzó a administrar locales de farmacias de cadenas nacionales y, en paralelo, empezó a desarrollar actividades de innovación en la neutralización o refinación de aceites de pescado para compra y venta y de productos pesqueros en general para el uso en animales. “A poco andar, el 2007, ya teníamos la planta de refinación funcionando y empezamos a postular a fondos de Innova Biobío. Nos fuimos adjudicando proyectos, y comenzamos a hacer una investigación incipiente dentro de la misma planta, pudimos contratar mejores analistas, bioquímicos, especialistas en analítica y nos fuimos armando de buen capital humano”, recuerda.

I+D POR CUENTA PROPIA

Con el tiempo, ha logrado un crecimiento sostenido y, actualmente, los focos del grupo de empresas son I+D (análisis e inocuidad alimentaria), almacenamiento y optimización de materias primas y, transporte y logística, con las que surten las necesidades de las diez empresas que conforman el holding, pero además, prestan servicios a empresas regionales de diverso tamaño. 

Aunque comenzaron a desarrollar I+D gracias a recursos provenientes de fuentes públicas, en la actualidad, explica Sepúlveda, “la innovación que desarrollamos, la financiamos en un 80% nosotros mismos. El 20% de todo nuestro presupuesto lo invertimos en esto, lo que los posiciona muy por sobre el promedio nacional tanto privado como público (0.34% del ). Lo hacemos nosotros en Chile. Dudo que haya otra empresa que lo haga”, enfatiza, “porque, a nivel nacional, no se hace I+D en las empresas”, lo que se explica, a su juicio, porque “tampoco existe un incentivo a nivel de gobierno”.

Estos proyectos buscan dar soluciones innovadoras a problemas detectados en la industria, en su propia cadena productiva o en algún cliente que busca su apoyo. Este modelo de negocio les posibilitó sortear de buena manera la contingencia que impuso la pandemia global por COVID 19. “Llegando al 2020 ya teníamos todo esto armado y estábamos medianamente consolidados lo que nos permitió seguir proveyendo alimento a la acuicultura y ya contábamos con una red de proveedores en todo el mundo que simplemente nos siguieron enviando las materias primas”. 

VACUNA PARA SALMONES

Para Sepúlveda, la innovación es una importante herramienta de crecimiento para cualquier empresa pues, explica, “cuando vas conociendo los distintos rubros, te das cuenta de que no hay ninguno que sea perfecto, lo que significa que siempre hay una oportunidad de mejora y que desarrolles I+D no necesariamente significa que estés trabajando en una molécula o tal que no entiende nadie, sino que tú trabajas fundamentalmente en procesos o productos de uso habitual que se busca perfeccionar a través de I+D aplicada. 

Cada pasito que des mejora la eficiencia de ese proceso y eso beneficia a todos”, detalla en referencia a que las soluciones alcanzadas por esta vía, puede ser implementadas en cualquier parte del mundo e, incluso, adaptada a procesos similares. “El conocimiento debe ser abierto y compartido para que tenga un impacto, si no, no sirve”, declara.

En una iniciativa específica, ejemplifica, “estamos desarrollando una vacuna para combatir enfermedades de los salmónidos particularmente, y eso va a ser un poco más de largo aliento, pero finalmente, para disminuir el uso de antibióticos que tú tienes que estar siempre aplicando, para evitar las enfermedades de los pececitos o, incluso, las mascotas”. 

“HA FALTADO GENEROSIDAD”

Aunque Sepúlveda reconoce el potencial de la región del Biobío en términos de oportunidades al contar con gran desarrollo empresarial, industrial y también universitario, afirma que estas cualidades no han sido bien administradas. “Yo veo que, por lo menos, los privados tienen ganas de crecer, sí faltan estímulos para ser más competitivos a nivel mundial, porque nuestras para acceder a financiamiento son más caras que en Europa con quienes competimos. Todos aquellos países que exportan son nuestros competidores”.

En esa misma línea, el CEO de Setop reconoce el aporte de las casas de estudio superior en la creación de conocimiento. Detalla que su holding de empresas creó sus propio centro de I+D porque “las universidades tienen una dinámica demasiado académica, donde toda la investigación que hace está apuntado a la ciencia, con contratos leoninos, donde las propiedades intelectuales quedan en la universidad. Por lo tanto, cada cosa que la Universidad desarrolla termina archivándose y no le sirve a nadie”. 

Y ejemplifica con el actual estado del proyecto Pacyt. “Ha faltado generosidad”, manifiesta. “Hay que sacarse la camiseta de la Universidad de Concepción que es mi universidad, pero hay que tratar de que todos los que tienen conocimiento y hacen investigación, o sea son todas las universidades, institutos e, incluso empresas privadas, estemos sentados en esa mesa y elijamos entre todos un espacio adecuado, y realmente se genere un polo independiente de investigación. En ese momento, se produciría una sinergia muy interesante”, concluye.