- El ministro de Hacienda baraja sus posibilidades para sellar el esperado pacto fiscal.
El ministro de Hacienda, Mario Marcel, anticipó que se abrirá conversación sobre reforma al impuesto a la renta, y se refirió al avance de las conversaciones con los representantes de los partidos políticos para lograr un pacto fiscal.
Marcel declaró que “ya terminó la fase de discusión de los contenidos del Pacto Fiscal con representantes de todos los partidos políticos, lo cual considero muy valorable, pues si uno revisa los últimos meses y años, cuesta bastante encontrar una instancia que reuniera a dialogar a todos los partidos representados de la escena política”.
Cabe precisar, además, que una eventual rebaja del impuesto a las empresas acercaría a Chile a promedio de la Ocde, con lo que la carga para algunas firmas podría descender a 24% con la tasa de desarrollo.
Analistas valoran idea, pero ven espacio para más ajustes.
Para el economista de la Universidad de Concepción, Claudio Parés, hay varios detalles importantes a la hora de hablar de reforma tributaria porque es necesario entender la figura completa para considerar cuáles son los efectos de ésta.
“Si comparamos a Chile con otros países, somos un país que depende más que el resto de los impuestos indirectos, es decir, de los impuestos sobre la compra y venta de bienes y no tanto del impuesto a la renta, por lo que es una buena idea aumentar este último impuesto, dado que no hay espacio para aumentar los tributos sobre los bienes”.
Parés subrayó además el hecho de que el sistema chileno está casi totalmente integrado, lo que también lo hace distinto de la mayoría de los países Ocde.
“Entonces, no tiene mucho sentido insistir en el tratamiento del impuesto a las empresas como un factor relevante cuando gran parte de ese impuesto es descontado de los impuestos personales de los propietarios. El único impacto, entonces, de una reforma tributaria es a través de los efectos de liquidez y no de reasignación de recursos reales”.
Con todo, Parés estimó que “la reforma está bien encaminada”, pero advirtió que cambia poco de aquello que realmente podría mejorar realmente la capacidad de recaudación del sistema tributario, por lo tanto, su impacto será muy acotado, proyectó.
Poco oportuno
El economista del Observatorio Corbiobío, Ariel Yévenes, dijo que si bien los espacios de conversación y negociación generados en torno a la reforma dan lugar a reducir ciertas incertidumbres naturales generadas por estos procesos, lo cierto es, dijo, que el ambiente en general se encuentra todavía demasiado señalado por la incertidumbres de cambios constitucionales y materias que son de orden superior a un pacto fiscal.
“En este sentido, considerando que el contexto y ambiente de negocios se encuentra tan fuertemente señalado por la incertidumbre, manteniendo totalmente estancada la inversión, es que parece prematuro abordar una reforma de este tipo sin contar antes con otras claridades que permitan visualizar horizontes de inversión más claros y extendidos y es por ello que tal el postergar dichas decisiones en dicho plano puede llegar a generar una mayor efecto sobre el crecimiento, la inversión y el empleo”.
Efectos en el sistema tributario
Pero, cuáles son los alcances del anuncio de ministro Marcel sobre el impuesto a la renta dentro del pacto tributario
El socio adjunto de Impuestos de EY, Víctor Fenner, explicó que en materia de impuesto a la renta (las medidas antievasión y en pro de la formalización pertenecen a un paquete más amplio), el foco los anuncios efectuados por el Gobierno se ha terminado centrando en incentivos a la inversión y a las Pymes. Muchas de estas ideas ya venían en el proyecto que fuera rechazado por la Cámara de Diputadas y Diputados en marzo pasado, y entre ellas destacan, enumeró, el fondo de créditos tributarios para inversiones con efecto multiplicador (donde las empresas podrán postular para “adjudicarse” créditos tributarios vinculados a inversiones que cumplan con ciertas finalidades de valor agregado o ambientales, principalmente.
La ya conocida “tasa de desarrollo”, en virtud de la cual, no obstante, rebajarse dos puntos (a 25%) el impuesto a la renta, las empresas que no inviertan en determinados ítems vinculados a productividad o innovación, finalmente deberán pagar igualmente una tasa adicional; ampliar y mejorar la ley que concede créditos tributarios a la investigación y desarrollo, que además incentiva a las Pyme a postular convirtiendo el crédito en un subsidio.
Además, una rebaja transitoria del impuesto de Timbres y Estampillas; aumento del umbral de ingresos para calificar como Pyme, de 75.000 a 100.000 UF anuales; y un mecanismo también transitorio de depreciación instantánea.
“En general, se trata de las medidas que más consenso habían conseguido entre especialistas y partidos políticos, dejándose fuera iniciativas más controversiales como el impuesto al patrimonio o a las utilidades retenidas”.
-¿Qué efectos tendría una eventual rebaja del impuesto a las empresas?
– En realidad, no se trata de una rebaja “a secas” de 27 a 25%, ya que la medida viene acompañada de la denominada “tasa de desarrollo”, la cual correspondía originalmente a un 2% sobre la base imponible del impuesto a la renta (aunque según se ha reportado en prensa, en las últimas presentaciones de Gobierno se estaría hablando de un 1%). Sin embargo, en la medida que la empresa invierta o efectúe desembolsos realizados con innovación, productividad, propiedad industrial, tecnología, etc., tales sumas podrán descontarse de dicha tasa, en cuyo caso efectivamente la tributación corporativa de régimen general bajaría a un mínimo de 25%. El propósito de la medida es de alguna manera compensar la rebaja tributaria con inversión en productividad, castigando a quienes no la realicen.