- Más del 25% del comercio internacional de Chile transita por esta obra de ingeniería, pilar fundamental para el intercambio de mercancía a nivel mundial.
La dramática falta de lluvias en Centroamérica y específicamente en Panamá ha mermado la cantidad de agua dulce necesaria para la operatividad del canal, el cual funciona a través de un sistema de esclusas que liberan gran cantidad de agua que eleva las embarcaciones y permite que crucen desde el océano Atlántico al Pacífico y viceversa, lo que ha afectado de manera considerable el normal flujo de movimiento de mercancías entre Europa y el Pacífico.
El tema obligó a la ACP (Autoridad del Canal de Panamá), entidad que administra el tránsito por esta vía, a reducir el paso de buques, provocando que más de 120 naves deban esperar para cruzar durante los últimos días. Por otro lado, se redujo el calado máximo permitido para los barcos –la distancia entre la línea de flotación y el punto más bajo del casco– hasta 43 pies (13,11 metros), lo que significa que las navieras deberán reducir el peso de sus cargas.
Por el Canal de Panamá transita el 6% del comercio marítimo mundial. Y si antes cruzaban 40 buques diarios, hoy cruzan solo un máximo de 32. Esto toca particularmente a Chile, ya que más del 25% de su comercio exterior transita por el canal, y es uno de los diez países que más utiliza esta ruta para su intercambio comercial con el resto del mundo.
Tomás Schulze, business development executive de KLog.co, compañía tecnológica de transporte internacional profundiza en la importancia del Canal de Panamá para las naciones de la costa Pacífico: «Esta importante obra de ingeniería conecta comercialmente a Europa con la costa oeste de Estados Unidos, Colombia, Perú, Chile, y parte de México. También todo lo que va desde Asia hasta la Costa Este de Estados Unidos, sobre todo a Miami».
En este escenario, si un barco antes demoraba tres horas en atravesar el Canal, ahora tarda ocho. «Además, como hay restricción de peso y calado, las navieras deben bajar los contenedores en un puerto cercano para que cruce por tierra todo el continente y llegue al otro océano. A su vez, eso genera problemas de almacenamiento, alta demanda por transporte en trenes y camiones, y congestión en las vías terrestres», agrega Schulze.
La autoridad local informó que las medidas para afrontar este problema durarán por lo menos 10 meses más. Y pese a que otros países, como México y Nicaragua, están proyectando obras de ingeniería para contar con vías de paso transoceánicas alternativas, en el corto plazo la solución es, simplemente, que llueva.
Sin embargo, desde KLog.co llaman a las empresas chilenas a seguir trabajando y organizando su logística con la mayor anticipación posible, programando ordenadamente todas las tareas que requieran para importar o exportar sus productos.
«La planificación resulta fundamental en estas circunstancias. La recomendación es realizar un cronograma de eventos logísticos acorde a la contingencia, ponderando los nuevos plazos que este inconveniente impone, y que afectan a todo el mundo por igual», señala Tomás Schulze.