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Comprar en el comercio ilícito es atentar contra la propia salud

Mauricio Hörmann P., Presidente Directorio Cámara de la Cosmética de Chile A.G.

En los últimos años hemos sido testigos de un aumento explosivo del comercio ambulante informal, en todas sus formas (productos sin permisos sanitarios, falsificados, robados o de contrabando), el que no solo se ha tomados los públicos, sino que ha llegado a invadir nuestro entorno.

Según la última encuesta de victimización de la CNC, un 38,9% de los locatarios percibe comercio ambulante ilegal en los alrededores de sus locales y un 64,7% señala que este ha aumentado, mencionando entre sus principales efectos que atenta contra la seguridad del barrio, empleados y clientes.

Por otra parte, las cifras que entrega Aduanas, en cuanto a ingreso de productos ilegales al y decomisos, lamentablemente, también aumentan año tras año. Gracias a su Plan Operativo de Salud Pública, se incautaron durante el año pasado 9.987.738 unidades de productos, entre ellos, 394.603 unidades de cosméticos.

Como si fuera poco, se observa también un crecimiento del comercio informal a nivel de redes sociales. Efectivamente, si hablamos de comercio informal físico (veredas), este puede alcanzar cerca de 500 millones de dólares al año, mientras que, a nivel de plataformas digitales, cifras también de la CNC indican que Belleza y Cuidado Personal es la 3ª categoría más comprada, con un 8% del total.

La gravedad de estos hechos es que se ha demostrado que el crimen organizado está detrás de ellos, implicando no solo un abuso de quienes ejercen el comercio ilegal, sino un atentado directo a la salud de las personas, especialmente a los consumidores de nuestro sector cosmético.

La falta de conocimiento e información juegan un supremo, tanto de parte del que vende como del que compra en el comercio no establecido. Por necesidad o simplemente subsistencia, no saben que el tipo de producto que expenden o compran requiere de condiciones y requisitos especiales ya que se aplica en forma directa sobre la piel. Si los productos no están autorizados por el ISP, si no se conoce su procedencia, tipo de ingredientes, contraindicaciones, etc., pueden provocar un grave daño a la salud de las personas, particularmente en los niños. Al ser falsificados, o no registrados, no pueden entenderse como seguros, una gran diferencia con los productos cosméticos que vienen desde establecidas, que cuidan el cumplir con todas las normas que solicita la autoridad. En este sentido, somos unos de los sectores donde más daño se produce a la actividad formal (competencia desleal).

Como gremio hemos alertado en infinitas oportunidades sobre la materia y nos hemos sumado a esfuerzos conjuntos con la CNC. Celebramos la aprobación de la Ley de Comercio Ilegal, y las medidas que anuncian las autoridades comunales para combatirlo. Pero en la realidad ¿qué tan efectivas son?, ¿se está aplicando mano dura?, ¿hay verdadera voluntad política para erradicar este flagelo?
Creemos que no.

Hace falta compromiso de todos los sectores, incluidas las personas. ¡Cómo decirles que comprar en el comercio ilegal significa contribuir a un triple impacto negativo!: estamos reforzando la cadena delincuencial, estamos poniendo en riesgo la salud de las personas y, finalmente, estamos contribuyendo a que haya menores recursos públicos para atender las legítimas demandas sociales! Definitivamente, un «mal negocio» para todos nosotros. Comprar en el comercio ilícito es atentar contra la propia salud.