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De acuerdo al reporte del INE, el desempleo en la zona llegó a 7,3% en el trimestre móvil enero-marzo de 2023.
Los efectos de una economía en declive ya están haciendo efectos en la Región del Biobío, que hasta hace dos trimestres venía con una tasa de desempleo más baja que el promedio nacional y que pese a que sigue en ese rango, ya muestra síntomas de alza.
De acuerdo al reporte del INE, el desempleo en la zona llegó a 7,3% en el trimestre móvil enero-marzo de 2023, cifra que disminuyó 1,0 puntos porcentuales en doce meses, explicado por el mayor aumento de las personas ocupadas (2,2%), en proporción al presentado por la fuerza de trabajo (1,1%)
Lo clave es que los asalariados informales están sustentando las cifras con un 22% y también figuran los sectores de comercio (10,9%) y minería (130,4%), como ejes de las cifras. Por su parte trabajadores por cuenta propia (7,4%) también fue una categoría que más influyó en el aumento de las personas ocupadas.
Las personas desocupadas disminuyeron 11,1% en la comparación interanual, lo que significó 6.648 personas menos en esta condición.
La tasa de ocupación informal se situó en 27,7%, registrando un incremento de 2,9 puntos porcentuales en doce meses. Las personas ocupadas informales mostraron un alza interanual de 14,1%, equivalente a 23.267 personas más.
Participación laboral
La tasa de participación alcanzó 53,7%, registrando 0,2 puntos porcentuales más que igual trimestre del año anterior. La tasa de ocupación de 49,8% ascendió 0,7 puntos porcentuales, en doce meses.
La tasa de participación femenina se ubicó en 43,3%, ascendiendo 0,1 puntos porcentuales en doce meses, por su parte, la tasa de ocupación femenina creció 0,7 puntos porcentuales en su variación interanual, situándose en 40,1%. Las mujeres fuera de la fuerza de trabajo crecieron 0,4%.
Menor actividad
Carlos Smith, economista del Centro de Estudios de Economía y Negocios de la FEN de la Universidad del Desarrollo, afirmó que el alza en el desempleo tenía que reflejarse por la menor actividad económica, amparada en la caída de la manufactura y la producción industrial.
“En general los servicios han contenido esta baja y los gastos están siendo altos, pero no financiados por los retiros o los IFE, sino que con deuda, algo preocupante, porque el algún momento tendrá que parar por la capacidad de deuda de la gente, más ahora con lo costoso que es hoy asumir un crédito”, explicó.
Agregó que la oferta de empleo ha venido disminuyendo de manera importante, por lo que la informalidad queda como alternativa, la que ido subiendo mucho, lo que es complejo porque es de mala calidad, sin tener protección social.
Lo otro que hizo ver es la baja inversión, lo que en términos relativos hace que no hayan fuentes laborales de largo plazo, que sumado la pandemia y la crisis social, trae efectos a futuro, es decir, son de propagación se dan después de. “A modo de ejemplo, colocar US$ 11 mil millones en el economía tiene un impacto y a la vez con la propagación, que llega años después como lo que está ocurriendo con la inflación, que nos acompañará por un tiempo”, subrayó.
A su vez Daniela Catalán, académica de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián, dijo que claramente las cifras de desempleo tienen relación con el bajo dinamismo económico que se ha presentado tanto a nivel nacional como internacional, lo cual no se ve muy favorable a corto plazo. Si observamos las cifras de presión laboral, vemos un complejo problema que se agudizará si es que no se genera mayor inversión en la región, lo cual se ve difícil en el contexto actual, en que la incertidumbre juega un rol fundamental y las altas tasas de interés tampoco favorecen a los inversionistas.
Por ende la informalidad sustentarán los números, pues los datos demuestran que hay un importante crecimiento de este sector, que estaría aliviando las cifras de desempleo que sin lugar a duda serían más altas si este tipo de empleo no existiera.
“Según mi percepción, esto obedece a dos causas, la primera de ellas es efectivamente la escasa creación de fuentes de empleo formales, que impide que las personas que buscan trabajo lo puedan encontrar. Lo que ha hecho que muchas familias y personas tengan que trabajar en empleos de subsistencia, por cuenta propia o bien en empleos informales, para poder vivir. Pero también responde a una reestructuración del mercado laboral, donde existen nuevas generaciones que les acomoda esta forma de trabajo, lo que ha generado que busquen nuevas fuentes de empleo, que les generará, no en todos los casos, ingresos escasos y no necesariamente buenas condiciones laborales, pero obtienen a cambio mayor flexibilidad en términos, por ejemplo, de organización del día a día”, explicó.
Tendencia al alza
Mientras, el Observatorio de Corbiobío alertó que la tasa de desempleo en la región irá con una tendencia al alza durante los próximos trimestres, mientras la inversión permanezca desacelerada y no se vislumbren grandes proyectos que sean generadores de empleo formal, en la magnitud requerida para impactar a la baja en las cifras, pese a que la región (7.3%) registra una tasa inferior al promedio nacional, que es de 8.8%.
Hay que considerar que la baja tasa de desempleo se debe a un incremento de la informalidad, lo que supone empleos precarios y sin previsión, que impactarán en el largo plazo a los mismos trabajadores.
Para el Observatorio de Corbiobío esta situación es preocupante, por lo que se requieren urgentes incentivos que se traduzcan en el desarrollo de nuevas empresas o fortalezcan las existentes.
Asimismo, genera inquietud el alza en la contratación en la administración pública, ya que aumenta los gastos fiscales y no incide en la generación de valor para la Región del Biobío.