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¿Es factible que el dólar deje de ser Reserva Mundial?

  • Flanco se abre debido a las consecuencias de la guerra en Ucrania, lo que ha detonado que ya se estén transando algunos commodities entre países de oriente como Rusia y China. Expertos no lo ven viable a corto plazo.

 

¿Qué el dólar deje de operar como reserva mundial? Es la interrogante que se abre ante la división oriente-occidente a partir de la guerra de Ucrania, que ha llevado a países como Rusia y China a tranzar directamente entre ellos, prescindiendo del dólar como moneda rectora. De hecho, en 2001 el dólar constituía el 73% de las reservas internacionales, mientras que hoy sólo representan el 58% de las reservas globales. ¿Pero es posible pensar que el dólar deje de ser la moneda base para el comercio exterior?. ¿Qué efectos traería, y cuáles serían las ventajas?

El estratega de mercados de XTB Latam, Felipe Sepúlveda, consideró que en el corto plazo, es muy poco probable que el dólar deje de ser la principal divisa del mundo, ya que actualmente, empresas y distintos países del mundo tienen una gran dependencia del dólar en distintas aristas. Ahora, en el largo plazo, dijo, se puede generar un cambio en este punto, viendo un mayor protagonismo de otras divisas de economías sólidas, como el yuan chino, el yen japonés o el euro.

“La debilidad que puede presentar el dólar en el tiempo se debe principalmente a las señales que ha dado la Reserva Federal con su monetaria, y como esta termina afectando a casi todas las economías del mundo por la extrema dependencia actual del dólar. Decimos casi todas debido a que la economía china no ha presentado tantas dependencias, y es ahí donde se ve una señal de que no necesariamente se tiene que depender del dólar para siempre”.

Sepúlveda sostuvo que en el plano positivo, dejar el dólar da una mayor competencia en planes de endeudamiento internacional para los países o el acceso a financiamiento por parte de los grandes conglomerados económicos. También puede haber emisiones de bonos de deuda en otras divisas que no sean el dólar solamente, y mayor capacidad de negociación entre las partes sin depender solo de una divisa. Pero también, añadió, esta competencia puede traer factores negativos, tanto en el plano político como los ajustes de costos que significa el cambio. 

“En resumen, en el corto plazo es inviable salir de esa dependencia que hay del dólar, pero en el largo plazo trae desafíos interesantes, sobre todo para economías más pequeñas que tienen más dificultades para adaptarse a los cambios”.

Por su parte, el economista de la UdeC, Claudio Parés, recordó, primeramente, que el dinero tiene dos funciones que se deben distinguir. La primera es que permite realizar transacciones y la segunda es que es la forma básica para depositar valor. Es importante hacer esta distinción, enfatizó Parés, porque una cosa es el poder que tiene el dólar como instrumento de reserva y otra, su capacidad como medio de cambio internacional.

 “Lo primero depende de las decisiones de los agentes y los bancos centrales. En la medida que la de la Reserva Federal Americana y la economía del norte muestren signos de debilidad, podríamos ver a gobiernos, bancos centrales e inversionistas buscar otras formas de reserva como el oro u otras monedas mejor gestionadas, pero ese cambio será muy paulatino si es que llega a ocurrir. No se dará por una sola crisis. Lo segundo requiere de mayor coordinación. Fue tras el Tratado de Bretton Woods que los países acordaron utilizar al dólar como moneda internacional y ha demostrado ser una medida bastante eficiente para el comercio internacional. Permite fijar rápidamente el precio de los bienes entre países distintos y que todos usemos la misma referencia. Cambiar eso significaría duplicar la cantidad de información a procesar a la hora de tomar decisiones. Esto sí que lo veo poco probable”.

 

Factores en juego

El académico de programas Advance de la USS, Marcelo Gutiérrez, explicó que existen varios factores que podrían conducir a dejar de usar el dólar como referencia mundial, como el aumento del comercio internacional y las en otras monedas, la reducción del poder económico y político de los Estados Unidos y la creciente competencia de otras monedas como el euro, rublos,  o el yuan, entre otras, sin dejar de considerar las monedas virtuales (de alto crecimiento en el último tiempo).

“Algunos efectos directos serían la pérdida de confianza en el dólar, implicando una fuga en las inversiones en esa moneda, precipitando una pérdida de valor en el mercado internacional, con las consecuencias implícitas. Eso impacta directamente en aquellos países que poseen reservas en esta moneda (gran parte de los mercados), generando cambios inmediatos en los flujos del comercio internacional y generando variaciones en las ventajas competitivas en términos de precios, pudiendo generar shocks negativos en esas economías”.

Dentro de las ventajas, Gutiérrez destacó una mayor flexibilidad, ya que, al utilizar otras monedas para transacciones internacionales, los países pueden tener mayor flexibilidad en sus políticas monetarias y fiscales. 

“Esto podría permitirles ajustar su política económica de manera más eficiente y responder a las necesidades y cambios del mercado. Finalmente se podría dar un mayor fortalecimiento de otras monedas debido a su utilización para transacciones internacionales, propiciando una mayor competencia y diversidad monetaria, lo que podría beneficiar a la economía global, entendido como un absoluto equilibrio de mercados”.

 

Guerra en Ucrania y quiebre entre occidente y oriente

La profesora investigadora de Faro , Viviana Véjar, estimó que es factible, en la medida que se generalice el uso de cualquier otra moneda que se considere más estable y que provenga de un que se esté peleando la hegemonía económica mundial. Aun así, expresó, esta no parece que vaya a ser una transición sencilla ya que la nueva moneda de reserva debe venir de un país con un sólido marco institucional y que haya demostrado en el tiempo que las políticas monetarias no han socavado su poder adquisitivo. 

“Los países están buscando otras opciones para acumular sus reservas en moneda internacional debido a las sanciones aplicadas a Rusia producto del ataque perpetrado a Ucrania. Esta guerra ha venido a provocar un quiebre entre Occidente y Oriente y este quiebre podría amenazar también la continuidad del uso del dólar estadounidense como moneda de reserva”.
Ahora bien, Véjar planteó que se debe resaltar el hecho que todos estos cambios ocurren de manera paulatina. Esto ha quedado demostrado desde el inicio del siglo XXI donde el dólar ya había venido perdiendo fuerza. En 2001 el dólar constituía el 73% de las reservas internacionales, mientras que hoy sólo representan el 58% de las reservas globales. 

“El principal efecto se produciría sobre la economía estadounidense que se vería obligada a ajustar la imprenta de dólares para no experimentar un aumento explosivo de una inflación que ha estado reprimida producto de la alta demanda de su moneda. El efecto en los países más grandes y que siguen los pasos en la competencia por la hegemonía mundial, es que tratarán de deshacerse de la moneda del norte a ritmos acelerados. Sin embargo, los países con economías más pequeñas aún no se verán en la urgencia de desinvertir sus instrumentos financieros en dólares. Las exportaciones norteamericanas serán más competitivas y mejorará la cuenta corriente de su balanza de pagos”.

-¿Qué ventajas trae a los países que deciden prescindir del dólar para transar bienes en otras monedas?

-Para los países menos industrializados, las importaciones provenientes de Estados Unidos podrían ser más baratas y el comercio doméstico podría ver reducido sus costos, lo que podría traducirse en precios de bienes de consumo más bajos. En la medida que el dólar deje de ser demandado y éste se deprecie, los bienes de capital importados también se podrán adquirir a precios más competitivos lo que mejora la eficiencia de la industria interna. El petróleo proveniente de EE.UU. se abaratará y competirá con el petróleo de los países de la OPEP. Esto beneficia en forma transversal al consumidor y a la empresa doméstica. Esta situación, puede ayudar a reducir la inflación en países que, como Chile, están tratando de enfriar el nivel de precios. Sin duda, constituye una ayuda a las políticas monetarias y a alcanzar el objetivo del Banco Central.