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Medioambiente, seguridad jurídica y derecho de propiedad debieran ser los aspectos presentes dijo el director de Acera, Felipe Gallardo.
Un estudio encargado por la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera) a fines de 2022 dio cuenta que la participación de las Energías Renovables No Convencionales (Ernc) en la matriz eléctrica nacional da un acumulado de 31,1%.
Asimismo, se estudió el escenario sin plantas termoeléctricas a carbón al 2030 y al 2040, concluyéndose que se hace necesario que en ocho años más, se necesita instalar 22,5 GW de renovables y almacenamiento para cubrir la demanda, dentro de los cuales se debe potenciar más solar CSP (energía termosolar de concentración) y sistemas de bombeo hidráulico.
En pleno proceso de transición energética que vive Chile, www.tradenews.cl entrevistó al director de Estudios de Acera, Felipe Gallardo, quien abordó el avance de las energías limpias, los obstáculos y desafíos a cubrir, así como el desarrollo de nuevas tecnologías y el rol que la nueva Constitución debiera tener en el rumbo del desarrollo energético chileno.
-¿Cuál es su balance de lo avanzado en los últimos diez años en relación al desarrollo de las ERNC en Chile?
-Durante la última década las Energías Renovables No Convencionales han experimentado un crecimiento relevante en la matriz de generación eléctrica, lo que redunda en que durante 2022 un tercio de la energía eléctrica que se generó en el país provino de este tipo de centrales, y en algunas horas en particular, estas energías abastecieron más del 70% de la demanda eléctrica. Este crecimiento se ha basado principalmente en el desarrollo de centrales solares fotovoltaica y eólicas, con motivo de la baja sostenida que han experimentado los costos de desarrollo de estas tecnologías y debido a la existencia de una serie de políticas públicas que han propiciado su instalación. A pesar del rol protagónico que actualmente, presentan las tecnologías antes indicadas, de todas formas, se debe destacar que Chile cuenta con un inmenso potencial para desarrollar el resto de las tecnologías no convencionales, y, de hecho, actualmente también se encuentran en operación centrales de biogás, biomasa, geotermia, minihidráulica de pasada y termosolar.
En este contexto, el segmento de generación renovable de electricidad ha mantenido una importante actividad durante los últimos años, contribuyendo no sólo a la mantención de puestos de trabajo en momentos de crisis, sino que también aportando al crecimiento económico del país y al avance decidido a la transición, desde una matriz con alta dependencia de los combustibles fósiles, a una basada 100% en energías renovables.
-¿Cómo analiza el proceso de descarbonización que vive Chile?
-A nivel mundial se percibe una tendencia que busca desfosilizar la generación de electricidad. Las empresas propietarias de este tipo de centrales, tanto por motivos económicos como reputacionales, han avanzado en el retiro y/o reconversión de sus centrales térmicas, y en paralelo, han comenzado a desarrollar portafolios de proyectos basados en tecnologías renovables y sistemas de almacenamiento. En este contexto, durante el año 2022, Chile publicó la Ley Marco de Cambio Climático, que establece como meta que el país sea carbono neutral y resiliente al clima a más tardar el 2050. Además, está en curso el plan de retiro anticipado de centrales a carbón, publicado originalmente en 2019, que por medio de un acuerdo público-privado se comprometió en cerrar todas las centrales de carbón en Chile al año 2040. Este calendario original se ha ido modificando y acelerando constantemente a lo largo del tiempo.
A pesar de los importantes avances del sector en cuanto a la penetración de energías renovables y en el retiro de centrales a carbón, aún existen grandes desafíos en materia energética de los que hay que hacerse cargo para consolidar el proceso de descarbonización: planificación y ordenamiento territorial para el despliegue de los proyectos renovables, lo que va adosado a una mayor y mejor participación de las comunidades en las decisiones de cómo construir y materializar las inversiones asociadas a la transición energética; implementar las condiciones habilitantes que permitan terminar de materializar el programa de cierre de centrales de carbón, y, en una etapa posterior, avanzar en el retiro del gas natural y diésel de la matriz de generación eléctrica, con responsabilidad en la seguridad y costo del suministro sin dejar de lado la ambición de metas climáticas y de reducción de emisiones del sector eléctrico; la mayor participación de los usuarios en la gestión de sus consumos y eficiencia energética; el desarrollo de la generación distribuida y el mayor acceso de los ciudadanos en el autoconsumo; y la electrificación de sectores de alto consumo energético y de marcado origen fósil, como el transporte y la calefacción, entre muchos otros.
-¿Cuáles son los desafíos del desarrollo actual de las ERNC en Chile y qué nuevas fuentes tienen cabida en un escenario futuro?.
-Desde la perspectiva del corto plazo, el año 2022 puede ser entendido como un año de señales contradictorias respecto al desarrollo de energías renovables en el sector eléctrico, ya que por una parte se mantuvo un crecimiento relevante del segmento, principalmente respaldado en decisiones de inversión que mantienen la inercia de una serie de incentivos de mercado y políticas públicas desarrolladas en años anteriores, y, por otra parte, ocurrieron algunos sucesos que podrían desincentivar esta tendencia de permanente inversión experimentada durante la última década. En particular, el año 2022 estuvo marcado por los altos niveles de reducción de generación ERNC, la alta exposición a Costo Marginal Cero que experimentaron algunos generadores ERNC, alza de costos sistémicos y desacoples relevantes de Costos Marginales. Es urgente que se apliquen medidas que permitan eliminar/mitigar estas afectaciones en el corto plazo.
Desde la perspectiva del largo plazo, si bien se proyectan escenarios favorables para el desarrollo de la industria renovable dentro de los próximos años, para poder alcanzar las metas propuestas es necesario disponer de una serie de condiciones habilitantes que permitan transitar hacia un matriz energética libre de emisiones, siendo probablemente la más relevante, la electrificación de consumos energéticos que actualmente son provistos por fuentes fósiles (climatización, transporte, procesos industriales, etc.), toda vez que en primer lugar se descarbonice la matriz eléctrica de generación. Para avanzar con este último punto, es necesario disponer de un marco regulatorio que contenga las señales de certidumbre e incentivos correctos para el óptimo desarrollo de nuevas inversiones en centrales renovables y sistemas de almacenamiento, la construcción oportuna de infraestructura de transmisión y las adecuadas políticas para la operación del sistema, la planificación y ordenamiento territorial para el despliegue de los proyectos renovables, entre una serie condiciones claves.
Con respecto al desarrollo de nuevas tecnologías, en la actualidad las tecnologías solar fotovoltaica y eólica son las más competitivas respecto a sus costos nivelados de desarrollo. Lo anterior, sumado al inmenso potencial de generación eólico y solar que presenta Chile redundan en que, desde la perspectiva económica, lo más eficiente ha sido expandir el sistema en base a este tipo de instalaciones. Sin embargo, el recurso primario de generación asociado a estas tecnologías presenta variabilidad, lo que genera la necesidad de disponer de instalaciones que puedan inyectar energía al sistema cuando no existe sol o viento. En esta línea, el desafío consiste en encontrar al mix de generación más eficiente para complementar la generación solar fotovoltaica y eólica. Considerando el contexto de descarbonización que está experimentado el sistema eléctrico nacional y la sequía que ha afectado al país durante la última década, este complemento se debiese dar a partir de tecnologías renovables con participación 24/7, como por ejemplo, la concentración solar de potencia o la geotermia, y mediante sistemas de almacenamiento de energía, que permitan realizar una gestión de la energía generada por centrales eólicas y solar fotovoltaicas, de manera de que dicha energía pueda ser almacenada al momento de su generación, y posteriormente, sea inyectada al sistema en las horas en donde no esté presente el recurso primario de generación.
-¿Cuál debería ser el impacto de la nueva Constitución en el desarrollo de las ERNC en Chile?
-Desde nuestra perspectiva existen tres elementos fundamentales para acelerar la transición energética que debiesen abordarse en la Constitución: medio ambiente, derecho de propiedad y seguridad jurídica. La Nueva Constitución podrá dar certidumbre al principio de seguridad jurídica en el contexto de la inversión baja en carbono en el sector eléctrico. Hay hoy roles conflictivos de la actual constitución con la transición energética. Por un lado, la transición de bajas emisiones de carbono requiere nuevas inversiones, lo que exige un marco legal estable y predecible. Por otro lado, la transición energética exige el desarrollo continuo de marcos de legalidad para responder a la evolución del sector energético. Este cambio continuo es perjudicial para la inversión necesaria para financiar la transición. El principio de legalidad y certeza puede funcionar como un medio para anclar estos cambios, y reconciliar los roles en conflicto: los desarrollos requeridos por la transición energética, por un lado, y certeza de inversión, por el otro.