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La rechazada propuesta fue desmenuzada por abogados, mientras que la CNC llamó a que la próxima reforma que se haga, “se interiorice genuinamente de la realidad que ellas viven y entiendan de verdad lo que necesitan”.
“La rechazada reforma tributaria era tremendamente perjudicial para las pymes desde el momento en que estas, en su gran mayoría, son proveedoras de las grandes empresas, y muy dependientes de la realidad de estas últimas. Cada vez que se suben los impuestos a los más grandes, se producen ajustes en personal, salarios y tarifas de proveedores”.
Así de claro fue Álvaro Moraga abogado y socio de Moraga Cia, quien agregó que, por ende, las pymes dependen directamente del crecimiento económico del país, a diferencia de las grandes empresas que no sólo tienen espaldas financieras si o que usualmente tienen diversificada su cartera de inversiones en distintos rubros y países.
Por su parte, Pilar Cabello, socia de Auditoria e Impuestos de Cabello Abogados Tributarios, agregó que en el proyecto se proponían varios beneficios a las pymes, como que desde el año comercial 2023 deberían pagar el 25% pues se acaba el beneficio, este proyecto propone un alza gradual del 13% en el año comercial 2023, 20% en el año 2024 y llegar al 25% original en el 2025.
Rebaja de tasa
También este proyecto considera beneficios de rebaja de la tasa de interés a las deudas fiscales de las pequeñas empresas, puesto que el proyecto consideraba que no se apliquen intereses sobre las cuotas de convenios con un plazo de hasta 18 meses que sean suscritos por Pymes. Respecto de estos convenios, el valor del pie inicial no podrá superar el 5% de la deuda.
Sobre si el impuesto a los súper ricos era un verdadero aporte, la experta indicó que toda recaudación es un aporte, pero siempre debe existir el equilibrio y no se deben convertir los impuestos en confiscatorios, mayor aporte, pero ajustado, con topes, este proyecto establecía impuestos de salida con tasas más bajas. “Existe una cláusula que fija una carga tributaria máxima de 50% sobre el total de ingresos del capital, considerando conjuntamente impuesto a la renta (empresa y dueño) y el gravamen patrimonial”, recalcó.
Enfatizó, además, que el impuesto más alto en Chile es el IVA, que, por ser indirecto, grava a todas las personas por igual cuando consumen bienes o servicios, convirtiéndose en un impuesto que afecta a los grupos económicos más necesitados por la carga en los bienes de necesidad básica. Por otro lado, el impuesto a la renta que es directo afecta a quien generó ganancias. Al analizar cifras macros, o promedios, Chile se podría encontrar cerca del % global en países OCDE, pero al abrir la información se detecta que la contribución principal la hace el IVA y el impuesto a la Renta sólo alcanza cerca del 7%, muy bajo en comparación a los otros países donde llega al 23,5%, es decir, una gran brecha. Este es un cambio pendiente si no se aprueba esta u otras reformas.
Moraga añadió, por su parte, que el tributo a los súper ricos es anacrónico, desechado por la mayoría de los países Ocde que alguna vez lo tuvieron, salvo 2 (y con muchos matices). “Si bien es alto (de los más altos de la OCDE), lo relevante no es tanto eso, sino que la ineficiencia del Estado en la administración de los recursos que ya tiene”, apuntó.
-Este proyecto ¿combatía la informalidad?
-No. Siempre que encarece por la vía de impuestos la producción y los servicios, se incentiva la informalidad. Basta con mirar a nuestros vecinos, donde es muy común tener 2 contabilidades, una negra y otra que muestra solo una parte.
-El control a la elusión y la evasión ¿es clave para resolver en parte los ingresos del Estado?
-Tan clave cómo administrar eficientemente los recursos que tiene. La diferencia es que el Estado tiene las herramientas legales incluso para llevar a la cárcel a quienes evaden impuestos. Pero los ciudadanos no tenemos ninguna herramienta que nos permita enjuiciar a los funcionarios públicos que dilapidan los recursos de todos.
No es un triunfo
Por su parte, María Ignacia Rodríguez, secretaria general de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (CNC), señaló que la votación no es un triunfo de los ricos contra los pobres, tampoco de los empresarios contra los trabajadores.
“Dejemos de una vez esas caricaturas de lado y entendamos que todos, trabajadores y empresarios, somos personas que nos levantamos cada día, trabajamos y nos esforzamos para tener un mejor país. Lo que ocurrió ayer, fue el rechazo democrático a un proyecto de ley que no fue apoyado por las pymes, porque no las favorecía. Nuestro llamado es que la próxima reforma que se haga, se interiorice genuinamente de la realidad que ellas viven y entiendan de verdad lo que necesitan”.
En lo inmediato, dijo, y el gobierno puede hacerlo ya que no estaba incluido en el proyecto rechazado, corresponde demostrar con hechos que sí se las apoya. Para eso, basta enviar un proyecto que sabemos tendrá unanimidad, para dejar la tasa de su impuesto de primera categoría en un 10%. No es justo que los dueños de las pymes, que pagan en sus impuestos personales una tasa menor (promedio 7%) terminen financiando al Estado. Si eso no se cambia, pagarán una tasa corporativa de un 25% y el Estado deberá devolverles esa diferencia (18%) varios meses después y sin intereses. El rechazo a esta reforma no puede ser la justificación para no hacer las mejoras urgentes que las pymes y la ciudadanía requieren y hay espacio suficiente para que trabajemos unidos en la búsqueda de esas soluciones.