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Por: Herbert Schulz, CEO de Radar
Mucho se ha comentado de la nueva ley que entró en vigor hace unas semanas. Una que afectará principalmente a los servicios financieros tecnológicos, la Ley de Innovación Financiera o Ley Fintech. Si bien, esta traería una serie de cambios y beneficios para este rubro como otorgar certeza jurídica y open finance, un marco normativo dentro del cual podrán desarrollar múltiples servicios financieros de base tecnológica no estaría abarcando a un “todo”, ya que reconoce a servicios pero no los diferentes tipos de empresas.
Todo el ecosistema está muy atento a las setenta normativas que deben ser aprobadas por la CMF, ya que son los responsables de bajar estas normativas que aún no están claras. Si bien se promulgó la ley, y es un gran salto, este tipo de normas tiende a llegar muy atrasada, por lo tanto, las nuevas ideas que vayan apareciendo, quedarán fuera. Habría sido positivo tener un espacio a la CMF para acoger modelos de negocios no cubiertos en la ley y que podrían haber quedado dentro del espectro Fintech.
En general las Fintech apoyan esta moción, ya que trae diversos beneficios. Con esta ley, los más favorecidos son los consumidores, ya que serán ellos los que recibirán más confianza y certeza de que estas instituciones basadas en tecnología serán reguladas. Cumplirán con ciertos estándares de funcionamiento, mitigación de riesgo, niveles de capital mínimo, entre otros temas. Al mismo tiempo, las startups , entregarán certeza al entorno, ya que al generar un marco regulatorio, disminuye el riesgo de cierre de estas mismas y por tanto influye en la disposición que puedan tener los inversionistas a confiar en estas compañías.
En México se celebró mucho la ley, pero al momento de bajar la normativa, se limitó mucho la entrada a las ideas innovadoras financieras y fue un golpe duro para quienes querían entrar como startup. Esto se puede evitar acá.
Sólo por dar un ejemplo, si cada banco decidiera implementar un protocolo distinto, probablemente en la ejecución y puesta en marcha, esto sería inviable o muy complejo de ejecutar o llevar a la práctica, y de poco valor para las personas y el ecosistema. Al mismo tiempo, hay que procurar no establecer protocolos demasiado estrictos y rígidos que con el tiempo podrían quedar obsoletos en materia tecnológica.
El desafío de la CMF es llevar a cabo con éxito la Ley Fintech en materias técnicas. Por ahora es necesario esperar y poner atención en cómo serán estas mismas para que se conviertan en algo que sea fácil de llevar a la práctica, no dejando fuera quienes vayan entrando con nuevas ideas y propuestas innovadoras para el mundo financiero.