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“Las hectáreas dañadas son un 520% más que la temporada pasada”

  • Margarita Celis, nueva gerente de Corma Biobío y Ñuble sobre la contingencia de incendios forestales.

 

Margarita Celis es la nueva gerenta de Biobío Ñuble, quien asumió recién en enero pasado el cargo. La ingeniera forestal de la Universidad Austral posee 20 años de experiencia en el rubro, y asumió previo al desate de los mega que afectan a la zona sur de Chile.

La gerente explicó que desde el inicio de la emergencia ha existido una coordinación muy estrecha entre Conaf y las empresas forestales, y están desplegados todos los recursos, recalcó, insistiendo en el llamado al alto al fuego, puesto que la situación está al límite de las capacidades de contención. La representante gremial insistió en el llamado al alto al fuego, recordando la línea gratuita 130 de Conaf para realizar denuncias o avisar en caso de focos de incendios.

 

-¿Cuál es el nivel de daño hasta ahora y en comparación a otras temporadas?

-Según el Sisco, que es el sistema oficial de Conaf, hay ya más de 330.000 hectáreas dañadas, que es un 520% más que la temporada pasada. Así se puede dimensionar el tamaño de la emergencia, y aun no llegamos a la primera quincena de febrero. Cabe recordar que la temporada de incendios 2022-2023 partió en noviembre y se termina en abril, y hasta marzo hay altas temperaturas. 

 

-¿Cuáles son las regiones más afectadas?

– Biobío sobre las 150.000 hectáreas, Araucanía 80.000 y Ñuble sobre 50.000 hectáreas afectadas.

 

-¿Cómo analiza la actual situación respecto a los incendios de 2017?

-Yo diría que es una situación más extrema la actual, ya que lo que ocurre hoy está cruzado con la realidad de urgencia climática, condición a nivel mundial que llegó para quedarse y que nosotros como país tenemos una vulnerabilidad mayor. Esto hace que los escenarios sean distintos, con mayores temperaturas y menor grado de humedad. Si a esto agregamos los vientos, son condiciones que se acoplan con la sequía existente, propiciando el avance del fuego. Estos escenarios cinco años atrás ya eran distinto. En Ñuble, por ejemplo, no habíamos tenido este tipo de incendios, que ya han afectado el 70% de predios agrícolas. No hay que olvidar que el territorio se comparte con los distintos usos productivos, y la afectación no discrimina, afectando a pequeños, medianos y grandes agricultores, así como al rubro forestal.

 

-Con la experiencia ganada en incendios anteriores, ¿cómo se enfrenta la futura recuperación de suelos?

-Tras la emergencia, debemos generar un plan de recuperación, plantear una planificación territorial. Hacernos cargo también del tema agua y de biodiversidad. Tras el 2017, se generaron los protocolos de plantaciones que tiene Conaf para respetar los cortafuegos. Pero falta mucho por hacer. Creo que debemos tener nuevas medidas para un mejor ordenamiento territorial. Hoy la urgencia es proteger y recuperar los suelos antes de las lluvias, para minimizar los escurrimientos superficiales. Hay zonas que pueden tener derrumbes y perderse suelos, por eso este debe hacerse pronto, con la participación del Estado a través del Ministerio de Agricultura. 

 

¿Cuánto demora un suelo afectado por incendios forestales en recuperarse?

-Dependerá del grado de daño que cause el fuego. Puede ser muy superficial, y ahí el proceso es más bien rápido. En ese momento, la restauración y la mezcla de especies son muy importantes para generar esa primera cobertura vegetal que permita pasar el primer invierno.

 

-A modo general, ¿los daños causados por incendios forestales al suelo pueden quedar atrás en una temporada o más?

-Bueno, acá hay que ser muy responsables. Hay que recordar que el 99% de los incendios son causados por el hombre. En la ocurrencia hay muchas negligencias, lo hemos visto con las colillas de cigarro, los asados en lugares inadecuados. La maquinaria que genera chispas y una serie de combinaciones inadecuadas. Pero también está la intencionalidad. Si no somos capaces de frenar eso, que se estima sobre el 40%, no podemos calcular certeramente el tiempo que demoren los suelos en recuperarse, porque dependerá de que no sigan habiendo incendios. 

 

-¿Cómo se determina la intencionalidad?

-Por la simultaneidad de focos, sobre todo en áreas de bosque donde no hay accesos que uno pudiera pensar en chispas por maquinaria. Y ese incendio si no se combate dentro de los primeros 20 minutos, será muy difícil controlarlo.

Por eso, sin duda, hay mucho por mejorar en prevención, en líneas de cortafuegos, en especial atender las zonas de interfaz, donde muchas veces vemos parcelaciones no reguladas, donde tampoco existe limpieza de terreno ni acciones de autocuidados. Entonces se van sumando muchos ingredientes que nos llevan a lo que estamos viendo.

 

-Hay localidades como Punta Lavapié que cuentan con un único camino de acceso, el mismo que está flanqueado por plantaciones a ambos lados y que aisló a la caleta, impidiendo además que llegara ayuda de emergencia.

-Sí, ahí entra lo que decía de revisar exhaustivamente las líneas de cortafuegos y revisar las directrices de ordenamiento territorial generando nuevas normativas que en definitiva nos lleven a disminuir el , porque el clima no lo vamos a controlar. Debemos adaptarnos al cambio climático, no podemos seguir haciendo lo mismo que hemos hecho siempre.

 

-¿Es viable sumar mayores recursos para combatir incendios, por ejemplo, una aeronave de mayor magnitud?

-Creo que dada las condiciones topográficas, siempre se podrán aumentar los recursos. Pero nuestra misión no es combatir incendios, sino que prevenirlos. Hemos visto un gran despliegue de recursos, pese a lo cual se hace difícil enfrentar esta situación, por eso, creo que hay mucho por avanzar en educación, en prevención. Hay que inculcar el autocuidado, buenas prácticas de co responsabilidad en zonas de interfaz y en el mundo rural. Se hace necesario reforzar esto.

 

-¿Los socios de Corma han cuantificado los efectos a nivel ?

– Primero decir que lo primero son las vidas humanas que se han perdido y segundos las fuentes de trabajo, o cual es invaluable. El resto, habrá tiempo para analizarlo bien. Hasta ahora se estima que un 40% de las zonas afectadas corresponden a plantaciones forestales, cuyo daño al sistema productivo sobre pasa ya los US$2 millones aproximadamente, como cálculo preliminar, sin tomar en cuenta el daño a la agricultura, y a pequeña y mediana infraestructura ligada al rubro forestal.

 

Créditos: Gustavo Arias.