-
Expertos explicaron las implicancias de elegir este proceso, que ayuda a seguir con el proyecto.
Ha sido un año complejo en lo económico, con empresas enfrentando dificultades, a tal punto que muchas han tenido que someterse a la quiebra o la reorganización.
Uno de los casos más sonados en los últimos días fue Papa John´s, que inició un proceso de reorganización judicial para evitar la quiebra, cuyo principal acreedor es el Banco BTG Pactual Chile, entidad con la que adeuda unos $28.769 millones, y que representa el 46,05% del total de sus pasivos.
Pero qué implica una reorganización. Para Pablo Cifuentes, abogado y socio de CBC Abogados, este paso puede resultar positivo, en la medida que la empresa que se someta a dicho proceso realmente tenga una viabilidad económica a futuro. Es decir, que sea capaz de sobreponerse a las dificultades financieras que hayan motivado el inicio de la Reorganización -rentabilizando su operación-, y cumplir con los compromisos adquiridos con sus acreedores dentro del marco del proceso.
Aclaró que uno de los aspectos centrales de un proceso de una reorganización, es que dentro de éste la empresa deudora presenta una propuesta de pago a sus acreedores en condiciones distintas de las originalmente pactadas, y que le resultan más factibles de poder cumplir. Dentro de dichas propuestas, puede estar la concesión de un plazo de gracia -que permita que la empresa pueda obtener mayor liquidez-, establecer un mayor número de cuotas para el pago de la deuda, etc. Es decir, la empresa tiene libertad para proponer fórmulas de pago en la forma que mejor estime y resulte más adecuada a su realidad económica, pero finalmente serán los acreedores quienes decidirán si ésta les parece adecuada o no, votando a favor o en contra de la propuesta que les sea presentada.
Sobre si reorganizar una empresa grande, como la cadena Papa Johns, es más complejo que una pequeña o es lo mismo en términos administrativos, dijo que si la empresa es grande, mediana o pequeña, no incide en lo que concierne al proceso en sí, en cuanto esté siempre será el mismo, en términos de su estructura, etapas y objetivos.
Flexible
Diego Messen, abogado y socio de Moraga & CIA, agregó en general, los términos de cumplimiento que se propone por el veedor a la junta de acreedores, son bastante razonables. En todo caso, es mejor recibir el pago de un crédito en una modalidad más flexible que tener que verificar un crédito en una liquidación, donde probablemente el cumplimiento de la acreencia será muy difícil.
Aparte, aclaró que este proceso es mejor que la quiebra, desde un punto de vista de la empresa -ya que ésta puede seguir funcionando- y la del acreedor, que tendrá la expectativa de obtener un cumplimiento de su acreencia.
En tanto, Benjamín Jordán, abogado y coordinador de la Red de Expertosendeudas.cl, sumó que el procedimiento de reorganización no ha sido preferido por las empresas, ya que en el último boletín estadístico de la Superir solamente 48 empresas en el año han optado por este procedimiento.
“Esto debido a que el procedimiento cuenta con varias falencias, la primera es que no se puede obligar a los acreedores a encauzar un acuerdo, la Superintendencia tiene bajas atribuciones y cumple solamente un rol de facilitador, y porque los acreedores tienen a optar por pagarse sus créditos rápidamente y no negociar en los plazos queridos por el que solicita la reorganización, sumado a que en general es un procedimiento que implica costos altos en asistencia técnica. Ahora si la reorganización funciona tiene aspectos positivos por ejemplo que permitirá a la empresa reestructurar sus activos y pasivos y poder salir adelante”.
Un punto que recalcó que es una solución poco común a la que en general solamente optan empresas medianas o grandes, por sus costos, por su poder de negociación y por la naturaleza de los créditos. En este sentido, en un año ni siquiera han alcanzado 50 reorganizaciones.
“Desde el punto de vista tributario y contable es más difícil, ya que en empresas más pequeñas los balances son sencillos, pero en una empresa grande tenemos muchos bienes que son parte del patrimonio de los cuales es complejo medir su valor, por ejemplo, la marca y su prestigio, derechos de llaves, valor de las acciones si corresponde, valor de las franquicias y de activos intangibles, entre otros”, cerró.