Más de 20 mil personas de todo Chile participaron en los cinco procesos participativos realizados por Tenemos que Hablar de Chile, iniciativa impulsada por la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile, durante el trabajo de la Convención Constitucional.
A partir de estos procesos, se elaboraron múltiples insumos para el trabajo de la Convención, los que junto a los resultados de la totalidad de los diálogos y consultas realizadas entre agosto de 2021 y noviembre de 2022, fueron sintetizadas en un informe comprensivo que entrega siete claves para saber qué se aprendió y cómo proyectar un nuevo proceso constituyente desde la mirada de la ciudadanía.
En cuanto a los participantes se trata de personas de 318 comunas y de las 16 regiones del país, abarcando edades desde menores de 18 años hasta mayores de 55, provenientes de variadas situaciones socioeconómicas y siendo la mayoría mujeres. Además, participaron personas que se identifican como parte de un pueblo originario y chilenos desde el extranjero.
Valentina Rosas, subdirectora de Tenemos que Hablar de Chile, destacó la relevancia de este insumo ante el acuerdo alcanzado por las diferentes fuerzas políticas para dar continuidad al proceso constituyente.
«Hoy la política ha llegado a un importante acuerdo, pero la tarea de conectar con la ciudadanía es aún larga y compleja. En este contexto, este informe es un insumo relevante para avanzar en un proceso que entregue certidumbres a la ciudadanía y que responda a sus diversos anhelos de cambio”.
Las 7 claves
- En el informe se destaca que los sentimientos negativos se han intensificado en la ciudadanía y sus causas se han diversificado. De acuerdo al estudio, la esperanza ha disminuido, especialmente en los sectores más vulnerables, al mismo tiempo que la violencia, los problemas económicos y la incertidumbre percibida respecto a la propuesta constitucional han generado un “estrés social” en la ciudadanía.
- La conversación sobre el futuro sigue siendo sobre anhelos de cambio. Existe una demanda por derechos ligada a las necesidades que viven cotidianamente las personas.
- No obstante, existe una gran diversidad de miradas detrás del anhelo de cambio constitucional. Los sueños y valores que las personas atribuyen al cambio constitucional varían según sus realidades de vida. Son múltiples miradas que buscan mejorar las condiciones sociales y materiales del país.
- A pesar de la sensación general de malestar, la vía institucional sigue presente en la conversación de las personas. El camino democrático es el más valorado, es uno de los aspectos más destacados del trabajo de la Convención y sigue simbolizando un espacio de respuesta legítima para las personas. Sin embargo, este camino no está asegurado.
- La ciudadanía es crítica ante una clase política que considera transversalmente desconectada de la realidad y preocupada de sus propios intereses. La opinión no está dirigida a un sector en específico, sino a los políticos como una unidad. Tiene como objetivo que las autoridades se empapen de la realidad y estén volcadas hacia los intereses generales, siendo eficientes en las soluciones que entregan.
- El texto propuesto por la Convención Constitucional fue evaluado críticamente, señalando que este no permitiría dar respuesta a los desafíos del país y que dividiría al país. Cuando las personas dialogaron sobre el texto aparece una preocupación por el contenido de la propuesta, por los cambios que introducía y los efectos que generaba.
- En un momento donde el resultado del plebiscito era incierto, la conversación estuvo cargada por la preocupación de las personas por una alta polarización social. En esta línea, se demandan acuerdos transversales de parte de las autoridades políticas, y se espera que estas sepan encontrar puntos en común para beneficiar a toda la población, aunque esto signifique ceder las posiciones originales de cada sector, o transgredir los intereses personales por un bien mayor.
“Cuando se analizan estos hallazgos, aparecen ciertas alarmas que son importantes para tener presente. La muestra nos ayuda a identificar los desafíos a nivel país y cómo podemos dejar de lado las divisiones generadas por el mismo proceso. Las distintas miradas son la clave para poder desarrollar la solución óptima”, dijo Hernán Hochschild, director de Tenemos que hablar de Chile.
Considerando las conversaciones y las respuestas de las más de 20 mil personas que participaron, desde el proyecto ofrecen algunas reflexiones relevantes a considerar en el próximo proceso que buscará generar un nuevo texto constituyente:
- El fracaso del proceso constitucional muestra una fractura entre la ciudadanía y sus representantes.
- Se creó un contexto de intensificación del malestar donde discursos “antipolítica” toman fuerza en la opinión pública.
- En esta línea, discursos populistas o donde se priorizan exclusivamente las demandas de orden y seguridad podrían capitalizar este espacio.
- Es clave que la política ofrezca certezas a la ciudadanía. Aunque el proceso constituyente ha perdido atención por parte de la ciudadanía, los anhelos siguen vivos. Además de que se han sumado nuevos conflictos y demandas en la agenda pública.
- Tras el acuerdo, es importante que el proceso contemple puentes de comunicación y participación ciudadana. Las personas quieren que su cotidianidad esté en el centro de la discusión, y para ello es clave sentirse parte del mecanismo que defina esta materia.
Sobre Tenemos que Hablar de Chile
Es una plataforma de participación e incidencia ciudadana impulsada en conjunto por la Universidad de Chile y la Universidad Católica, que busca promover la cohesión y la construcción de una hoja de ruta país.
A la fecha han participado más de 200.000 personas a través de sus mecanismos de participación, en todas las comunas y regiones del país.
Desde el 2020 se han organizado distintas metodologías de participación para poder abarcar de norte a sur y de este a oeste a toda la población en territorio chileno. Cada uno de los espacios participativos que hemos implementado han sido creados y sistematizados por la UC y la Chile, buscando relevar lo que millones de personas han compartido en nuestros diálogos virtuales y presenciales.