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Paro camionero le mete presión al IPC de noviembre

  • Por otro lado, la realidad del transporte de carga es dura, según uno de sus dirigentes. La inseguridad y los altos costos del petróleo, que se han duplicado, han llevado a muchos transportistas pequeños a la quiebra.

 

Ayer por la tarde, la Asociación de Supermercados de Chile ya alertaba sobre el desabastecimiento, principalmente de frutas, verduras, carnes y lácteos en las góndolas de algunos de sus establecimientos de las regiones de Valparaíso al norte, debido al paro de los transportistas de carga, que ya entró en su segunda semana de movilizaciones.

¿Pero qué efectos tendría esta paralización en el costo de las familias de mantenerse activo? 

Para Clavería, director de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad del y analista del Centro de Estudios en Economía y Negocios de la UDD, el impacto en el próximo IPC y con ello en la UF, podría ser, pero muy acotado. Ello dependerá de si los costos asociados de algunos productos van a ser traspasados a los consumidores. De ser así, podría tener un efecto de algunos puntos porcentuales pequeños, porque también esto se mide en ciertas fechas. “Va a depender de cuándo se midieron los precios”.

 Sin embargo, agrega que hay que recordar que los alimentos son los que tienen la mayor ponderación en el IPC, representando poco más del 19% del consumo de una familia, por lo que la alteración de alguno de esos productos puede tener un impacto mucho mayor en el IPC.

Esto está por verse, porque de acuerdo con lo planteado por Smith, si bien los grandes transportistas ya se bajaron del paro, ya que consideran que lograron un buen acuerdo, hay una presión para los más pequeños que no se quieren bajar y, desde esa perspectiva, estima que los que quedan movilizados puedan mantenerse más tiempo. 

Germán Faúndez, presidente de la Federación de Transportistas de la Región del Biobío, precisó que la movilización está más concentrada en el norte del país, donde hay transportistas más chicos.  En el sur hay ciertos focos de movilización como a la salida de Paine, Linares y en Curicó, pero son menores, aseguró. 

 

Transportistas chicos, quebrados

Dijo que el transporte cambió demasiado. “Han surgido nuevos dirigentes, hay empresas que realmente han esquilmado al transportista chico, se han aprovechado demasiado, entonces al final crean un problema como este, que ya no pueden trabajar, porque no tienen los recursos. Hay empresa que han tenido grandes ganancias de hasta 700 millones de dólares al año y a los chicos los tienen quebrados. Entonces esto fue un grito de desesperación para el que el Gobierno metiera las manos en el petróleo que en nuestro trabajo es un 40 a 42% de los , y hace un par de años no era más de un 18%. Entonces si no puedes subir los precios, con altos precios de los peajes, de los neumáticos es imposible seguir trabajando”, lamentó.

La Federación que lidera Germán Faúndez pertenece a la Confederación de Dueños de Camiones, la CNDC, la que tiene un lema que el dirigente destaca: “Nosotros construimos, no destruimos”, y aclaró que no entraron en esta movilización “porque no era nuestra, por eso no hemos hecho declaraciones a nivel nacional, pero respetamos la decisión de ellos de no llegar a acuerdo. Lo que sí hemos hecho es ser un puente para que se llegue a buenos acuerdos. Queremos que así sea, pero también sabemos la molestia y el sentir que tienen, de sentirse desplazados y no ser escuchados en sus problemas”.

No obstante, “la congelación del precio del diésel por cuatro meses era desmedido”, dice e insiste que habla a título personal.

Altos costos y seguridad

Admite que esto trae consecuencias sobre todo para los productores de frutas que son los más afectados en estos días, pero agrega que hay temas de seguridad que son de los más importantes. 

“A nosotros en el sur nos han robado al menos unos 100 camiones de salmón que salen de Montt hacia el Biobío. No hemos pillado nunca ni una cola de un salmón y los camioneros somos el jamón del sándwich, porque toda carga que va a los puertos tiene un deducible del 10% y las cargas están entre $100 y $250 millones. Eso significa que automáticamente el transportista tiene que pagar $25 millones por el deducible; al exportador le devuelven la carga completa, porque la compañía de seguros le paga el 80 a 90% y a nosotros el 10%. Después, el empresario vuelve a vender esa carga, porque tiene que devolverle al cliente la carga que le robaron. O sea, el que robó la carga la vende entera y los camioneros tenemos que pagar.  Más encima las pólizas de seguro son altísimas si es que a uno le roban”, detalla el dirigente gremial.

A juicio de Faúndez, todas esas cosas ya han creado muchas molestias de las que nadie se hace cargo. “No hay solución del problema, siguen robando, siguen estas mafias y la delincuencia en las carreteras. Creemos que estas son materias que deben analizarse en mesas que hay que trabajar con el gobierno y sobre todo en el norte que, con tanta migración, ya no se puede ni siquiera dormir, porque les roban hasta la ropa a los camioneros. Ya el abuso ha sido demasiado. Esa es la causa de todo este problema que llevó a esta paralización”, sentenció.

 Finalmente, Smith añade que congelar el precio de los combustibles es, desde el punto de vista político, un tema muy complejo. Significa que el Estado deberá gastar un un monto no menor para subsidiar, con recursos que se pueden destinar a otra cosa con la cantidad de demanda que hay hoy día y además, beneficia solo a un grupo.

Cabe considerar que, de acuerdo con las últimas mediciones, las familias de la “real” clase media no tiene auto, por lo tanto, de alguna manera, bajar el diésel frenaría futuras alzas, por ejemplo, en los pasajes del transporte público y desde esa perspectiva se verían beneficiadas las personas de menores ingresos y desde ese punto de vista, la medida podría mucho más justificable, concluye.