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Desde la presidenta del BCCh, el mercado y analistas coinciden en que inflación iría a la baja, aun así hay cautela en las proyecciones.
En octubre de 2022 el Índice de Precios al Consumidor (IPC) anotó una variación mensual de 0,5%, acumulando 11,4% en lo que va del año y un alza a doce meses de 12,8%.
Frente a este último indicador del costo de la vida, la presidenta del Banco Central de Chile (BCCh), Rosanna Costa, destacó que el IPC sumara dos meses a la baja, dejando entrever que podríamos estar en el inicio de una baja inflacionaria con miras al rango meta del 3% a largo plazo. No obstante, fue cauta al señalar que hay que esperar para ver si se trata de algo sostenido.
El académico de la Facea Ucsc, Andrés Ulloa, dijo que, tras los dichos de Rosanna Costa, el mercado espera, efectivamente, que la inflación baje. “De alguna manera ha anclado las expectativas de inflación…no sé si en los rangos meta del Banco Central, pero cerca. Recordemos que el organismo espera que el próximo año se acerque al 3% anual. Probablemente, no se cumpla, porque hay una inercia inflacionaria que no es fácil bajarla abruptamente, y si este año estará entre 13% y 14%, es probable que se pueda mover a la mitad (7%), o en el mejor de los casos entre el 5%”.
Ulloa recordó que es lo que busca el BCCh con las subidas de tasas de política monetaria, para lograr anclar las expectativas, y este último IPC da cuenta de que está funcionando, y si las expectativas se siguen cumpliendo, dijo, lo más probable que el próximo año baje el costo de la vida, pero el problema, insistió, es la inercia inflacionaria.
“Por ejemplo, todos los reajustes salariales que se vienen en el sector público y privado están indexados al IPC, y eso igualmente generará alzas de precios, aunque debieran ser más moderadas, lo que sustenta, en definitiva, la proyección de que la inflación irá a la baja el próximo año, situándose entre el 5% y 7%, apuntó Ulloa.
Se tocó fondo
Para el economista de la UdeC, Claudio Parés, es importante destacar que “se tocó fondo”, aunque advirtió que aún no se puede celebrar.
“Efectivamente, las señales van dando cuenta de una situación que comienza a normalizarse. Mientras que las familias se han visto forzadas a reducir su consumo, el gobierno ha moderado el ritmo de gasto. Ent
onces, sumando el alza en las tasas de interés, tenemos que las presiones de demanda comienzan a moderarse. Por otro lado, tenemos una oferta que va retomando lentamente la normalidad, con lo que es razonable esperar que la inflación vuelva a su cauce hacia 2024. No deja de ser importante constatar que ya tocamos fondo, y que comenzamos a salir de la crisis, pero es temprano para cantar victoria. Es necesario seguir comprometidos en recuperar el empleo y la capacidad productiva para recuperar nuestro nivel de vida”.
El también economista de la UDD, Carlos Smith, ratificó que los últimos datos dan cuenta de que la inflación iría a la baja, y mucho más rápido de lo que se pensaba un mes atrás, sostuvo.
“Mi impresión es que estaríamos cerrando el año con una inflación más cercana al 12%, y la perspectiva para el próximo año creo que está más cercano al 5%, que al 6% de hasta hace poco. Creo que el rango meta del 3% se estaría logrando al primer trimestre de 2024, siempre y cuando no cambie el escenario actual, ya que sabemos que está todo muy volátil, tanto a nivel mundial como nacional”.
El docente de la Unab y magíster en Economía Aplicada, Denis Muñoz, no se mostró muy optimista, toda vez, explicó, que es necesario entender que el IPC tiene 303 bienes y 17 divisiones.
“El Banco Central está mirando al IPC, que es un promedio ponderado y que podría bajar en algunos bienes o divisiones, pero subir en otros. Creo que el próximo año se disparará el consumo de bienes básicos debido a la crisis económica, lo que producirá una baja de precios, pero no de los de primera necesidad. Entonces, creo, la inflación recién en 2024 tendería a disminuir”.
Pero para el académico de programas Advance de la USS, Marcelo Gutiérrez, la realidad económica dictará una meta más en torno al 5-6% anual, ya que se proyecta un 8% para el primer semestre, lo anterior sobre la base de la contracción en el consumo (a nivel nacional y mundial), así como también el aumento en los costos de producción (tanto en bienes como servicios) y por último, un aumento en el desempleo (disminuye el empleo formal y aumenta el empleo informal), generando una tormenta perfecta.
¿Y qué pasará con el segmento crediticio?
El Ceo de Inversión Fácil, Cristian Lecaros, ratificó que la inflación esperada será de alrededor del 6% – 7% para el otro año anual, esperando que la TPM que hoy está en su nivel más alto de los últimos 15 años baje por parte del Banco Central, porque, dijo, obviamente eso está enfriando la economía.
“Eso significa que todos los créditos de consumo estén en niveles extremadamente altos y con un impacto negativo en la economía nacional. Así que se espera que eso vaya bajando el próximo año para estar una inflación en un rango meta del 5%, 7%.”