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Buscan construir plantas desaladoras vía concesiones MOP

  • Se advierte la necesidad de crear una política pública que haga atractiva el área a inversionistas y se desarrolle más y mejor infraestructura frente a la escasez hídrica.

 

Sabía usted que existen cerca de 20.000 plantas desaladoras en el mundo, con una capacidad mayor a 100 millones de m3/ día las que pueden tratar de mar (60%) o agua salobre (40%). Son cifras que avalan que se trata de una tecnología operativa y en uso, tanto en el mundo como también en Chile, donde existen a la fecha 20 unidades desaladoras y otras dos en construcción.

Lo anterior formó parte de los contenidos del seminario “Desarrollo de proyectos de desalación vía concesiones del MOP” organizado por el Consejo de Políticas para Infraestructura (CPI). Allí, el director ejecutivo del CPI, Carlos Cruz, dijo que instancias como éstas son vitales para evaluar oportunidades y distinguir obstáculos para desarrollar esta infraestructura en Chile vía concesiones, sistema que en el pasado ha dado buenos resultados, recordó, en especial cuando se tiene celeridad en su concreción. 

Cruz agregó que hay apuro frente a los efectos del que, en el caso del país, tiene su forma más definida en la sequía que ya supera una década. “No queremos llegar tarde”, planteó, recalcando la necesidad de diseñar una política pública que incluya al mundo privado en su implementación.

Temas como la oferta y la demanda son cruciales a la hora de pensar desarrollar un proyecto, así como tomar en cuenta las realidades de cada territorio y comunidades. 

“Hay que darles señales a los privados para que desarrollen inversión verde, esto, junto al proceso de descarbonización que vive Chile. Hay que agilizar la inversión pública y extranjera, mejorar la eficacia en la tramitación y afianzar los nexos público-privados”, resaltó Cruz como desafíos.

 

Buena idea

Por su parte, el jefe de división Proyectos de la dirección de Concesiones del MOP, Luis Felipe Elton, estimó que es una buena idea concesionar proyectos de desalación y recordó las palabras del Presidente Gabriel Boric en el sentido de que es muy importante dar señales al mundo privado de que hay un entorno propicio para la inversión verde.

“El actual Plan de Infraestructura añadió proyectos de seguridad hídrica, incluidos proyectos de desalación, y éste forma parte de la exitosa política que partió en 1990, el que ha significado 108 contratos adjudicados, muchos están absolutamente vigentes, con una inversión total de casi US$28 mil millones”.

Elton aseguró que la seguridad hídrica es prioritaria para el MOP, entendiendo que las sequías agravan las desigualdades sociales y económicas. 

“El objetivo del MOP está claro: satisfacer el 72% del agua para agricultura y el 12% para abastecer agua potable. Hoy sumamos dos licitaciones de proyectos desaladores vía concesión por casi US$500 millones, que se encuentran en su fase inicial en Coquimbo y Rancagua, pero esto debemos insertarlo en algo más grande, lo que obliga a mejorar en varios aspectos, como la dimensión jurídica, la que si bien permite proyectar e invertir en plantas desaladoras, se necesita un mandante público que sea ágil, decidido y que tenga las competencias. Esto porque éste debe decidir en base a una estrategia de desalación concesionada, y hacerlo respecto de los puntos óptimos de ubicación (oferta, demanda, productividad agrícola). Hoy no tenemos esas competencias”, aseguró Elton.

Otras dimensiones a atender, prosiguió el jefe de División de Proyectos de la Dirección de Concesiones del MOP, Luis Felipe Elton, tienen relación a la necesidad de generar diálogos previos con las comunidades, y ver si hay un consenso territorial y económico en torno al proyecto en cuestión. Asimismo, vislumbró la necesidad de instalar un equipo de trabajo en la Dirección General de Concesiones para reforzar la unidad de proyectos hidráulicos.

 

Visión desde un titular

El director de de Cadagua (Grupo Ferrovial) Adolfo Martin de la Peña, dijo que ellos creen firmemente en el modelo concesional chileno, prueba de ello, dijo, es que fue pionero en los años 90 en desarrollar proyectos bajo esta modalidad, como la autopista Talca-Chillán.

“Desde septiembre de este año somos los titulares del proyecto Planta Desaladora Coquimbo, que busca satisfacer la demanda del recurso agua”.

Lo primero, dijo, fue avanzar en el estudio de factibilidad jurídica, dado lo novedoso de la infraestructura, que avalara el carácter multipropósito de la planta (agua potable y agua para otros usos), y que fuera concesionable.

Lo segundo fue analizar el número de proyectos para cubrir las tres cuencas de la Región.

Martin de la Peña añadió que es importante contar con organismos competentes para su distribución y los parámetros que guiarán la tarifa, asociada a la disponibilidad de un cierto caudal y otra variable asociada a la producción.

“El reto ahora es comenzar la fase uno ahora a fin de año y la fase 2 a fines de 2023, para adjudicar la licitación en 2025. Según nuestra experiencia, las ventajas son para la administración: permite ordenar los diferentes usos, optimizar las tarifas mediante economías de escala y pueden ser objeto de subsidios estatales si fuera necesario”.

Dentro de lo que resta por avanzar, Adolfo Martin de la Peña recordó que no hay experiencias previas de concesiones en esta área ni especialistas en la materia, lo que produce dilatación excesiva de los estudios previos, lo que significa adicionales. Entonces la ventaja mínima que tiene el desarrollador frente a la competencia, lo hace poco motivante de invertir en esta etapa”, puntualizó.

 

Impactos ambientales

La implementación de proyectos de desalación de agua de mar tiene impactos en el entorno marino y terrestre reconocen desde el CPI. Para afrontarlos adecuadamente, el socio de la Asociación Chilena de Desalinización (Acades) y gerente de desarrollo de negocios de la empresa Acciona, Waldo López, planteó que lo primero es distinguir los efectos que se generan en la fase de ejecución de los que se pueden provocar en la etapa de operación. 

“Los primeros son acotados en el tiempo, aun cuando las obras puedan extenderse por varios meses, y las mitigaciones dependerán de las condiciones específicas del sitio, por lo que se evalúan caso a caso. Dicho lo anterior, es importante indicar que un gran porcentaje de los componentes de las obras marinas tales como torres de captación, tubos de los inmisarios y emisarios (ya sean apoyados sobre el fondo marino o enterrados para el caso de micro-tunelación) son, en general, fabricados en tierra, con el objetivo de minimizar los impactos sobre el medio marino. Luego, para el acondicionamiento del fondo marino se toman todos los resguardos para alejar a la fauna marina en los periodos en los que se ejecutan trabajos mayores”, detalló.

López aseguró que para mitigar los impactos generados en la etapa de operación, “el diseño de las plantas desaladoras incorpora actualmente las mejores prácticas internacionales respecto de la velocidad en la captación del agua de mar. En cuanto a la descarga de salmuera (agua de mar con el doble de concentración de sal), en el diseño de los emisarios se realizan modelaciones que permitan que su dilución sea rápida y que su área de influencia sea la mínima posible, aprovechando la influencia de las corrientes marinas y la propia morfología del fondo marino”.