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Con apoyo de Corfo, ingeniero civil en Biotecnología creó un emprendimiento basado en la economía circular.
Hay varios materiales o biomateriales basados en la naturaleza, pero el basado en hongos es el que es 100% natural. De ahí lo llamativo de un emprendimiento que avanza desde Puerto Varas de la mano de Rodrigo Canales.
Él es ingeniero civil en Biotecnología de la Universidad Adolfo Ibáñez, desde donde comenzó su interés en emprender en el área aprovechando recursos estatales ($15 millones Capital Semilla Inicia de Corfo), siempre con el norte en la economía circular. En este contexto, se le ocurrió trabajar con hongos, puesto que son los que descomponen la materia orgánica o los residuos, logrando la creación de biomateriales. Así nace Fungi Fábrica, emprendimiento en fase de prototipo que se encuentra actualmente en el proceso de validación técnica, explica Rodrigo.
«Somos una Start-Up de bioingeniería que busca aportar al desarrollo sostenible y la economía circular. Sabemos que somos parte de la naturaleza, e inspirados por ello, trabajamos por construir un modelo de negocio que nos beneficie tanto a nosotros como a nuestro entorno. Al descubrir la tecnología del Reino Fungi, decidimos tomarla como oportunidad para reescribir nuestra relación con la naturaleza, y al mismo tiempo, difundir una nueva cultura de desarrollo, productividad y consumo, fabricando bio-productos de alta calidad, incluso a partir de residuos, que generen valor y tengan sentido con los ritmos naturales en todo su ciclo de vida”.
Múltiples beneficios
Canales explica que buscan ser una plataforma de desarrollo para quienes se interesen en incursionar en los potenciales del Reino Fungi, tanto como alimento, propiedades medicinales, cultura y biomateriales.
“Para esto, apoyamos con metodologías, investigación, insumos y redes de contactos. También esperamos que la familia Fungi Fábrica crezca, junto con la oportunidad de colaborar en la producción de hongos y derivados, e incorporar otros productores a nuestros canales de venta y redes de difusión, en especial, para incentivar el desarrollo de las economías locales y colaborativas”.
El ingeniero civil en Biotecnología dijo estar consciente de que el mundo fungi es aún desconocido y está en constante investigación, y así mismo todo lo que tiene que ver con su cultivo y potenciales usos.
“Por esto que creemos firmemente en estar cada vez más conectados como ecosistema de innovación y sociedad, ya que es la mejor forma de acelerar este proceso y lograr sembrar una cultura en donde aprovechemos al máximo el poder y la sabiduría de la naturaleza.»
Canales explica que hay una amplia gama de usos y materiales, no sólo el ladrillo que es el prototipo que hoy está en etapa de validación, pese a lo cual ya ha tenido varios interesados, confiesa.
La gracia de este material, añade, es que a diferencia de otros basados en la naturaleza, este es 100% hongo. Es el mismo sustrato que se convierte en material, por eso debe pasar por proceso de secado y se debe matar al hongo para que éste no siga creciendo cuando ya se utilice.
Múltiples usos
La forma de hacerlo es cultivar los hongos, de ahí el modelo que pretende difundir esta práctica entre las comunidades, transmitiendo la tecnología, logrando así una variedad de distintos hongos para poder ser usados de diversas maneras, desde otorgadores de salud hasta materiales para construcción.
“No nos entusiasma industrializar su cultivo, sino escalarlo en la horizontal, crear una cultura que sostenga este tipo de proyectos, que puede ser un poco más caro por los costos de fabricación respecto a los materiales tradicionales, pero es ecológico. Lo ideal es que cada región tenga su centro de producción, evitando así costos de transporte”.
Sí se debe tomar en cuenta, acota el ingeniero, es que en la zona sur se dan más fácilmente debido a la temperatura y humedad prevaleciente. Sin embargo, pueden ser cultivados en cualquier ambiente, con la diferencia que en zonas más cálidas se deberá invertir un poco más para enfriar el entorno.
“Entre 20º (incluso 15º) y 25º se dan bien, pero lo que más necesita es humedad, y en rigor pueden ser cultivados en cualquier parte del mundo”.
Sobre los eventuales usos del ladrillo, Canales explica que reemplaza al plumavit, por lo que puede ser usado como aislante o para embalajes.