-
Implementan novedoso modelo mediante articulación de alianzas privadas-públicas para proyectos de infraestructura con alto impacto social y con financiamiento estatal.
La ONG Fundación Huella Local ha implementado desde el año 2015 un novedoso modelo de innovación social en más de 45 comunas en situación de vulnerabilidad en Chile, el cual, mediante la articulación de alianzas privado-públicas permite el desarrollo de carteras de proyectos de infraestructura y equipamiento público de alto impacto social para postular a fuentes de financiamiento estatal.
La modalidad comenzó a implementarse en cuatro municipios del Biobío en 2018, y a partir de este año escaló a nivel regional con la ejecución de dos programas financiados por el Gore Biobío para la ampliación y diseño de Sistemas de Agua Potable Rural (APR) en trece comunas de la Provincia de Biobío.
Trade-News conversó con el director zona sur de la fundación, Boris Muñoz Alatruz, para entender el tipo de gobernanza que guía su trabajo, y que en el caso de la Región del Biobío, ya ha logrado apalancar $9.000 millones en distintas iniciativas de infraestructura y equipamiento.
-¿Cómo ha sido la experiencia e impacto de Huella Local en la Región del Biobío?
-Han pasado casi cinco años desde que iniciamos un convenio de colaboración con Colbún Energía para trabajar junto a los municipios de Santa Bárbara, Quilaco, Quilleco y Antuco, constituyendo la alianza “Energía que Deja Huella”. El objetivo es desarrollar proyectos de infraestructura y equipamiento de alto impacto social de manera participativa por medio de una inédita gobernanza, junto a los gobiernos locales, empresa y comunidad. Una vez finalizada la etapa de diseño y formulación, estos son postulados y ejecutados mediante financiamiento público del Gore, Subdere u otros fondos públicos sectoriales. Estamos convencidos que esta metodología de trabajo es una forma eficiente de multiplicar la inversión pública en estos sectores, ya que por ejemplo, a la fecha estamos apalancando cerca de $9.000 millones para más de 170 proyectos en diseño, en ejecución o que ya fueron entregados: pavimentos, sedes sociales, plazas, entre otras; beneficiando a más de 30.000 vecinos en estas cuatro comunas.
-¿Bajo qué diagnóstico este modelo de trabajo dio paso para formalizar un convenio con el Gore Biobío?
-Por nuestra experiencia trabajando en comunas rurales y/o rezagadas del país, hemos sido testigos de las diversas necesidades que muchas familias de nuestra región día a día demandan para mejorar sus condiciones de vida, sin embargo, actualmente se hace complejo entregar una solución concreta debido a la metodología de inversión pública basada en rentabilidad económica que continúa funcionando en Chile, donde los gobiernos locales con bajo presupuesto para recursos humanos, estudios o formulación de iniciativas de gran envergadura, son los más afectados. Fue así como respondimos a la convocatoria que nos hizo el gobernador regional Rodrigo Díaz y su equipo, quienes vieron una oportunidad en nuestro trabajo para apoyar a estos y otros equipos municipales -donde no ha habido apoyo de la empresa privada bajo este modelo-, para desarrollar asistencias técnicas a comités de agua potable, que permitirá dar solución al déficit que existe con respecto a la entrega de este servicio básico a la comunidad.
-Sobre el tema hídrico, ¿cuál es la realidad a nivel regional?
-La Región del Biobío tiene un alto potencial de este recurso desde el punto de vista geográfico, pero hay una profunda contradicción, ya que actualmente, más de 14 mil familias en la Provincia de Biobío son abastecidas a partir de camiones aljibes, un sistema de emergencia poco sostenible y que atiende solo una necesidad inmediata para el consumo humano. Incluso, se han planteado proyectos para llevar agua desde nuestra región hacia el norte de Chile para el sector productivo. Además, nos enfrentamos a otro problema, que es la calidad. Hoy se habla de cobertura, sin embargo, hay mucho por hacer frente a este tema, ya que existen familias consumiendo agua de mala calidad con las consecuencias a corto y largo plazo que esto conlleva para su salud. Si bien ha habido grandes avances por parte del Gore, Subdere y DOH, quedan al menos dos desafíos: normalizar sistemas de APR en mal estado, que cumplieron su vida útil o informales y en segundo lugar, llegar a sectores que no cuentan con estos. Bajo esto se basará la asistencia técnica que desarrollaremos como fundación para aportar al sector público que día a día aborda estas problemáticas.
-¿Cuáles son las comunas beneficiarias de estos convenios?
-Son dos programas financiados por el Gore Biobío. El primero beneficiará a las comunas de Alto Biobío, Cabrero, Tucapel, Antuco, Quilleco, Santa Bárbara, Quilaco, Mulchén, Negrete, Nacimiento, Laja, San Rosendo y Yumbel. Diseñaremos un sistema APR por comuna donde esperamos, en promedio, beneficiar entre 80 y 150 familias por cada uno. Estos APRs consideran una inversión para ejecución de entre $1.000 a $2.000 millones para su diseño, lo que permitirá apalancar más de $15.000 millones de pesos para su ejecución, multiplicando por 15 veces lo que invertiremos en diseño en conjunto a los equipos municipales, las comunidades y los servicios públicos relacionados.
El segundo programa, corresponde a una asistencia técnica específicamente en la comuna de Los Ángeles, donde diseñaremos tres Sistemas de Agua Potable Rural, porque su zona rural es más extensa que en otras; esta comuna tiene prácticamente la mitad de los APRs de la Provincia de Biobío.
Esperamos aportar en disponibilizar la información de estos a nivel provincial y aportar en la capacitación y transferencia tecnológica a los comités que están en funcionamiento en la provincia de Biobío.
-¿Existen plazos concretos para la ejecución del programa?
-Uno de los desafíos que tenemos como fundación, es acelerar procesos y, a su vez, la inversión pública en las comunas donde trabajamos. Respecto a este convenio, hay que destacar que hoy un APR demora en promedio seis a ocho años hasta su ejecución. Lo que buscamos es disminuir esos plazos a través de los diseños y la aprobación de los servicios, que, de acuerdo a los tiempos establecidos, esperamos estén aprobados en 2023. Sobre la ejecución y el beneficio de las comunidades, esperamos que se concrete en 2024. Hoy ya estamos trabajando desde el punto de vista técnico junto a los equipos municipales y del Gore. Con respecto a la formalización de este trabajo colaborativo, estamos finalizando la etapa de firmas de convenios con cada municipio y coordinando las diversas instancias participativas que se llevarán a cabo junto a las vecinas y vecinos durante este proceso. No olvidemos que cada uno de estos sistemas son autoadministrados por cada una de las comunidades.
-La realidad de Biobío, ¿se repite en otras zonas del país?
-Efectivamente, el convenio con el Gore Biobío ha sido bien evaluado como ejemplo de buenas prácticas a nivel público. Esta realidad que hoy viven muchos gobiernos locales es una situación que se repite en muchas otras regiones y bajo ese diagnóstico, es como nació Huella Local. Durante los últimos meses, nos han citado diversas autoridades para conocer el trabajo que desarrollaremos de manera pionera con el apoyo del Gore Biobío. Así, hemos firmado convenios con el Gore Atacama, Gore RM y estamos en conversaciones con otros para formalizar este trabajo colaborativo en el corto plazo. Esto viene a complementar la labor que como fundación tenemos mediante los convenios privado públicos vigentes en más de 45 comunas del país, sin perder de vista nunca la importancia y necesario aporte de las empresas que están presentes en cada una de éstas.