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Día histórico para Coronel, puesto que deja de operar definitivamente el complejo térmico a carbón en funcionamiento desde 1970.
Hoy se concreta el cierre definitivo del complejo termoeléctrico a carbón Bocamina, cuya Unidad 1 paró sus operaciones el 31 de diciembre pasado, y hoy lo hace la Unidad 2, dejando atrás 50 años de operaciones.
Cabe recordar que más allá de los impactos ambientales propios de la combustión de carbón, el complejo termoeléctrico fue fundamental en varios pasajes de la historia de Chile, cobrando relevancia en crisis energéticas como la de los años 1998 y 1999 producto de la sequía, o la del año 2007 cuando Argentina cortó el paso de gas a Chile.
No obstante, surgió el avance de las energías renovables no convencionales de la mano de necesidad de contar con modos de generación eléctrica más amigables con el medio ambiente, dando paso a la llamada transición energética, que tanto en Chile y en el mundo se volvió imperiosa debido a las obligaciones que emanaron de acuerdos para combatir el calentamiento global.
Así, el Estado, y el propio Enel, propietarios del complejo Bocamina, se comprometieron con un ambicioso plan de cierre de centrales térmicas a carbón, con metas desde la empresa generadora aún más acotados, dando paso al cierre definitivo este 2022, versus la meta estatal que fijó el año 2040 como fecha máxima para el cierre total del parque térmico a carbón en Chile.
Plan Social
En paralelo, Enel implementó el llamado Plan Social, que con una inversión total de US$120 millones, buscó apoyar tanto a trabajadores como a su entorno.
Trade-News.cl conversó con la gerenta de Sostenibilidad de Enel Chile, Antonella Pelligrini, quien repasó sus principales ejes y alcances, así como confirmó su continuación más allá del cierre de la Unidad 2.
“El Plan Social partió el año 2012 con apoyo municipal y con participación de los pescadores artesanales y sus familias, como respuesta a las demandas sociales por los impactos generados por la quema de carbón”.
Pellegrini explicó que este plan considera tres dimensiones: reasentamiento de 1.300 familias; entrega de recursos económicos a pescadores artesanales y la construcción de un parque urbano.
La gerenta recordó que en el año 2016 quisieron hacer un vuelco en la forma como se venía desarrollando el plan.
“Sumamos más y mejores criterios, con la idea de que el plan fuera más allá de la construcción de una casa, con la finalidad de dar una ayuda más integral, que mejore el estándar de vida a partir de mejoras con énfasis en aspectos ambientales”, explicó la ejecutiva.
Asimismo, se abarcaron dimensiones más amplias relacionadas con sus modos de vida y la de sus familias, entregándose ayuda para la mantención y reparación de iglesias, por su labor social que cumplen. También aportamos a escuelas, destacando el proyecto de restitución de la histórica escuela Rosa Medel, cuya ejecución estará a cargo del municipio con aportes de Enel, explicó.
En relación a la ayuda a pescadores, la ejecutiva dijo que también mejoraron el estándar de ayuda. Ya no sólo se trató de entrega de dinero, sino que añadieron herramientas de desarrollo económico, de manera de alcanzar la autonomía económica de los pescadores. Esto se hizo apoyando a más de 2 mil emprendimientos de éstos.
La otra arista es la ambiental, Antonella destacó el parque urbano donde se ubicaba el vertedero de cenizas, cuyos impactos ambientales fueron causa de muchos conflictos en el pasado.
“Se trata de una restauración ecológica que no sólo ayuda a mejorar el paisaje y aporta al esparcimiento, sino que aporta a mitigar la contaminación del aire. Buscamos un diseño que sea sostenible, que ayude económicamente a su administración y mantención. Será un parque que involucra área verde e infraestructura de índole social”.
El Plan Social lleva un 90% de avance y resta reparación de viviendas, lo que continuará hasta que eso finalice.
En cuanto a la arista laboral Pelligrini dijo que los 56 trabajadores de la Unidad 2, fueron relocalizados. Y sobre los contratistas, se hizo un trabajo de recalificación de oficios.
Respecto a la infraestructura que quedará en Coronel, la idea es reconvertirla para que pueda ser útil a la transición energética, lo que no sólo significa cerrar plantas a carbón, sino en invertir en soluciones de generación renovable. Aun no hay claridad sobre el futuro, pero también se piensa en infraestructura de almacenamiento energético, de manera de ayudar al sistema eléctrico nacional, explicó.