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¡Dejar de desperdiciar y revalorar!

Sofía Bustos, directora ejecutiva de Corporación Actuemos.

 

¿Cuántas veces el casero de la feria nos ha preguntado si la alcachofa la queremos con su tallo o no? ¿Cuántas veces le hemos dicho que No? ¿ Cuántas veces vemos alimentos desperdiciados, cuando termina la labor de una feria?. Lo mismo sucede en nuestros hogares, muchas veces tiramos a la basura alimentos como verduras y frutas, que aún pueden consumirse  y que nutricionalmente están perfectas para su consumo. Muchos de estos desperdicios se generan por falta de conciencia y conocimiento. 

Desde el año 2019, cada 29 de septiembre, se celebra a nivel mundial el Día de la Concienciación sobre las Pérdidas y el Desperdicio de los Alimentos (PDA), con el propósito de sensibilizar sobre la importancia de este grave problema, el que no sólo representan grandes pérdidas económicas, sino que afecta a la salud de las personas y del medio ambiente.

La pérdida de alimentos se refiere a cualquier producto alimenticio que se pierde en la cadena de suministros, desde su producción hasta que llega al mercado (plagas, transporte, empaquetado, otros) o por otras causas y procesos, como lo son la falta de infraestructuras, especialmente para los pequeños productores agrícolas. Ello debido a que cuentan con poca o nula capacidad de inversión, mercados concentrados y poco robustos, inestabilidad en los precios, incluso en ocasiones se eliminan cosechas completas para mantener los precios de mercado. 

El desperdicio, en cambio, se da cuando los alimentos son aptos para nuestro consumo (son nutritivos y seguros), pero se dejan dañar o son descartados por los consumidores o por los minoristas. Productos frescos como frutas y verduras son eliminadas en el proceso de selección, esto es por no cumplir con el tamaño, forma o color que el sistema de clasificación de calidad ha definido como “aceptable” para su comercialización. También puede deberse a las reglas de etiquetado, de fechas de caducidad rígidas o mal entendidas, a prácticas de almacenamiento, a una compra inadecuada o a una forma poco “sostenible” de cocinar los productos alimenticios. 

Según el último «Índice de Desperdicios de Alimentos 2021″ del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Británica sobre Residuos WRAP (Waste & Resorces Action Program), en el año 2019, se desperdiciaron 931 millones de toneladas de alimentos vendidos a hogares, minoristas, restaurantes, establecimientos escolares, y otros servicios alimentarios. Ojo que, de aquello, alrededor del 61 % de ese desperdicio se produce en los hogares. Estas cifras de desperdicio sugieren que el 17% de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura. 

Lo anterior, ocurre paradojalmente cuando más de 690 millones de personas sufren hambre, y cuando 3.000 millones de personas no pueden pagar una dieta saludable. En este escenario, se necesita apoyar a los consumidores para reducir el desperdicio de alimentos.

Por nuestra tarea y compromiso hemos sido convocados a aportar a la misión del Comisión Nacional contra las PDA, dirigido por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura (ODEPA), y hemos sido reconocidos por agencias internacionales apoyando nuestra tarea.

Uno de nuestros focos ha sido el enseñar el valor de los alimentos en espacios como universidades, colegios, institutos. A las familias, les mostramos de manera práctica una cocina que revalora sus alimentos, de tal forma que cada uno/a tenga un rol activo en este proceso de concienciación. 

El desafío es grande, te invitamos a ser parte de la solución, ¡Actuemos!