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Los cuatro jinetes del apocalípsis

Por Renato Segura, CERREGIONAL

 

Cuatro son los jinetes que definen el destino económico de los pueblos. El primer jinete monta el caballo blanco, símbolo del progreso y el bienestar de los hogares. El segundo, monta el caballo rojo, símbolo del individualismo y la búsqueda de concentración de la riqueza. El tercero, monta el caballo negro, símbolo del hambre y la pobreza. Y el cuarto y último jinete, monta el caballo amarillo que representa el subdesarrollo (estado terminal de los hogares que se caracterizan por la pasividad de sus miembros para aceptar su destino).

Durante los últimos 30 años de vida democrática del , ha sido usual encontrar en el sistema económico local a los jinetes montando los caballos blanco y rojo.

El masivo ingreso de los jóvenes a las instituciones de superior y el acceso a un laboral que les permitía acceder a muy por encima del promedio generó un mayor progreso y bienestar para una parte importante de los hogares del país. Es por ello por lo que, los datos duros de la economía registraban una mejoría evidente en diversos indicadores relacionados con pobreza e ingresos durante el período 1990 – 2017. En efecto, antes del inicio de la pandemia se encontraba en la categoría de desarrollo humano alto, con un índice de 0,851, el más elevado de América Latina y el Caribe.

Sin embargo, el jinete del caballo rojo tampoco paró en hacer su trabajo. El individualismo y la concentración de la riqueza llevaron al país a un estado que es socialmente insostenible. La OCDE en el año 2018 advertía que los ingresos del 20% de la población más rica son 10 veces mayores que los del quintil más pobre, siendo sorprendentemente mayor que el promedio de los países miembros. Finalmente, lo que se temía que ocurriera, ocurrió con una fuerza inusitada en octubre del año 2019.

El estado de la economía en el período post pandemia caracterizado por un fuerte incremento de la canasta básica de consumo, genera condiciones propicias para el ingreso del tercer jinete (ese del caballo negro). La canasta básica de alimentos aumentó en 18% durante los últimos doce meses. Esto significa que la línea de la pobreza ha golpeado con fuerza a muchos hogares del país y la región. Si a lo anterior se suma el término de los ingresos de emergencia de la pandemia, la situación económica está ahogando a mucho de los hogares, quienes, en la necesidad de mantener su calidad de vida, han vuelto a engrosar el listado de morosos en el sistema financiero. De mantenerse las condiciones económicas actuales, Chile corre el riesgo de sumirse en el subdesarrollo. Es decir, el ingreso del cuarto jinete del apocalipsis.

En este sentido, los agentes económicos deben ser capaces de dimensionar el crucial momento que vive nuestra economía. Las justas razones que originan la necesidad de cambio, no es excusa para cegar a quienes toman las decisiones. La realidad actual es muy distinta a las que existía en el período del estallido social. Se requiere pensar en el país y en la calidad de vida que heredarán las próximas generaciones. La grandeza de una nación no solo radica en su capacidad para generar cambios, sino también en tener la visión de reconocer el momento oportuno para materializarlos.