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La Central Unitaria de Trabajadores no descarta un nuevo reajuste antes del término del actual gobierno, lo que debe ir aparejado de otras dimensiones como la reducción de jornada. Los empresarios locales destacan que lo central es controlar la inflación.
El pasado mes de mayo en Chile el sueldo mínimo se ajustó al alza, pasando de $350.000 a $380.000. Y el pasado lunes 1 de agostó comenzó a aplicarse el segundo reajuste, por lo cual el salario mínimo pasó a ser oficialmente de $400.000. Además, esa cifra podría incrementarse a $410.000 en enero de 2023, pero sólo bajo un posible escenario: si la inflación a 12 meses en diciembre próximo supera el 7%.
Lo anterior fue catalogado como un muy buen punto de partida por parte de la presidenta de la CUT Provincial Concepción, Paola Zuñiga, para lograr superar la línea de la pobreza, lo que debe ir aparejado con otros tópicos en pos del bienestar del trabajador, como lo es la reducción de jornada laboral a 40 horas, sostuvo.
“El empresariado siempre tiene su mirada puesta en la productividad, pues bien, un trabajador bien pagado y con tiempo para dedicar al descanso y su familia es mucho más productivo”, enfatizó.
La dirigente, sin embargo, reconoció que estos $400.000 es lo mismo en valor real a lo que se tenía producto de la alta inflación, pero se mostró esperanzada en lograr un nuevo reajuste antes del término del actual gobierno de Gabriel Boric, esbozando que éste debería superar los $500.000, para lo cual es necesario ir estudiando los movimientos del mercado y de la economía chilena.
Control de la inflación
Desde la otra vereda, el presidente de la CPC Biobío, Álvaro Ananías, dijo que este reajuste tiene varias aristas: la primera tiene que ver con solucionar un problema que es la raíz y no la consecuencia.
“El ajustar el sueldo mínimo a raíz de la pérdida del valor del dinero que es la inflación, requiere más que subir el sueldo, necesita un control debido de la inflación. Mientras no controlemos la inflación los sueldos van a ir decreciendo en forma real y eso va a generar un problema. Por lo tanto, si bien es cierto que hay que ajustar el sueldo mínimo por una condición de necesidad de las personas, el problema de base es la inflación.
Lo segundo, agregó, es entender que en Chile son las micro y pequeñas empresas las que pagan el sueldo mínimo.
“Se debe evaluar el efecto que tendrá subir el sueldo mínimo en compañías o empresas que son muy pequeñas y en las cuales eso puede hacerlas dejar de operar. Es decir, subir el sueldo mínimo al final puede ser un problema que genera mayor desempleo. Por lo tanto, hay que ser súper cuidadoso en cómo ir ajustándolo. Tiene que haber un ajuste con respecto a la realidad, y efectivamente que las pymes puedan ir mejorando su condición”.
En sintonía con la CPC Biobío, se mostró el economista de la UDD, Carlos Smith, en el sentido que si bien hay un subsidio, implicará sí o sí un mayor costo para las pequeñas empresas que son las que, principalmente, pagan este tipo de salarios.
“Por lo tanto, esta mayor liquidez, presiona los precios al alza, aunque en menor medida que los IFE y otros instrumentos, pero igualmente se suma a una serie de propuestas del Ejecutivo que afectan poco, pero la sumatoria sí lo hace, teniendo efectos en la economía”.
Smith recalcó que desde que se aprobó la medida de reajustar el sueldo mínimo, los $400.000 ya ha perdido $11.000, entonces en términos reales será menos, que es el problema de la inflación. Pero no se trata de ir subiendo un poco más el sueldo mínimo, porque al final se entra en una espiral que lleva que cada vez el dinero valga menos.
“Ahí está el peligro”, advirtió Smith.
Desafíos
Acá se pueden identificar dos desafíos importantes, expresó la directora de posgrados de la USS, Karin Bravo. “Es ideal contar con un sueldo mínimo mayor, para garantizar a los trabajadores una compensación que cubra sus necesidades básicas de alimentación, vivienda, transporte, salud y educación, entre los más relevantes. Sin embargo, estos incrementos en el salario mínimo no sirven si la inflación del país sigue con una tendencia alcista, pues el efecto en términos reales será nulo. En el fondo, sólo se compensa con este incremento el alza en el costo de la vida. Por tanto, un segundo desafío para el gobierno de turno y el Banco Central, es volver a los niveles de inflación bajos y estables que se tenían hasta hace un año atrás. Sólo con un nivel de precios controlado, cualquier alza del sueldo mínimo tendrá un impacto real en los trabajadores”.
Respecto a las proyecciones, Karin Bravo dijo que hay que considerar que la inflación esperada por el BC para este año está en torno al 9,9% según el IPoM de junio. Por tanto, es altamente probable que el sueldo mínimo suba a $410 mil en enero de 2023, según la propuesta aprobada, sostuvo la académica.
“Para el año siguiente, la proyección de inflación baja en torno al 3%, por lo que eso ayudaría a que cualquier alza del sueldo mínimo sea mejor aprovechada y tenga un impacto real positivo en el presupuesto familiar, y no se trate de una mera compensación a la pérdida del valor de nuestra moneda”.