Ser buen pagador y ahorrador, además de un buen historial con otros instrumentos podría ser clave.
La llegada del open banking a Chile, que espera concretarse cuando se promulgue la futura Ley fintech, promete ser todo un hito para la industria financiera nacional. Hace pocas semanas se dio otro paso, luego de que la Asociación de Bancos (Abif), BancoEstado y FinteChile, firmaran un acuerdo marco para impulsar un sistema de finanzas abiertas en el país.
Y si bien son muchas las utilidades en el papel, ¿cómo beneficiará a las personas en la práctica? La clave estará en la información bancaria y financiera disponible de los usuarios, que facilitará el acceso a la “información positiva” de los clientes, y no solo a la negativa que tradicionalmente usan los bancos e instituciones financieras clásicas.
Delfina Peña, cofundadora y CRO de la startup de open banking Floid, explicó que “a nivel latinoamericano existe un modelo de evaluación financiera donde se suele imponer información negativa, afectando directamente a las personas que por alguna razón se encuentran ‘manchadas' en el sistema financiero. Si bien ya se está considerando la información positiva, aún se está lejos de la evaluación en países del hemisferio norte, donde el Open Banking ya está operando hace varios años”.
Tradicionalmente, para acceder a una cuenta corriente, crédito o financiamiento para una pyme, las instituciones usan cuatro elementos para evaluar si es arriesgado o no otorgar el producto: moras, renta, registro en Dicom y deudas activas. Sin embargo, permitir que las fintech, empresas de retail y otros bancos accedan a la información del usuario, también posibilita que factores como la liquidez, otros productos financieros, activos, inversiones y capacidad de ahorro entren en juego.
“El open banking facilitará encontrar un punto medio entre los sistemas tradicionales, y la nueva era de la data que se basa en información positiva de las personas y empresas. Eso permitirá tener un panorama 360º de quienes se estén validando y, lo más importante, es que se van a poder sumar personas que hasta el momento no tienen acceso, como trabajadores independientes, amas de casas, estudiantes, inmigrantes, entre otros”, agregó Peña .
Por lo mismo, la experta en finanzas planteó tres ejemplos de cómo el open banking facilitará el acceso a créditos e instrumentos financieros a las personas. El primero tiene que ver con ser un buen ahorrador, sobre todo porque considerando que la mayoría del mercado inmobiliario exige rentas superiores a los $2,5 millones para optar a créditos hipotecarios. Sin embargo, ser consistente en el ahorro podría ser clave para no abandonar el anhelo.
Delfina Peña afirmó que “a la hora de evaluar un crédito hipotecario, una fintech podría sopesar que, si bien una persona no cumple con la renta necesaria, sí tiene un registro consistente de ahorro en base a sus ingresos versus gastos.
Lo otro dice relación con contar con otros productos financieros, ya que, según explicó la ejecutiva, “el open banking permitiría a una institución confirmar el buen uso de una CuentaRUT, tarjetas vista virtuales o prepagos, lo que serán un indicador que esa persona tiene la educación financiera suficiente para administrar una cuenta corriente. Ese punto sería fundamental para integrar a trabajadores independientes, sin contrato de trabajo o que no cotiza”.
Lo último son las inversiones y activos. “No por estar en los registros de Dicom una persona no podría conseguir un crédito para pyme. Las instituciones contarán con otros elementos, como sus créditos vigentes, liquidez, activos e inversiones que se tengan, los que en su conjunto hablan mejor de un emprendedor que haber tenido una deuda”, cerró.