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Un 50% de las empresas ven “alto impacto” por reducción de jornada a 40 horas semanales

• Más allá de la postura antagónica de parte del sector productivo, analistas difieren en cuanto a sus efectos, estando la productividad y el bienestar de los trabajadores como factores gravitantes en la discusión. Mientras, el gobierno sigue entregando sellos a aquellas compañías que han acortado tiempo laboral voluntariamente.

 

De acuerdo a una encuesta realizada por la Cámara Nacional de Comercio (CNC), casi un 50% de las empresas ven un alto impacto de una eventual reducción de jornada semanal.

La consulta reveló también que un 74,5% de las grandes y medianas entidades ven un alto o mediano impacto de la medida, mientras que en el caso de las micro y las pequeñas empresas, se registran porcentajes levemente menores, de un 66% y un 68,7% respectivamente.

Para el abogado y socio de CBC Abogados, Pablo Cifuentes, reducir la jornada laboral a 40 horas semanales puede parecer una idea atractiva en un principio, por las ventajas que podría representar en términos de un mayor de la vida personal. Pero en los hechos, resulta algo sumamente complejo, por diversas razones, sostuvo.

“Por una parte, podría afectar los ingresos, ya que es altamente improbable que exista una disposición de los empleadores a pagar un mismo sueldo por una jornada menor, especialmente en aquellas empresas que deban aumentar sus costos contratando mayor personal para cubrir horarios que antes de la reducción de jornada tenían cubiertos con sus trabajadores”.

Y, añadió, podría repercutir en la productividad. Lo más esperable, dijo, es que se vea reducida en forma proporcional, al menos inicialmente y en tanto no transcurra un periodo de adaptación.

“En suma, esta medida que ya era compleja en 2017, cuando se ingresó a discusión un proyecto que la impulsaba, hoy resulta aún más difícil, debido a la creciente inflación, el aumento histórico del del dólar y la correlativa reducción del consumo, con lo que cualquier iniciativa en esta dirección debiera incorporar gradualidad en su aplicación, así como estímulos adicionales a la inversión, que se podría ver desincentivada”, estimó Cifuentes.

Revolución humana

Por su parte, el co fundador de Nawaiam, Horacio Llovet, estimó que el esfuerzo tiene que ver con una iniciativa mucho más grande que solamente bajar la jornada laboral. “Tiene que ver con un cambio que está sucediendo en el mundo. Hay una revolución humana, donde por primera vez vamos a tener el desafío post pandemia de discutir la reducción de la jornada horaria, que involucra más , más bienestar, más tiempo para la familia, más tiempo ocioso y empezar a ver el trabajo desde una distinta. Esto produce incomodidad para muchos sectores por el lado de cómo lo tengo que resolver, tengo que contratar a una persona más, cómo cubro estos horarios, etc., creo que ahí debe estar la creatividad de todos los sectores, el Gobierno incluido, de poder co crear en conjunto y armar una implementación parcializada para que de a poco vayamos recorriendo este camino”.

Para Llovet es importante tomar ejemplos de otros países del mundo, entendiendo que no es sólo Australia ni países del primer mundo los que han avanzado en reducir jornadas. Se debe entender, dijo, lo que es factible de implementar y lo que no y cómo replicamos estas buenas prácticas, tomando en cuenta que ya hay países que lo miden como un indicador de felicidad de las personas.

Llovet proyectó que habrá mucha discusión en la implementación, y aseguró que es tiempo para que todos los sectores se focalicen en delinear la puesta en marcha de esta que va en post del bienestar de las personas.

“Cómo todo cambio produce resistencia, también es deber del Gobierno motivar a que más empresas se quieran sumar a esto. Es fundamental que el Gobierno inspire, reconozca y premie a aquellas empresas que se empiezan a sumar, por ejemplo, bajar las cargas sociales, reducción de algunos puntos del IVA o lo que sea. Lo importante es cómo se motiva a la gente para que entienda que también trae un rédito distinto incorporar estos cambios. Generar políticas públicas para que las empresas se sumen no por obligación, sino por una decisión de cambio”, enfatizó.

Postura de empresarios y trabajadores de Biobío

Cabe recordar que, por parte del empresariado local, el presidente de la CPC Biobío, Álvaro Ananías, ha dicho que “el sector privado está mirando con atención y preocupación este tema. Mejor calidad de vida pasa por mejores empleos, por eso hay que analizar bien esta iniciativa, porque puede provocar desempleo, que es el peor de los escenarios”.

Mientras que por el lado de los trabajadores, la presidenta provincial de la CUT, Paola Zúñiga, dijo que “esto es un anhelo largamente esperado, para poder destinar más tiempo a la familia, el ocio y el descanso”. Sí se mostró preocupada por los posibles efectos adversos, y ejemplificó con una eventual acción por parte de empresarios que podrían eliminar turnos en empresas que funcionan con esta modalidad, generando despidos.

Sello 40 Horas

Mientras, el gobierno sigue impulsando el llamado Sello 40 horas para aquellas empresas que hayan reducido voluntariamente su jornada laboral semanal, las que a inicios de julio sumaban 17 entidades.

El abogado, Diego Messen, socio de Moraga CIA, este distintivo, evidentemente, entrega una presión al resto de las empresas que tienen que someterse a una adopción paulatina de reducir la jornada hasta las 40 horas.

“Se está hablando de que pareciera un tiempo prudente que fuera entre seis meses a dos años, y el hecho de que inmediatamente sea promulgada y entrada en vigencia la ley, ya hayan empresas que tengan este sello al cumplimiento de las 40 horas, pone una presión que creemos que es bastante indebida porque va a producir una divergencia y una diferenciación arbitraria a una empresa que debe adoptar este cambio de manera paulatina. Parece apresurado estar otorgando este tipo de sellos sin siquiera tener entrada en vigencia la ley”.