Alina Muñoz Rojas
Académica de Vinculación con el Medio
Universidad San Sebastián
Un estudio del Centro de Emprendimiento Social de la Universidad de Economía y Negocios de Viena (2021), destaca que pertenecer a una comunidad y vincularse con distintas redes para reforzar las motivaciones personales y profesionales de las y los emprendedores son valorados positivamente por más del 80% de quienes se dedican a ello.
En ese sentido, la pandemia ha favorecido un giro en la forma de comprender el emprendimiento, conduciendo a la transición de un modelo puramente productivo-competitivo a uno productivo–colaborativo, lo que ha sido movilizado por la evaluación de los niveles de sobrevivencia emprendedora durante los años más duros.
Se ha demostrado que, además del financiamiento y el apoyo económico a las MiPymes, las redes de colaboración y la asociatividad han sido las claves, elementos estratégicos que han favorecido la sobrevivencia del sector frente a un ecosistema altamente globalizado y competitivo.
Es fundamental aprender de la experiencia de otros, abrirse a mostrar las debilidades y errores cometidos y, sobre todo, reconocer en ese aprendizaje una oportunidad que favorecerá positivamente el desarrollo de la comunidad emprendedora. Pertenecer a una red facilitará el acceso a las oportunidades que se puedan gestar, pero también permitirá identificar las amenazas, los obstáculos y no repetir errores ya vivenciados por otros, en la búsqueda de la eficiencia y la eficacia.
Las MiPymes han aprendido que hoy más que nunca son importantes las redes sociales, y no solo las digitales.