Por Rodolfo Morales, country manager de Drivin.
Un número cada vez mayor de grandes empresas internacionales, así como nuevas empresas, compiten para desarrollar unidades móviles robóticas capaces de entregar pequeños productos, correos o comestibles de forma autónoma y rápida.
Estas unidades, llamadas Robots de Entregas de Última Milla -Last Mile Delivery (LMD)-, tienen diferentes tamaños, formas y modos de propulsión. Las manifestaciones incluyen drones voladores, vehículos terrestres no tripulados, robots con patas o incluso humanoides. Están desarrollados para hacer frente al último paso logístico del proceso de entrega; es decir, recorrer los últimos kilómetros hasta el cliente final.
La razón principal detrás de esta tendencia de inversión global radica en el hecho de que más del 50% del costo total de entrega logística de bienes se puede atribuir al proceso LMD. Además de los costos, hay varios otros argumentos convincentes que motivan el desarrollo de este tipo de robots. A continuación, analizaremos algunos aspectos:
Lo primero es seguridad y conveniencia, ya que los robots pueden equiparse con un sistema de inicio de sesión seguro, por ejemplo, un código de autenticación temporal, que otorga acceso solo al destinatario correcto. Otro elemento es la velocidad y eficiencia que tienen relación con la posibilidad de evitar el tráfico, así como compartir aceras con peatones o carriles para bicicletas, permite a los robots acortar el camino hacia el destino y reducir el tiempo de entrega.
El entorno juega un rol clave, pues los robots LMD tienden a ser pequeños. Esto significa que requieren considerablemente menos energía en comparación con las furgonetas de reparto más grandes. No utilizan combustibles fósiles para la energía lo que resulta más ecológico.
La calidad de entrega cuando los productos requieren transporte especializado, como alimentos o artículos delicados, se beneficiarán de la introducción de unidades de entrega personalizables. Los robots LMD son pequeños y no tripulados y pueden equiparse con compartimentos de almacenamiento ad hoc, por ejemplo, contenedores enfriados o acolchados, que aumentan la probabilidad de que los artículos se mantengan en buenas condiciones durante el tránsito.
Los robots LMD brindan a los minoristas la oportunidad de mejorar el servicio al cliente y diferenciarse de la competencia. No obstante, uno de los principales desafíos en el desarrollo de estas máquinas es el diseño de componentes de percepción robustos basados en IA. Los robots terrestres no tripulados, en particular, se enfrentan a problemas similares a los de los coches autónomos.
Necesitan localizarse en relación con su entorno con gran precisión y solidez; necesitan detectar marcas de carril, peatones y otros vehículos; y necesitan conducir con seguridad. La planificación del movimiento y la percepción basada en la visión son los aspectos más difíciles de dicha tecnología. Algunas empresas ya están realizando con éxito entregas activas utilizando robots móviles autónomos. Sin embargo, sus operaciones se limitan a pequeños entornos controlados y sólo en carreteras específicas, durante el día y con condiciones climáticas templadas.
Otro paso para lograr el éxito de las entregas en tiempo y forma, podría ser la implementación de un sistema de gestión de transporte, TMS, que gracias a su tecnología ayuda a las empresas a planificar, ejecutar y optimizar el movimiento físico de sus mercancías, tanto de entrada como de salida, y asegurarse de que el envío cumpla con las normas y documentaciones adecuadas.