• Expertos analizaron iniciativa del gobierno que necesita gradualidad. Productividad es clave.
La presentación del “Sello 40 horas”, una iniciativa del gobierno que busca reconocer a las empresas que han apostado por la reducción de su jornada laboral, revivió la discusión en torno a si Chile está o no preparado para reducir las horas de trabajo.
El proyecto va de todas maneras, pero tendrá gradualidad, algo clave para la adaptación de las empresas a este formato. El ministro (s) del Trabajo, Giorgio Boccardo, señaló que están analizando algunas fórmulas para la implementación.
Al respecto, José Francisco López, socio de López Valdés Abogados, señaló a TradeNews.cl que el proyecto de ley de las 40 horas viene a ratificar el tema de cómo los trabajadores concilian la vida familiar con la laboral y cómo se trabaja para vivir y no a la inversa.
“Hay una frase que han acuñado las personas mayores y que dice ‘darle vida a tus años y no años a tu vida'. Tiene que ver con abrir espacios para que las personas puedan compartir con sus familias, más que estar tantas horas trabajando. Avanzar hacia una jornada de 40 horas significa prácticamente ganarle a la semana una hora u hora media de trabajo menos para poder usarlo en compartir con la familia, estar más cerca de los hijos, compartir la crianza de una mejor manera”, apuntó.
Diferencia
Sumó que cuando se habla de productividad, “tendríamos que hacer la diferencia de productividad directa a una integral. Hijos bien criados y al lado de los padres, son hijos que el día de mañana van a ser trabajadores doblemente productivos. Van a ser hijos con menos problemas de los que existen hoy y, por ende, apuntaríamos claramente a una productividad integral de toda la sociedad”.
Asimismo, agregó que trabajadores con mayor ocio, ya sea para estudiar, para compartir en familia, para el desarrollo espiritual, o el descanso físico van a ser también trabajadores más productivos. Entender que una carga laboral muy alta atenta contra la rentabilidad al final del camino y también es entender que apuntamos en la dirección correcta al generar horas de trabajo menores, pero enfocados en mayor productividad.
López sumó que muchas veces la productividad no tiene que ver con las horas de trabajo que tiene un empleado en una compañía. Sino que tiene que ver con las inversiones en capacitación que hacen las empresas. ”Para mejorarla, los trabajadores y las empresas tienen que invertir en capacitación. No es lo mismo un trabajador administrativo que maneja como herramienta el Excel de manera bastante eficiente, al mismo trabajador que apenas sabe abrir el programa”, recalcó.
A la larga, si “uno hace la historia desde que se publican todas estas normas que les han generado derechos laborales a los trabajadores, por lo menos en Chile, y por el desarrollo que hay, por todo el trabajo integral y sistemático alrededor de todo nuestro mercado, siempre hemos mantenido una posición de mantener el mercado laboral. Es más, hemos tenido en algunos momentos cifras cercanas al pleno empleo o muy baja rotabilidad en torno a las contrataciones”.
Idea atractiva
Por su parte, Pablo Cifuentes, abogado socio de CBC Abogados, añadió que, de principio, reducir la jornada laboral a 40 horas semanales puede parecer una idea atractiva, por las ventajas que podría representar en términos de un mayor desarrollo de la vida personal. Pero en los hechos, resulta algo sumamente complejo, por diversas razones.
“Por una parte, podría afectar los ingresos, ya que es altamente improbable que exista una disposición de los empleadores a pagar un mismo sueldo por una jornada menor -especialmente en aquellas empresas que deban aumentar sus costos contratando mayor personal para cubrir horarios que antes de la reducción de jornada tenían cubiertos con sus trabajadores-; y por supuesto, podría repercutir en la productividad, que lo más esperable es que se vea reducida en forma proporcional, al menos inicialmente y en tanto no transcurra un periodo de adaptación”, apreció.
En suma, cree que esta medida que ya era compleja en 2017, cuando se ingresó a discusión un proyecto que la impulsaba, hoy resulta aún más difícil, debido al impacto económico de la crisis sanitaria y la creciente inflación, con lo que cualquier iniciativa en esta dirección debiera incorporar gradualidad en su aplicación, así como estímulos adicionales a la inversión, que se podría ver desincentivada.