Expertos analizaron el escenario que se viene ante la propuesta que presentará el gobierno de Gabriel Boric.
Es algo casi normal que cuando asume un nuevo gobierno anuncie una reforma tributaria o una modernización del sistema para financiar su programa y el próximo presidente Gabriel Boric y su ministro de Hacienda, Mario Marcel, ya comunicaron que harán algo importante al respecto, pero con diálogo con todos los sectores.
Será un proyecto prioritario para la nueva administración, pero ¿hacia dónde debe apuntar?, ¿podrá recaudar lo que se pretende?, ¿qué pasará con el déficit fiscal?
Para Cristian Muñoz, académico de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad del Bío Bío, de acuerdo a lo ocurrido en el segundo gobierno de Michelle Bachelet se intentó hacer una reforma tributaria bastante ambiciosa con la idea de aumentar los impuestos y la recaudación, pero lamentablemente, si bien crecieron los tributos, el ingreso no lo hizo y cayó. Por ende, no cree que este segundo intento por elevar vaya a ser mejor, particularmente por las condiciones para la inversión se ven más complejas respecto a 2014.
“La única forma de poder aumentar la recaudación es generando condiciones para que haya actividad económica y hoy con las incertidumbres de corto y mediano plazo nada hace pensar que crezcan las inversiones y, por ende, que los ingresos lleguen a sobre el 5% del PIB, como es lo que estima la reforma del futuro gobierno”, apreció el ex seremi de Hacienda en la Región del Biobío.
LOS RICOS
Además, el experto afirmó que políticamente es mucho más fácil plantear a la población que los impuestos van a ser pagados por los más ricos, cuando la realidad práctica ha señalado que al final los paga toda la población, porque los que tienen las grandes fortunas son las empresas, las que terminan traspasando a precios los mayores tributos que han de sostener. “Así el gran gasto público lo termina pagando la gente”, recalcó.
Lo otro clave es reducir el déficit fiscal, porque la situación a fines del 2019 y durante el 2020 y 2021, se fue en ayuda a la población a mantener los ingresos en pleno periodo de pandemia, lo que generó un déficit bastante alto del PIB, lo cual se financia con deuda, la cual se debe pagar a una tasa de interés alta.
A su vez, Renato Segura, director del Centro de Estudios CERREGIONAL, planteó que el futuro gobierno enfrentará un escenario complejo en materia de ingresos tributarios, toda vez que se prevé un fuerte ajuste a la moderación en la tasa de crecimiento económico, al menos durante los próximos dos años. En este sentido, los datos empíricos muestran que los ingresos tributarios netos presentan una alta correlación positiva con la actividad económica y una bajísima correlación con la mayor recaudación que se espera frente al aumento de los impuestos.
Sobre si es posible recaudar ingresos adicionales por 5% del PIB, el especialista piensa que es muy difícil. “Un ejemplo con datos duros, la reforma tributaria que incrementó el impuesto de primera categoría en el período 2010 al 2017, donde la tasa impositiva aumentó desde el 17% al 27% respectivamente, tuvo un bajo impacto en los ingresos tributarios netos. En el 2010 alcanzaban al 15,8% del PIB, llegando el 2017 al 17,1% del PIB. Estos resultados muestran que, un gran esfuerzo en materia impositiva lleva aparejado un resultado modesto en recaudación tributaria”, detalló.
REDUCCIÓN
Sumó que los mayores impuestos directos siempre (dejando afuera impuestos indirectos como el IVA gravan a los sectores más acomodados porque se nutren de las utilidades de la actividad económica (retenidas o distribuidas mediante dividendos), los salarios de los directivos principales que administran las empresas o las ganancias de capital que generan las nuevas inversiones. Sin embargo, cuando se reduce la actividad económica los flujos se reducen y por lo tanto se recaudan menos impuestos.
“También se propone aplicar impuestos al patrimonio de los más ricos. Esta idea tampoco garantiza una mayor recaudación toda vez que, en una economía abierta con libre movilidad de capitales, el stock de capital migra de acuerdo con las ventajas impositivas que ofrece el mercado financiero global”, subrayó.
Aparte, dijo que los países emergentes o en vías al desarrollo requieren una política fiscal responsable, lo que significa un déficit fiscal presente que pueda ser cubierto con superávit fiscal futuro (equivalencia ricardiana). Cuando los escenarios futuros son inciertos y con expectativas bajas o moderadas de crecimiento económico, es necesario ordenar la cartera fiscal para mantener un equilibrio macroeconómico que permita seguir avanzando hacia el desarrollo social y económico.
LA ESTRUCTURA
Mientras que Alejandro Alarcón, economista Universidad de Chile y director de CFC Capital, afirmó que aún no sabe cuál será la estructura de la reforma tributaria que llevará adelante el futuro gobierno, aunque espera que el próximo ministro de Hacienda, Mario Marcel, se preocupe de la recaudación y que no utilice impuestos populistas, que para lo único que sirven es para que la gente sienta alivio por los ricos.
Sobre si se podrá recaudar un 5% sobre el PIB, estimó que dependerá mucho de la estructura de impuestos, pues hay algunos que recaudan y otros no, como el “famoso a los ricos”, además de los números que dé el jefe de las finanzas públicas, pero prefirió no adelantarse si va a ser posible.
Otro punto que el experto considera clave es la reducción del déficit fiscal, el cual debería ser el mayor anuncia, porque “de lo contrario, no podremos indicar la trayectoria de la inflación hacia el rango meta. Lo que se necesita es anclar las expectativas de IPC”.
Finalmente, Alarcón recalcó que se debe establecer un programa con responsabilidad fiscal y eso Marcel lo sabe. “Sino no lo hace, no podrá ayudar al Banco Central a controlar la inflación, la que continuaría desanclada”, cerró.