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Personas mayores e inteligencia artificial

Lincoyán Fernández Huerta

Doctorando en Psicogerontología

Director de Kinesiología U. San Sebastián

 

Hace unos días, la Organización Mundial de la Salud emitió un comunicado sobre la importancia de la inteligencia artificial en el combate de enfermedades y la asistencia en temas de salud y bienestar, sin embargo, se vuelve relevante retomar el debate sobre cuáles son las brechas que actualmente presentamos para implementar, cada día, una nueva tecnología en el cuidado de la salud de las personas. 

En Chile, un 16% de los ciudadanos son mayores de 60 años, es decir, personas mayores. Para ellos la inteligencia artificial no siempre es una herramienta que garantice accesibilidad, sino que muchas veces puede transformarse, justamente, en una barrera adicional. Hoy se utiliza una clave única para todo trámite relacionado con el Estado de Chile; se han digitalizado los hospitales, clínicas, supermercados, farmacias, predominan las aplicaciones de entrega a domicilio e incluso el transporte funciona mediante aplicaciones móviles. Hace unos meses, en plena cuarentena, una persona de casi 80 años en la Región Metropolitana fue detenida a la entrada de un supermercado por no portar su salvoconducto. Sostuvo que “no sabía cómo sacarlo ni tenía internet para hacerlo”, afortunadamente, y mediado por el criterio del supermercado, pudo ingresar a comprar, sin embargo, esto levanta la pregunta de cuánto estamos haciendo para eliminar la brecha digital en un mundo que se llena de inteligencia artificial a velocidades estratosféricas. ¿Les hemos preguntado a las personas mayores cómo perciben la tecnología? ¿Tenemos alternativas para quienes prefieran una farmacia tradicional, una reserva de hora en ventanilla, o un resultado de examen en papel? ¿Hemos generado programas para incluir a nuestras personas mayores a un mundo que puede parecerles extraño? ¿Las hemos incluido en el debate sobre las tecnologías a disposición de la salud? Considero que se vuelve imperioso comprender la palabra inclusión desde todas las veredas disponibles y no solo desde las que generan mayor visibilidad pública, todo esto, para que el criterio no sea la única forma de salvaguardar la independencia de nuestras personas mayores.