Ingrese sus palabras clave de búsqueda y presione Entrar.

El componente masculino en los cambios históricos por la igualdad de género

Gracias a su lucha, a lo largo de nuestra historia, las mujeres lograron diversos avances en materia de derechos, pero ¿Hay registro de hombres que quisieron involucrarse en dichos procesos? y de ser así ¿Por qué? es lo que respondemos en la siguiente nota.

 

Desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la lucha de las mujeres por la igualdad de derechos poco a poco comenzó a tomar fuerza en nuestro país a raíz de las desventajas que ellas tenían frente a sus pares masculinos respecto a la vida política, cultural, económica y educacional. Pero en este proceso ¿los hombres alzaron la voz por la equidad en algún momento de nuestra historia? De ser así ¿Qué motivaciones había detrás de estas acciones?

Para entender mejor el contexto, Cecilia Morán, Doctora en Historia de la Universidad San Sebastián comenta que “La lucha de las mujeres como grupo comienza a tomar fuerza en el periodo de 1920 y 1930. Allí se unieron mujeres del sector popular, de los sectores medios emergentes y de las clases más altas”.

Por su parte Carolina Llanos, Magíster en Filosofía de la Universidad de Chile señala que el feminismo entendido como un movimiento político y social tiene una dimensión filosófica que tiene que ver con el “asentamiento de nuevas ideas y perspectivas  sobre cómo se va a configurar lo que es ser hombre y mujer en la sociedad. En toda la historia del movimiento social siempre va a estar en tensión conceptos como el patriarcado o por ejemplo,  la equidad” indicó Llanos.

Cecilia Morán

ALGO DE HISTORIA

De acuerdo a ambas expertas, si bien los hombres no son los protagonistas de estas transformaciones, tampoco quedan indiferentes. En esa línea es posible encontrar personajes masculinos clave en el recorrido que las chilenas realizaron para integrarse en el espacio público.

Comenzando por el siglo XIX, uno de las figuras que destaca es Miguel Luis Amunategui, quien marca un antes y un después en materia de educación. La historia se remonta a Isabel Le Brun y Antonia Tarragó, quienes se dedicaron a la dirección de escuelas secundarias para mujeres, mostrando en reiteradas ocasiones la intención de que las chilenas pudieran acceder a la educación superior, que para ese entonces tenía como eje principal a la Universidad de Chile. 

En 1872 Tarragó envió una solicitud para que las alumnas pudieran rendir exámenes que les permitieran ingresar a este tipo de espacios,  sin embargo, su petición no vio la luz hasta 1877 cuando Isabel Le Brun consiguió que el entonces Ministro de Justicia (durante el Gobierno de Aníbal Pinto) Miguel Luis Amunategui, promulgara un decreto que llevó por nombre su apellido y que se transformó en el inicio de la incorporación de las mujeres a la vida universitaria.

Carolina Llanos

NECESIDAD DE AVANCES

Pero la educación no fue la única área que sufrió cambios. En la política también surgieron voces masculinas que plantearon la necesidad de avances, particularmente en relación al sufragio femenino. Uno de ellos fue el parlamentario conservador, Abdón Cifuentes, quien abordó en un discurso emitido el 16 de agosto de 1865 la necesidad de conceder el derecho a voto a las mujeres como un asunto de justicia y desarrollo social.

Su postura fue tomada en 1917 por el diputado, (también conservador) Luis Undurraga, quien amplió esa defensa presentando un proyecto de ley de sufragio femenino que hizo hincapié en que mantener estos derechos solo para los hombres era contradictorio con la República Democrática que Chile se jactaba de tener. Pese al debate de esos años, el sufragio municipal femenino se promulgó finalmente en 1934 donde de 98 candidatas solo 25 fueron elegidas.

En lo sucesivo figuras como Elena Caffarena y Flor Heredia serían clave al proponer un proyecto de ley que abarcaba el sufragio universal e igualitario,  una propuesta que a pesar de contar con el respaldo del presidente Pedro Aguirre Cerda, fue rechazada por el congreso de la época (a inicios de la década de 1940)

Las organizaciones feministas como el Memch (Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile) y la Fechif (Federación Chilena de Instituciones Femeninas) continuaron ejerciendo presión para lograr la obtención del voto universal, lo que finalmente pudo ser concretado en el Gobierno de Gabriel González Videla, un 8 de enero de 1949 en una ceremonia realizada en el Teatro Municipal de Santiago que contó con la participación masiva de mujeres de todas las clases sociales.

Curiosamente, una de las ausentes de la ceremonia, precisamente fue Elena Caffarena quien no fue invitada por motivos políticos. “El voto lo consiguieron las mujeres después de 20 años de duras y sacrificadas luchas. Don Gabriel lo único que hizo fue cumplir con el trámite constitucional de promulgación”, señaló la dirigenta.

En adelante, las mujeres pudieron participar por primera vez de la elección presidencial de 1952, donde Carlos Ibáñez del Campo resultó electo.

DESDE LA HISTORIA Y LA FILOSOFIA

A ojos de Cecilia Morán, la participación de estos personajes fue importante en su momento para concretar las demandas de la época, sin embargo, destaca que, para un margen de tiempo de cerca de 100 años, el número de hombres que se compromete con estas causas es muy poco y guarda una raíz más bien asociada a intereses políticos.

“Es bien importante destacar tal como lo señala una historiadora, Javiera Errázuriz que en general cuando los hombres del siglo XIX y principios del siglo XX han apoyado la lucha femenina ha sido por intereses políticos y por eso uno encuentra liberales y conservadores respaldando estas demandas” destacó Morán, quien en esa línea agrega que el hecho de que el electorado femenino tuviera una tendencia electoral más bien conservadora suscitó el apoyo de dicho sector político.

Carolina Llanos, señala que “claramente hay una participación de los hombres, pero esta participación siempre se da desde mover un cerco. Podemos hablar de cómo han sido reactivos frente a ciertos hitos de empoderamiento femenino, los avance que ha generado el feminismo siempre ha tenido que ver que las mujeres han ganado un espacio que han tenido que pelear, entonces no es como que los hombres digan en primera instancia vamos a hacer este proceso, del mismo modo que no se puede generalizar a todas las mujeres, sino que se debe hablar desde el movimiento feminista”.